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Seguridad humana, mayores desafíos

Estamos atravesando por circunstancias que requieren de solidaridad y una reorientación de nuestras prioridades

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Escrito en OPINIÓN el

A la memoria de las personas fallecidas por el sismo del pasado

19 de septiembre, con dolor y solidaridad 

Los embates de la naturaleza, en los últimos días, nos han recordado con furia lo frágiles que somos los seres humanos y los enormes riesgos a que estamos expuestos de manera cotidiana. La seguridad humana está en peligro constante. Es una enorme paradoja que mientras avanza a pasos agigantados el desarrollo tecnológico y científico al mismo tiempo somos más vulnerables.

Esta situación es producto, en parte, de la afectación a la naturaleza, del daño cotidiano a nuestro medio ambiente y a la falta de conciencia ecológica, pero también deriva de que un gran número de nuestras edificaciones o estructuras urbanas no son adecuadas para los peligros que entrañan los movimientos sísmicos tan fuertes como los que se han sentido en los últimos días.

Si bien los terremotos no avisan con tiempo cuando ocurrirán, y las alertas sísmicas, como aconteció en la Ciudad de México el pasado 19 de septiembre, no tienen la precisión debida, es una realidad que sigue habiendo construcciones que no se apegan a los requerimientos arquitectónicos y a la normatividad correspondiente para soportar terremotos de la magnitud del que ocurrió esta semana. No hay mano firme para evitar que sigan siendo habitados esos inmuebles riesgosos. Esta situación se presenta por negligencia, irresponsabilidad y corrupción oficial, situaciones que derivan en muerte y daños cuantiosos.

Es necesario que las políticas públicas y la actuación gubernamental gire en torno a la seguridad humana, porque ha quedado de manifiesto que no estamos todavía lo suficientemente preparados para soportar las amenazas de la naturaleza, ni tampoco hemos cuidado nuestro entorno. Sigue habiendo asentamientos humanos en áreas de riesgo, en laderas, en montañas, cerca de los cauces de ríos, todos los cuales representan un riesgo inminente. El reto es cómo satisfacer la demanda de vivienda popular sin poner en riesgo a la población que, muchas veces, ante su necesidad apremiante de vivienda invaden esas zonas que después presentan afectaciones. Se tiene que trascender el círculo vicioso de pobreza y vulnerabilidad.

Frente a estas tragedias, la del 19 de septiembre y la de unos días atrás en Oaxaca y en Chiapas, se ha podido constatar la fuerza del pueblo mexicano, que, ante la adversidad, se une para afrontar como un solo ser las inclemencias que han golpeado el territorio nacional.

El cariño y la solidaridad que, históricamente, ha caracterizado al pueblo mexicano ha traspasado nuestras fronteras, por lo que la ayuda humanitaria no se ha hecho esperar, desde todos los rincones del mundo han corrido en el auxilio de nuestra gente. A todos ellos, muchas gracias.

Gracias a la solidaridad de nacionales y extranjeros México está de pie y listo para superar la adversidad. Tras estos muy dolorosos eventos quedan tareas pendientes por atender, para consolidarnos como un país en el que podamos vivir en libertad y con dignidad, libres de la pobreza y la desesperación, donde todos y cada uno de los que habitamos en el territorio nacional podemos de disponer de iguales oportunidades que nos permitan desarrollar plenamente nuestro potencial humano.

Para lograr estos objetivos, resulta preponderante que, se rediseñen las Instituciones del Estado; pues las actuales cada vez tienen un mayor descrédito social. Con esto no queremos referirnos a desaparecer las instancias gubernamentales, por el contrario, lo que pretendemos es crear un espacio de reflexión desde el cual se permita diseñar una nueva estructura que combine los programas de paz y seguridad, desarrollo, protección civil y derechos humanos de manera más eficaz, eficiente y orientada a la prevención. Políticas que pongan en el centro la seguridad humana.

Entendemos perfectamente que en estos momentos la prioridad es rescatar al mayor número de sobrevivientes, para pasar después a la mitigación de los daños materiales y a la reconstrucción, pero bajo una visión más certera, nuestro país requiere además crear una política desde la perspectiva de la seguridad humana, en la que se contemple no solo al manejo y prevención de riesgos, sino que además se abarque el mejoramiento de las condiciones de las poblaciones vulnerables, que en muchos de los casos, son golpeadas reiteradamente por la fuerza de la naturaleza.

Lo que proponemos pues, es que a través de la participación proactiva de la sociedad partamos hacia la reconstrucción de nuestras Instituciones para erigir un vínculo que nos permita a los mexicanos vivir sin miedo, sin miseria o necesidad, pero, sobre todo, para vivir con dignidad.

Estamos atravesando por circunstancias que requieren de solidaridad y una reorientación de nuestras prioridades; estamos ante la oportunidad de levantarnos como un país renovado, con una visión integral de seguridad, desarrollo y derechos humanos.

@RicardoMeb | @OpinionLSR@lasillarota