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¿Sí o no al #VotoElectrónico?

El voto electrónico para las elecciones en México es necesario y urgente. | José Antonio Sosa Plata

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Escrito en OPINIÓN el

El Instituto Nacional Electoral (INE) ha realizado ya tres simulacros del Sistema de Voto Electrónico por Internet que utilizarán las y los mexicanos residentes en el extranjero. De acuerdo con la información proporcionada por las autoridades electorales, los resultados han sido positivos y se utilizará como medio de participación el próximo 6 de junio en las 11 entidades que permiten el sufragio desde el extranjero.

Con una lista confiable de electores, el sistema ha sido sometido a auditorías académicas y profesionales para que la logística y modelo de organización funcionen con seguridad y eficiencia. Los datos de las y los participantes estarán encriptados y no existe duda de que se mantendrá la secrecía del voto. Se trata, aseguran los consejeros, de un medio de interacción tecnológico “simple y sencillo, tal y como se recomienda en las mejores prácticas de este tipo de plataformas”.

Si todo sale conforme a lo planeado, las y los ciudadanos residentes en el extranjero podrán votar desde su computadora o dispositivo para las gubernaturas de Baja California Sur, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas.  También por una diputación migrante para la Ciudad de México y una diputación de representación proporcional para Jalisco.

Por si no lo leíste: Concluye exitosamente Tercer Simulacro del Voto Electrónico por Internet. Central Electoral INE, 6 Febrero 2021.

La experiencia del voto electrónico en nuestro país no es nueva. Varios estados y la CDMX la han puesto en práctica desde 2005, pero los esfuerzos han sido casi imperceptibles y, por lo tanto, poco significativos. La desconfianza se ha terminado por imponer, no obstante que se han puesto a prueba —además— otros mecanismos electrónicos de participación como sucede sin problema y, desde hace muchas décadas, en las democracias más avanzadas.

Es curioso y paradójico que los estudios de opinión demuestren que la mayoría de las y los ciudadanos estén de acuerdo con el uso de los recursos tecnológicos. Lo que no resulta aceptable en los tiempos de crisis que estamos viviendo es que aún son demasiados los personajes políticos que, por su inseguridad a lo que podrían hacer los adversarios, sigan dando la espalda a la innovación y a las innegables facilidades que hoy nos otorgan las nuevas tecnologías. No se puede hablar de transformación si en este proceso de cambio no se moderniza, en serio, nuestro sistema electoral.

También puedes ver: Fernando Díaz Naranjo. "El voto electrónico en México", Opinión La Silla Rota, 11 Marzo 2020.

Por supuesto que existen riesgos de diversa índole con la puesta en marcha del voto electrónico. Claro que un sistema basado en la tecnología puede ser comprometido, al tener la posibilidad de realizar fraude o la violación de la privacidad de las y los electores. Pero también es cierto que existen los mecanismos para impedir que todo esto suceda.

El desarrollo de un modelo robusto, seguro, confiable y certero es posible. Con base en la experiencia internacional, hoy sabemos cuáles son las características que se deben lograr: simplicidad, exactitud, privacidad, anonimato e integridad, entre otras. Además, se sabe cuáles son los recursos que se deben utilizar y las acciones de comunicación que se deben llevar a cabo para reducir los niveles de incertidumbre y desconfianza de la ciudadanía.

Consulta: Francisco Rodríguez-Henríquez. "El voto electrónico". México, Revista Avance y Perspectiva, Cinvestav, 5 Marzo 2018.

Las auditorías y la transparencia son los dos ejes sobre los que debe estar apoyado el sistema de voto electrónico. Pero eso no es todo. Si consideramos las ventajas que aporta esta herramienta, no solo bajarán los enormes costos que hoy tiene nuestra democracia, sino que se estarían reduciendo muchos de los elementos que generan tensión el mismo día de las elecciones. Es el caso de la velocidad con la que se pueden difundir y revisar los resultados ante la duda o inconformidad.

Muchos años nos ha llevado en México construir instituciones sólidas para dar certeza, legitimidad y legalidad a las elecciones. Sin embargo, los avances se han visto obstaculizados por algunas reformas a la legislación que han representado nuevos retos para consolidar el sistema electoral moderno que merecemos. La lista de temas pendientes es grande y requiere de soluciones efectivas para las elecciones presidenciales de 2024.

Te puede interesar: Alfonso Ayala Sánchez. El voto electrónico en el mundo. México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, LXII Legislatura del H. Congreso del estado de Veracrz, 2012.

El alto costo que tienen las elecciones, el clientelismo electoral, la poca importancia que se ha dado a la formación de liderazgos y cuadros profesionales, los métodos de ciertos procesos de selección de candidatos y candidatas, la saturación informativa y el fenómeno conocido como spotización son algunos ejemplos de las debilidades que aún tiene nuestra legislación electoral. A esta lista no podemos ni debemos agregar la carencia de un sistema de voto electrónico, ya que eso significaría un retroceso inaceptable y peligroso.

Si las razones anteriores no fueran suficientes, debemos considerar que la tecnología puede ser un gran aliado. No solo para ayudar a resolver la crisis provocada por la pandemia del coronavirus. También para hacer frente a la larga crisis económica que aún nos espera. Las decisiones tomadas en México y el mundo para apoyar con tecnología los programas de educación en todos los niveles y hasta los planes de vacunación demuestran que sí es posible dar el paso, a pesar de los contratiempos que se presenten.

Entérate: Voto Chilango. Regístrate y participa desde el extranjero en las próximas elecciones. Instituto Electoral Ciudad de México (IECM).

El voto electrónico no será factor que detenga el proceso de despolitización en el que están inmersas la mayoría de los países democráticos. Tampoco resolverá la crisis de partidos, de credibilidad y de liderazgos políticos que se generó desde finales del siglo pasado. Sin embargo, sí tiene el potencial de mejorar la calidad de nuestra democracia.

Es un hecho que poco se avanzará con este tema en las Elecciones 2021. La inercia que lleva el proceso y la resistencia de algunos grupos de poder impedirán el giro de 180 grados que se requiere, aunque se trate de una opción viable y factible si la pandemia no cede. Lo que no debemos permitir es que el voto electrónico esté al margen de la nueva cultura democrática que exige el nuevo escenario político nacional.

Recomendación editorial: Néstor García Canclini. Ciudadanos reemplazados por algoritmos. Alemania, CALAS, Universidad de Guadalajara, Bielefeld University Press, 2020.