A partir de la sentencia de la semana pasada que condena a 33 años de cárcel a Luis Bárcenas, tesorero del Partido Popular por designación directa de Mariano Rajoy, en una investigación sobre desvío de recursos públicos, financiamiento ilegal y corrupción conocida como el Caso Gürtel, las consecuencias no se han hecho esperar. La primera y la que más repercusiones puede tener, es la presentación en el Congreso de los Diputados de una moción de censura a Mariano Rajoy, presidente del gobierno español y líder del Partido Popular, promovida por Pedro Sánchez, secretario general del Partido Socialista Obrero Español.
En la sesión de control de ayer, se sometió a debate la propuesta impulsada por Sánchez con la finalidad de someterla a votación y comprobar si tiene los votos necesarios en el Congreso para destituir a Mariano Rajoy de la presidencia del gobierno.
La figura de la dimisión
Sánchez lanzó a Rajoy una pregunta en pleno debate: “la moción de censura se termina hoy, en este momento si usted dimite ¿estaría usted dispuesto a dimitir?” Parece claro que Rajoy no planea hacerlo, pero la dimisión y el procedimiento que debe seguirse para llenar la vacante no están previstos en la Constitución española, que solo prevé que las ausencias del presidente serán suplidas por la vicepresidencia. Si Rajoy dimite, quien asuma el cargo lo hará como presidente de un gobierno en funciones, que no cuenta con facultades para convocar a elecciones.
La dimisión no es una decisión que se planteara Rajoy y a la hora que se escribe este artículo, parece claro que la oposición al PP no tiene votos suficientes para aprobar la moción de censura con candidato, que pocos sistemas parlamentarios establecen para evitar vacíos de poder, por lo que aprobada la moción, de manera automática Pedro Sánchez asumiría la presidencia del gobierno español. En la monarquía parlamentaria española no gobierna quien obtiene mayor número de votos, sino quien gana la mayoría en el parlamento, por lo que la moción de censura prevista en la Constitución española convierte en presidente a quien presentó la moción y consiguió su aprobación.
Corrupción y financiamiento ilegal
La corrupción en el Partido Popular ha cobrado factura en la presidencia de Mariano Rajoy, que poco ha podido hacer él y su gobierno para desvincularse de la trama de corrupción y financiamiento ilegal que la justicia española está castigando. Mariano Rajoy ocupó diversos cargos directivos dentro del partido por más de treinta años. La sentencia del caso Gürtel del viernes pasado, condena al PP al pago de una multa al acreditarse la calidad de partícipe a título lucrativo de este instituto político derivado, entre otras cosas, de sobornos de diversas empresas a altos cargos del Partido Popular a cambio de obtener contratos públicos de 1999 a 2005.
El día marcado para la votación de censura será el 1 de junio. Los datos señalan que una mayoría de 180 diputados de oposición de un total de 350 con los que se integra el Congreso de los Diputados, votarían por aprobar la moción de censura y destituir a Mariano Rajoy, que ha sido presidente desde fines de 2011.
Esta es la segunda moción de censura a la que se enfrenta el gobierno encabezado por Mariano Rajoy. La primera fue impulsada el año pasado por el líder de Podemos, Pablo Iglesias, la cual no obtuvo los votos necesarios para conseguir su aprobación ya que solo obtuvo 87 votos a favor, 170 en contra y 97 abstenciones.
La corrupción y la impunidad tienen consecuencias y tarde o temprano hay que pagarlas. Hoy le tocó al PP de Rajoy asumirlas. Esperemos que la lección la aprendan otras democracias en el mundo, como la mexicana, sumida en la corrupción en la que ser presidente o asumir un cargo público te hace inmune al cumplimiento de la ley y a la acción de la justicia.