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¿Será posible otro pacto?

¿Quién será el valiente, capaz de trascender el interés del proceso electoral de 2015, para colocar por encima de todos esos intereses, el interés primordial de combatir la inseguridad, la violencia, la impunidad, la corrupción y los gobiernos fallidos?

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Escrito en OPINIÓN el

No hay duda que la crisis de seguridad, impunidad y corrupción que se vive en México, debe ser atendida de inmediato.

 

No hay duda que sin atender esas tres variables –seguridad, impunidad y corrupción-, la suerte de las grandes reformas que surgieron del Pacto al arranque del gobierno de Peña Nieto, es incierta.

 

Es decir, que de poco servirán en los hechos.

 

Tampoco existen dudas de que el hartazgo social por la violencia, el crimen, la inseguridad, la impunidad y la corrupción, ha llegado a su límite, y que hoy son muy pocos los ciudadano que creen en las instituciones.

 

Y nadie, en su sano juicio, estaría en contra de la tesis de que es urgente un cambio en la percepción de los tres órdenes de gobierno, ante la desconfianza generalizada en los resultados de gobiernos y gobernantes.

 

Es decir, que son muchos los mexicanos que no le creen nada al gobierno, sea municipal, estatal o federal.

 

Por eso, tampoco hay duda de que una de las mejores herramientas para superar la emergencia que desfonda la gestión de Enrique Peña Nieto, es apelar a una nueva generación del Pacto por México.

 

Dicho de otro modo, que la mejor fórmula hasta hoy conocida por la clase política mexicana –para resolver los grandes problemas nacionales- es la del Pacto; el concurso civilizado de las principales fuerzas políticas y el gobierno, en un objetivo común.

 

Sin embargo, parece imposible, si no es que descabellado, que en las circunstancias actuales los tres principales partidos políticos puedan pactar un nuevo acuerdo nacional, para combatir la violencia, la inseguridad, a los cárteles criminales, la impunidad y para devolver a la normalidad a amplios segmentos del territorio nacional.

¿Por qué es muy difícil un nuevo pacto?

 

La respuesta se resume en una palabra; elecciones.

 

Todos saben que de manera formal el proceso electoral de 2015 ya arrancó. Todos saben que están en juegos miles de puestos de elección popular, entre ellos nueve gobiernos estatales, la Cámara de diputados, la ALDF, las 16 delegaciones de la capital del país y miles de alcaldías y diputaciones locales.

 

Está en juego la razón de ser los políticos, de los partidos y de la política; el poder.

 

Y frente a este magnifico obstáculo, ¿quién será el valiente, capaz de trascender el interés del proceso electoral de 2015, para colocar por encima de todos esos intereses, el interés primordial de combatir la inseguridad, la violencia, la impunidad, la corrupción y los gobiernos fallidos?

 

La responsabilidad primera es, sin duda, del presidente Enrique Peña Nieto. Pero luego se traslada a los líderes de los partidos. En el caso del PRI no hay ningún problema, pues el presidente mantiene el control de su partido.

 

El problema está en otro lado.  Está en el PRD y en el PAN. ¿Por qué?

 

Porque para impulsar un nuevo pacto, tanto el partido de la izquierda como el de la derecha no están en su mejor momento; sus respectivos líderes están siendo severamente cuestionados y su legitimidad, igual que el horno, no está para bollos.

 

Por eso la pregunta, ¿será posible otro pacto? Al Tiempo.

 

@RicardoAlemanMx