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Síntomas de acorralamiento

El gobierno de López Obrador se siente acorralado y ya no saben cómo seguir ocultando lo inocultable. | Leonardo Martínez Flores

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Escrito en OPINIÓN el

Este sábado 27 de marzo en la noche la Associated Press publicó una nota indicando que el gobierno de México había soltado discretamente un reporte oficial en el que reconoce la existencia de un exceso muy importante de mortalidad durante la mayor parte del periodo que cubre a la pandemia. La noticia es relevante no por los rangos de las cifras publicadas (ya los conocíamos) sino por lo que representa: el gobierno de López Obrador se siente acorralado y ya no saben cómo seguir ocultando lo inocultable.

Acostumbrados a mentir sistemáticamente y sin recato alguno, López Obrador y su equipo han sido finalmente alcanzados por la fatalidad prescrita en la famosa frase de Abraham Lincoln, cuya traducción libre va más o menos así: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”. Gracias al empeño de López Obrador, el desengaño crece todos los días y va alcanzando a cada vez más personas que lo apoyaban pero que en el fondo de su ser ya se dieron cuenta, a pesar de sus pesares, del engaño y de la simulación de la que fueron objetos.

La nota en comento se refiere a la existencia de un subregistro muy importante en el recuento oficial de los muertos por covid-19. El gobierno de López Obrador tuvo que reconocer que hasta ese día siempre no llevábamos los 201 mil fallecidos que ellos mismos habían confirmado un día antes, sino que la cuenta oficial ya se encontraba entre los 294 mil y los 500 mil muertos.

La amplitud del rango se debe a que, como lo explicó a los medios uno de los miembros de la Comisión para la Atención de la Emergencia de covid-19 de la UNAM, no hay manera de saber bien a bien a cuánto asciende el subregistro debido a la confusión y a las imprecisiones arrastradas en todos los reportes oficiales. Eso ya lo sabíamos también, pues ha sido parte de la estrategia de manipulación de la información aplicada por este gobierno durante toda la pandemia. 

Y esto no lo digo gratuitamente. Recordemos por ejemplo lo que tuvo que reconocer López-Gatell en una entrevista que le hizo un medio extranjero en abril de 2020. Ante el acorralamiento del reportero, no le quedó de otra que reconocer que el número de casos confirmados que publicaban las autoridades de salud no correspondía a la realidad. En ese momento habló de un factor de ajuste o expansión que aplicaban en su malogrado modelo centinela para estimar el número real de casos de infección, y un poco después afirmó que el factor de ajuste era de 8, es decir, que había que multiplicar por 8 el número de “casos confirmados” para obtener el número real.

Varios académicos trataron de corroborar ese dato y encontraron que el factor mencionado por Gatell estaba errado porque que había sido obtenido relacionando cantidades con fechas distintas. El propósito era claro: ocultar el verdadero factor, que era de alrededor de 30, para reducir artificialmente el número estimado de infectados.   

El 4 de junio de 2020 mencionaba yo en esta columna que como la estrategia gubernamental era manipular los datos y privilegiar la opacidad, habría que seguir multiplicando por 30 los números estimados de casos confirmados y por 2, 3 o 4 los números estimados de muertes para acercarnos a las cifras reales. El factor implícito en el reporte oficial de fallecidos de este sábado 27 de marzo de 2021 es de alrededor de 2, pero varios académicos y analistas que han estado analizando los datos oficiales creen que un factor de 3 es más apegado a la realidad. Eso significa que es muy probable que, al día de hoy, llevemos alrededor de 600 mil fallecidos.

A nivel mundial, esa cifra escalofriante nos colocaba este 29 de marzo de 2021 en el país con más muertos por covid-19 y por añadidura en el país con el peor manejo de la pandemia en todo el mundo. Según Our World in Data, para esa fecha Estados Unidos acumulaba 550 mil muertes y Brasil 313 mil en números absolutos. Pero si se toma en cuenta el tamaño de las poblaciones, entonces las tasas de mortalidad por cien mil habitantes son de 1.7 para Estados Unidos, de 1.5 para Brasil y de 4.5 para México (tomando como referencia a esos 600 mil fallecidos).

La mitomanía de los López Obrador y López-Gatell ha engañado a muchos ingenuos, pero en el país la masa de los desengaños sigue creciendo. A nivel internacional todo indica que la opinión que se tiene de López Obrador es más homogénea y más apegada a la realidad, pues se le suele ubicar consistentemente en el grupo de los demagogos populistas junto con personajes como Trump y Bolsonaro. 

El efecto de ambas tendencias, la interna y la internacional, se empieza a manifestar mediante la aparición de algunos síntomas de acorralamiento. Uno fue el reconocimiento del importante subregistro de muertes por covid-19, pero otros dan muestras de una pérdida grave de conexión con la realidad y el desvanecimiento del sentido de los límites. Eso lleva a que las mentiras sean cada vez más burdas y grotescas, y a que la situación general del país siga empeorando.

Visto en perspectiva esas reacciones no harán sino acelerar el descrédito de López Obrador y la desazón de millones de mexicanos. Pero lo más lamentable es que el costo del pésimo manejo de la pandemia es y seguirá siendo enorme y escandaloso para la sociedad mexicana. Lo acabaremos pagando todos durante años y de muchas maneras, con más millones de pobres, más desigualdades, más violencia y más problemas de salud física y mental. Ninguna de las crisis anteriores de los siglos 20 y 21 nos había llevado a este estado de infortunio.