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Se debe poner a trabajar la maquinaria petrolera

La crisis del petróleo no es solo de México, a nivel mundial, el sector energético se encuentra en un contexto complejo. | Ismael Jiménez

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Escrito en OPINIÓN el

Los resultados financieros del primer trimestre de Pemex, avisoran un desastre económico, titularon algunos medios el fin de semana. El reporte se dio a conocer en el momento que el barril de la mezcla mexicana, cotiza en su nivel más bajo de la historia.

La devaluación del 27 por ciento del peso frente al dólar durante la contingencia, impacto las finanzas de Pemex, incrementando 24 por ciento la deuda financiera contratada principalmente en dólares.

Aunque pareciera ridículo, existen grupos y personajes en México que celebran con júbilo el escenario económico de Pemex, su sueño acariciado desde hace treinta años, para privatizar la empresa.

El asunto es que la crisis del petróleo no es solo de México, a nivel mundial, el sector energético se encuentra en un contexto complejo en donde es difícil llegar a soluciones sencillas.

En primera instancia, hay que decir, que la caída de los precios del petróleo, se encuentran en niveles inéditos en la historia, ni en el comienzo de la era del petróleo, se vivió un escenario como este. Por lo tanto, estamos ante una recesión sin precedentes que ha quebrado los estándares económicos existentes para dar respuesta a este crisis.

Es decir, no existe una receta única para hacer frente a tan complejo escenario y los preceptos de la economía ortodoxa, no son suficientes para revertir los efectos que traerá la recesión una vez superada la contingencia. En este momento, los gobiernos echan mano de los recursos disponibles y apegados a las circunstancia de cada país.

En este contexto, el mercado petrolero se enfrenta a un escenario nunca antes visto, la producción mundial se detuvo y se estima que la caída de la demanda mundial de petróleo al mes de marzo es del 30%. 

Es decir que la producción mundial se detuvo y el confinamiento obligado, impactaron la demanda de petróleo, las fábricas están cerradas, el transporte marítimo, carretero y aéreo están detenidos y en las ciudades, los autos bajaron drásticamente el consumo de gasolinas.

De pronto, el mercado de petróleo, se encontró con una sobre oferta que nadie demanda y esto junto con la guerra de precios entre Arabia y Rusia, derribaron los precios del crudo. 

En pocas palabras, las reservas de petróleo están a tope y nadie se quiere hacer cargo de almacenar el energético para no incurrir en gastos en momentos en que la demanda está en suelo, por ello la caída estrepitosa hasta llegar a precios negativos.

En México, la lucha entre privatizadores y los nacionalista que promueven mantener el control del aprovechamiento de los recursos energéticos, es más evidente que nunca.

Pemex viene recuperándose de la caída de producción de años anteriores. La paraestatal debe mantener su nivel productivo para hacer frente a sus compromisos de deuda, no hacerlo, implicaría que el gobierno asuma su deuda y que todos los mexicanos paguemos por ella en una especie de Fobaproa.

¿Por qué? el Estado mexicano, es el principal aval de toda la deuda financiera contratada para Pemex desde la época de Salinas, en pocas palabras, desde el gobierno salinista y hasta Peña Nieto, los presidentes nos endeudaron y le endosaron las facturas a Pemex. 

Por ello la negativa de México para reducir su producción de petróleo solicitada por la OPEP. Ahora bien, el primer objetivo es mantener la producción alcanzada hasta este momento, es cierto, los precios ahora bajaron, pero debemos recordar que Pemex tiene coberturas que le garantizan el cobro de 49 dólares por barril de petróleo vendido, lo que amortigua la caída financiera que algunos abiertamente festejan.

El gobierno de la 4T busca sanar las finanzas de la empresa, que de hecho a principios de año, anunció haber reducido la deuda, el problema es que apareció el covid-19 y cambió el escenario económico del mundo.

Dos Bocas, pone en entredicho la decisión de rescatar Pemex, pues para los privatizadores, desde hace 20 años, el petróleo pasaría a segundo término como motor de la economía global.

Ahora bien, qué hará México con ese petróleo que el mercado no quiere por el momento y debe almacenar. Aunque Pemex ha incrementando sus inventarios, su producción no se compara con la de los grandes productores de petróleo.

Las cuotas de producción de Pemex, apenas da para que la empresa sea suficiente, y la refinación de petroquímicos en este momento es una opción para revertir el saldo de la balanza comercial que hoy día, es superior a mil millones de dólares. 

El sector petroquímico es tan o más importante que la producción de crudo, pues de él se derivan entre otras cosas los fertilizantes para la producción de granos para producir alimentos. En los últimos años, el sector petroquímico ha tenido que recurrir a la importación de insumos básicos que van de gas natural hasta gasolinas.

Es cierto, por el momento, los precios internacionales de petróleo están en el mínimo histórico, pero una vez que las actividades se reactiven, la demanda mundial crecerá. La velocidad de la recuperación, dependerá de la prontitud con que se incremente la demanda y la producción de bienes a nivel mundial y Pemex, deberá estar preparada para cuando ello ocurra.