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Sí es posible recuperar la paz

Desde el Observatorio Nacional Ciudadano estamos dispuestos a construirlo con aquellas autoridades que asuman seriamente su trabajo de servirle a la sociedad. | Francisco Rivas

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Escrito en OPINIÓN el

Mi vida profesional inició hace casi 20 años impulsando proyectos que permitiesen una segunda oportunidad a los reos y sus familias del penal de Ucciardone ubicado en Palermo, Italia, tratando de incorporar al mercado legal y formal a todo un grupo familiar que había vivido excluido de la legalidad.

Eran los años de La Primavera de Palermo, los años de la reacción de instituciones y sociedad a la violencia devastadora de la Mafia, a la marginación y al deterioro social ocasionados por la corrupción, que llevaron a centenares de miles a cerrar filas en favor de un Estado de Derecho.

20 años después, Palermo fue elegida para este año como la Capital de la Cultura Italiana. En las calles que veían diariamente por lo menos un homicidio, se suman iniciativas de toda naturaleza en favor del arte y la cultura. En la plaza frente al Palacio de Justicia, donde entre los 80 y 90’s se encontraba fijo un tanque de guerra y vehículos blindados, niños juegan. En inmuebles que fueron propiedad de la Mafia, trabajan organizaciones civiles y del Estado, en contra de la delincuencia organizada.

Aún más, en los primeros años de la década de los 90’s, la tasa anual de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes era de 65 (equiparable a la tasa que en 2017 tuvo Ciudad Victoria que fue de 63); secuestro y extorsión presencial eran mecanismos comúnmente utilizados por la Mafia para amedrentar a la ciudadanía, y los atentados perpetrados con bombas eran frecuentes.

Hoy la tasa anual de homicidio doloso es de 1.5 por cada 100 mil habitantes (en 2017 la tasa de Mérida fue de 2), no ha habido un sólo secuestro desde 1997 y la extorsión presencial ha sido reducida de manera significativa.

Mérito de un trabajo en conjunto entre ciudadanos y autoridades quienes, a veces por caminos paralelos, a veces por caminos convergentes, decidieron que era inaceptable vivir tales condiciones de violencia.

Participación civil e institucional

La participación civil trascendió el repudio, en una ciudad donde la delincuencia organizada había controlado todas las interacciones entre Estado y ciudadanía –desde un permiso de construcción, hasta una contratación-, entre Iglesia y ciudadanía, entre empresas y ciudadanos, la gente se autoprotegió. En los comercios rechazó el servicio a los mafiosos, en caso de extorsión presencial generó cadenas humanas para proteger a las víctimas, generó grupos de ciudadanos que acompañaban a denunciar a las autoridades. En resumen, hechos y no sólo indignación, autoprotección sin armas y en pleno respeto de la ley.

Por su parte, las instituciones también hicieron su trabajo, se aprobaron una serie de reformas jurídicas que permitieron a procuradores y magistrados hacer más efectiva la lucha contra la Mafia, se depuraron instituciones y generó confianza en la ciudadanía.

Un aspecto clave fue la protección de víctimas y testigos, así como el uso de los colaboradores del Estado -mafiosos detenidos que optaban por brindar información clave para las investigaciones, a cambio de reducción de penas-.

Destacable es que incluso entre los críticos más duros de las autoridades, reconocen que, sin el trabajo de policías, fiscales y jueces, el esfuerzo ciudadano hubiese sido nulo. De igual forma, hay un entendido entre las autoridades, que sin la participación activa y comprometida de los ciudadanos, su trabajo no hubiera podido generar los mismos resultados.

Estas declaraciones no son percepción, se sustentan en el primer movimiento social contra la Mafia, un movimiento campesino que inició a finales del siglo XIX y concluyó en los años 50 del siglo XX, que no logró progresar debido a que los ciudadanos que dieron su vida en esta lucha, fueron abandonados por el Estado.

¿Qué podemos aprender?

Si bien, la complejidad de un caso nacional es mayor a la de una problemática estatal ¿qué podemos aprender para el caso mexicano?

·         No existe poder invencible, con un programa claro que incluya a los diferentes actores sociales, es posible romper con los poderes fácticos.

·         El Estado necesita a los ciudadanos, de la misma manera que los ciudadanos al Estado, si uno de los dos no actúa, hay una alta probabilidad de fracaso.

·         Debe haber depuración real de las instituciones.

·         Los delitos se deben sancionar conforme a la ley, nadie puede estar por encima de la ley, al tiempo que el Estado no se puede vengar de los ciudadanos.

·         La autoprotección ciudadana no implica el uso de armas, los ciudadanos pacíficamente podemos construir comunidad y Estado de Derecho.

·         Transformar una ciudad requirió de casi 3 décadas, no fue una sola acción la que generó el cambio, fue toda una serie de programas articulados. No hay soluciones mágicas.

·         Avanzar es lento y progresivo, no se puede soslayar en el esfuerzo porque los avances se pueden perder fácil y rápidamente.

Sí es posible recuperar la paz, sólo se requiere un trabajo serio que involucre a los diferentes actores. Desde el Observatorio Nacional Ciudadano estamos dispuestos a construirla con aquellas autoridades que asuman seriamente su trabajo de servirle a la sociedad.

La propuesta de seguridad mantiene los mismos errores

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