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Seguridad Nacional estilo Trump. Parte 2

La NSS se sustenta en el U.S.-centrismo, donde el virtuosismo estadounidense se ve amenazado desde el exterior

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Escrito en OPINIÓN el

En esta segunda entrega comentaré lo más relevante de los Pilares 3 y 4 de la Estrategia de Seguridad Nacional (NSS por sus siglas en inglés) de Donald Trump.

Lee: Seguridad Nacional estilo Trump. Parte 1

Preservar la paz a través de la fuerza


Las tres ideas imperantes en esta sección de la NSS son el reconocimiento de que existe una gran competencia de poder con China y Rusia; que Irán patrocina el terrorismo; y la amenaza que representa Corea del Norte para Estados Unidos, lo que en su conjunto conlleva la justificación de fortalecer primordialmente a las fuerzas armadas estadounidenses.

Esta sección inicia con una declaración que no deja dudas sobre la perspectiva de Trump de los objetivos rusos y chinos, y lo que podría estar en juego en el escenario internacional: “China y Rusia quieren dar forma a un mundo contrario a los valores e intereses de Estados Unidos”.

Si se considera que en la última década Rusia ha resistido el avance de la hegemonía Europea en su zona de influencia y que China ha presionado a sus vecinos para obtener una ventaja en el Mar del Sur de China, hace sentido la afirmación de que “China y Rusia comenzaron a reafirmar su influencia a nivel regional y global… están impugnando nuestras ventajas geopolíticas e intentando cambiar el orden internacional a su favor”.

Pese a considerar a Rusia y China adversarios, la narrativa de la NSS indica que la administración Trump tiene la intención de mantener abierto el diálogo con estos países para evitar errores de cálculo y fortalecer una estabilidad estratégica, así como para considerar nuevas medidas de control de armas. En este sentido, habrá que estar pendiente de la disposición de la administración Trump, por ejemplo, a la extensión de un nuevo Tratado START, sobre reducción de armas nucleares estratégicas, cuya fecha de caducidad es el año 2021.

La NSS deja entrever a los gobiernos de Irán y de Corea del Norte como el flagelo del mundo, pues estos países violan los principios de los estados libres y civilizados, y advierte que “cuanto más ignoremos las amenazas de los países decididos a proliferar y desarrollar armas de destrucción masiva, peor se tornarán esas amenazas y menos opciones defensivas tendremos”. Este lenguaje, junto con la declaración de que Pyongyang busca la "capacidad de matar a millones de estadounidenses con armas nucleares", prejuzga la inminencia de una amenaza letal de Corea del Norte para Estados Unidos, mientras que en el discurso Norcorea mantiene una posición menos ofensiva.

Como parte del ejercicio de evaluación estratégica que implica el documento, se admite que “La difusión de armas precisas y económicas y el uso de herramientas cibernéticas han permitido a los competidores estatales y no estatales dañar a Estados Unidos en… lo que hasta hace poco era el dominio de Estados Unidos… sin recurrir a armas nucleares… La disuasión debe extenderse a todos estos dominios y debe abordar todos los posibles ataques estratégicos”. 

Esta sugerencia de que la disuasión debe extenderse al ciberespacio plantea al momento una serie de retos cuyas soluciones parecen sacadas de la ciencia ficción, pues implica delimitar con precisión, en principio, qué es una amenaza en este ámbito, cuáles son los “daños” (tangibles o intangibles), cuáles serían las características de estos actores (individuos, organizaciones, estados) y cuáles serían las medidas de disuasión. Todo el conjunto de interrogantes que esto entraña representa un desafío al derecho internacional, pues esta narrativa equipara los ataques cibernéticos con los convencionales y económicos, a los que se reacciona con acciones claras y contundentes, que se justifican en el entramado jurídico/político que rige las actuales relaciones internacionales.

Desde la perspectiva del realismo político más tradicional puede considerarse que la NSS no refleja un orden preciso sobre las prioridades militares estadounidenses. Sin embargo, reconoce que el avance tecnológico y un número significativo de efectivos capacitados para enfrentar todo tipo de contingencia militar lo mantendrá a la cabeza del ámbito militar a nivel internacional. Al respecto, señala que “Estados Unidos debe restaurar su capacidad innovadora, restablecer la disposición de sus fuerzas para una guerra y aumentar el tamaño de la fuerza para que sea capaz de operar a una escala suficiente y una amplia duración para ganar en distintos escenarios”. En este sentido, hay que tener en cuenta que la administración Trump propuso una polémica reforma fiscal que recientemente aprobó el congreso estadounidense y cuyos recortes de impuestos podrían significar un aumento en el déficit presupuestal federal, lo que a su vez trae a la mente el problema de hacer sostenible el nivel de gasto del propuesto para defensa, cuyo monto se elevó 9% en 2018 con respecto a 2017.

Aumentar la influencia estadounidense


La retórica y contradicción son constantes en esta parte de la NSS. Con la afirmación “No vamos a imponer nuestros valores a los demás. Nuestras alianzas, asociaciones y coaliciones se basan en el libre albedrío y los intereses compartidos”, pareciera que la administración Trump renuncia a imponer el American way of life a las naciones distintas. En su lugar, busca mantener los lazos ya existentes con los que deberían ser sus aliados naturales, es decir, todos los países que comparten los valores Occidentales de democracia, libre mercado y respeto a los derechos humanos.

Por otra parte, el texto señala que “Estados Unidos continuará liderando el mundo en asistencia humanitaria”, pero las acciones presupuestales van en sentido opuesto. Basta recordar que el Congreso estadounidense autorizó recortes a los recursos económicos destinados a asistencia humanitaria, que pasaron de 8 mil millones de dólares en 2017 a 5 mil millones en 2018. Algo similar se refleja con la idea de “apoyar a la seguridad alimentaria y los programas de salud que salvan vidas...”, la cual parece contradecir la retirada de Estados Unidos del Programa Global de Agricultura y Seguridad Alimentaria, un esfuerzo multilateral que ha demostrado ser una contribución exitosa en la reducción del hambre en África.

Se podría decir que la NSS en su conjunto se sustenta en el U.S.-centrismo que caracteriza al gobierno del presidente Trump, en donde el virtuosismo estadounidense sólo se ve amenazado desde el exterior. En términos de seguridad tradicional el documento identifica claramente objetivos e integra las acciones y propuestas que a lo largo de 2017 ha desarrollado el gobierno estadounidense. Sin embargo, la falta de detalle táctico y operativo en la mayorías de las acciones prioritarias identificadas en el texto, sin duda forman parte de la estrategia de difusión de la propia NSS.

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