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¡Se los dije: AMLO va por la UNAM!

No es novedad la pulsión autoritaria y dictatorial de AMLO. | Ricardo Alemán

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Escrito en OPINIÓN el

¿Qué hay detrás del persistente ataque presidencial contra la UNAM?

¿Por qué todo el peso del poder de Palacio, contra una de las universidades públicas más prestigiadas el mundo?

¿Acaso pretende López Obrador acabar con la autonomía, la pluralidad, la libertad de cátedra y la universalidad de pensamiento y de conocimiento?

¿O será que detrás de esa embestida, con todo el peso del poder del Estado, sólo germina la pulsión autoritaria para controlar y someter al mayor centro de ideas y la fábrica por excelencia de toda disidencia posible contra el poder autoritario?

Lo cierto es que todo apunta a la reacción pedestre del político primitivo que sólo busca concentrar el poder para someter la más elemental disidencia.

Por eso, en la segunda mitad de su mandato, cuando asoman fracaso y decadencia, resulta urgente aplastar hasta el más mínimo foco de resistencia al juicio de la historia; un fracaso descomunal que ya pudre la vida nacional.

Por eso a López Obrador le aterra la universidad pública libre y sin ataduras; una comunidad capaz de movilizar al país entero, como ya lo demostró en el pasado, contra los tiranos enemigos de México.

Pero tampoco es novedad la pulsión autoritaria y dictatorial de AMLO.

En efecto, hace más de tres años, en el Itinerario Político del miércoles 22 de agosto de 2018 –titulado “¡Un valiente dijo “no” al Presidente López Obrador!”–, adelanté que tarde o temprano “la mano presidencial caerá sobre la rectoría y la autonomía de la UNAM”.

Y es que no habían pasado más de 50 días de la victoria electoral que hizo presidente a López Obrador cuando el presidente electo lanzó el primer manotazo contra la UNAM.

Zarpazo que desde hace tres años dejó ver al populista, autoritario y nada democrático presidente que veríamos el 1 de diciembre de ese 2018.

Y no era necesaria una bola de cristal y tampoco las artes adivinatorias para entender que López Obrador ve en la UNAM a un potente centro de poder que debe ser sometido, doblegado y colocado al servicio de su tiranía populista.

Lo demás; la autonomía, la universalidad de pensamiento, la libertad de cátedra, la saludable confrontación de ideas y la fábrica de disidentes que es la UNAM, poco le importan al analfabeta presidente.

Lo que busca es someter esa poderosa fuerza juvenil y estudiantil para blindar su trasnochada y decadente “transformación”.

Por eso, a continuación un resumen de dos entregas del Itinerario Político de hace tres años que anuncian la embestida de AMLO a la UNAM.

“En los tiempos de culto sin freno a la figura presidencial es 'pecado capital' decir 'no' al Presidente López Obrador”.

“Por eso, empresarios de todos los ramos y –especialmente de medios–, han entendido que resulta suicida decir “no” al nuevo presidente”.

“Políticos de todos los signos y colores saben que sus carreras morirían si dicen “no” a las ocurrencias del nuevo titular del Ejecutivo”.

“Y no se diga la penosa sumisión de no pocos medios, opinantes, intelectuales y periodistas que pelean codo a codo “el privilegio” de ganar el favor del nuevo ungido”.

“Y también por eso la pregunta obliga: ¿Quién, en su sano juicio, se atreverá a decir “no” a un político endiosado y llevado a los altares del poder, como AMLO?”

“Ese 'garbanzo de libra' se llama Enrique Graue, es el rector de la UNAM y –a medio siglo de la gesta heróica del rector Javier Barros Sierra–, hoy es el mayor defensor de los principios universitarios y de la calidad de la más importante universidad pública de México”.

“En silencio, el actual rector le dijo 'no' al Presidente López Obrador, cuando el nuevo mandatario intentó meter la mano en la UNAM para impulsar la más absurda propuesta de campaña; abrir las puertas universitarias al populismo de recibir a todos los demandantes sin examen”.

“Y Graue le dijo 'No' a López Obrador, convencido de que abaratar la calidad universitaria sería la muerte de la educación superior y la universidad pública”.

“Y, sin duda le asiste la razón al rector de la UNAM”.

“¿Por qué?”.

“Porque durante décadas, la calidad educativa ha sido el objetivo central para las autoridades universitarias”.

“Por esa razón –porque la calidad educativa es prioritaria–, nunca llegó a la Rectoría el grupo de Javier Jiménez Espriú, al que los universitarios motejan como “los mediocres”.

“Pues resulta que el grupo de Jiménez Espriú y de su hijo, Raymundo, se encargarán de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y de “las benditas redes” en la casa presidencial de AMLO…”.

“¿Y eso qué significa?”.

“Que la mano presidencial caerá sobre la rectoría y sobre la autonomía universitaria”.

“Por eso la pregunta obliga: ¿Qué harán los universitarios para defender la Universidad, la autonomía y la calidad educativa? ¿Aplaudirán la muerte de la UNAM? Al tiempo”. (fin de la cita)

Volvimos al tema el 6 de septiembre de 2018, con el Itinerario Político titulado: “¡Morena va por la UNAM!”.

Y es que días antes, golpeadores a sueldo identificados con el senador Martí Batres y con la que sería jefa de gobierno, Claudía Sheinbaum, asaltaron el campus de la UNAM y protagonizaron una zacapela entre estudiantes y los llamados “porros”.

Así lo dije en ese Itinerario Político: “El objetivo de los disturbios es que –a 50 años del golpe de Estado a la UNAM–, se intenta la caída del rector para convertir a la Universidad en feudo de Morena y de los intereses populistas del nuevo gobierno.

“Lo curioso es que Morena y sus leales recurren a la violencia de Estado –disfrazada de porrismo–, porque en tiempos en que resulta pecaminoso decirle “no” al presidente, el rector Graue le dijo 'no' a López Obrador, convencido de preservar el espíritu universitario y la calidad de la educación pública”.

“Y es que cuando políticos, empresarios, investigadores, intelectuales y periodistas se alinean al nuevo gobierno, la UNAM parece aislada y crecen las amenazas de que la tiranía de un gobierno autoritario meterá la mano, tirará al rector y acabar con la autonomía”. (Fin de la cita)

Hoy se cumple todo aquello que hace poco más de tres aquí se dijo.

Y, por eso, obliga volver a la pregunta.

¿Qué harán los universitarios para defender la autonomía de su casa; para defender la libertad de cátedra, la libre confrontación de ideas y pensamientos; la calidad educativa?

¿Serán tragados por la indolencia, la timoratez y la complicidad?

¿Callarán frente al manotazo populista y autoritario de López Obrador contra la UNAM?

¿O tendrán las agallas de denunciar el fracaso escandaloso del peor gobierno de la historia?

Al tiempo.