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Se acaba el 2014

Un pacto para trabajar por el bien del país se antoja muy lejano en el 2015, pues los niveles de confianza en nuestro país en el extranjero han caído a niveles alarmantes.

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Escrito en OPINIÓN el

Al ser este artículo el último del año, conviene hacer un recuento de lo que ha sucedido en el 2014. Creo que podemos dividir el año en tres puntos trascendentales: las reformas constitucionales y legales en materias política electoral, telecomunicaciones, energética y transparencia; las condiciones políticas y de seguridad de nuestro país y el proceso electoral que ya inició.

 

En el primero de los asuntos, sin dejar de reconocer los avances en muchos de los temas que sufrieron reformas sustanciales, creo que las éstas se quedaron cortas. En materia política electoral, por ejemplo, las reformas se quedaron a medio camino en temas como la reducción del financiamiento público de los partidos políticos; la deficiente regulación de la reelección legislativa; los excesivos requisitos para las candidaturas independientes; la estructura excesiva del INE, sus órganos en las entidades federativas y la de los Organismos Públicos Locales, entre otros.

 

En la aprobación de esta reforma, más que en ninguna otra, queda claro que los tiempos del Poder Legislativo no guardan relación con los electorales. La reforma constitucional en materia político electoral fue publicada en febrero de este año y las leyes secundarias, la General de Instituciones y Procedimientos Electorales y la de Partidos Políticos, con incumplimiento a los plazos establecidos en los artículos transitorios de la reforma constitucional, hasta mayo.

 

La tardanza e incumplimiento de los transitorios para la aprobación de la legislación secundaria en materia electoral, no hizo más que reducir los plazos con los que cuentan las autoridades administrativas y jurisdiccionales en materia electoral y poner contra reloj la aprobación de diversos reglamentos como el de fiscalización, el de radio y televisión y el de procedimientos sancionadores en materia de fiscalización. Parece que nuestro Poder Legislativo estuviera apostando en contra de las propias instituciones y por el fracaso de las reformas aprobadas. La emisión de diversos reglamentos con escaso tiempo para ello ocasiona que, en estos momentos, iniciado ya el proceso electoral, se estén resolviendo diversos asuntos que tienen que ver con estos cuerpos normativos.

 

En el caso de la fiscalización de los recursos de los partidos políticos, aspirantes y candidatos, el sistema informático de contabilidad en línea comenzaría a funcionar a partir del mes de enero. En principio, estaba diseñado para empezar a funcionar desde el inicio de las precampañas, sin embargo, lo más probable es que este sistema entre en funcionamiento para las campañas electorales. Lo anterior, hará que el escenario en esta materia al que se enfrenten tanto los sujetos obligados como la autoridad fiscalizadora sea complejo. No solamente se estará ante la puesta en práctica de un novedoso sistema informático previsto por la ley y con ello, de reglas nuevas para el registro y comprobación de los ingresos y egresos, sino que, a la par, funcionará el método tradicional de comprobación y revisión de gastos en tanto el sistema de contabilidad en línea no esté en funcionamiento.

 

La reforma en materia de telecomunicaciones es el caso más claro. En esta reforma se privilegió lo más por lo menos. Obtuvimos llamadas de larga distancia libres de cargo, pero no se resolvió nada relacionado con los temas medulares de esta reforma en radio y televisión. Los ciudadanos esperábamos cambios trascendentales en esos temas y obtuvimos los que nadie tenía en mente: llamadas con roaming sin costo. Los intereses de los poderes fácticos tuvieron más peso que las necesidades y reclamos de la ciudadanía. ¿Será que nuestros "representantes" no representan nuestros intereses sino los de ellos y sus bolsillos?

 

En el segundo punto, las condiciones políticas y de seguridad nacional no podrían estar peor. El Estado de Derecho en México, brilla por su ausencia. Semana tras semana conocemos de un nuevo hecho denigrante para la política nacional y la absoluta incapacidad de los funcionarios públicos para dar respuesta a los hechos denunciados mediática o jurídicamente. La desaparición de 43 normalistas en Guerrero; el descubrimiento de múltiples fosas clandestinas de los que no ha sido aclarado su origen ni la identidad de los cuerpos encontrados, así como múltiples escándalos en los que se evidencia la corrupción y tráfico de influencias, han hecho que la ciudadanía tenga conocimiento de los problemas y quiera participar en su solución. El descrédito de la clase política nacional es evidente. La corrupción es un problema que corre transversalmente en todos los partidos políticos y en todos los niveles. El gobierno federal no ha reaccionado con rapidez ni eficacia. Es posible vislumbrar, en este contexto, diversos cambios en el gabinete y oficinas de la residencia presidencial en las primeras semanas de 2015.

 

El tercer punto generará, sin duda, un escenario de nula cooperación por parte de los actores políticos: El inicio de las precampañas electorales. El 10 de enero meterá de lleno al país en las contiendas electorales. El proceso electoral que inició el 7 de octubre, a partir de enero, se convertirá en la primera etapa de disensos y competencia entre los contendientes para asegurar una candidatura para la jornada electoral del 7 de junio. Iniciadas las precampañas, comenzará la batalla interna y entre partidos políticos por reposicionar y limpiar una imagen que está en declive. Las campañas negativas serán las que dominen los medios de comunicación conforme se acerque el día de la elección. Los problemas políticos y de seguridad se utilizarán para evidenciar la ineficiencia de unos y otros y la corrupción en cada uno de los bandos. Un pacto para trabajar por el bien del país se antoja muy lejano en el 2015.

 

Los dos primeros años de este sexenio eran en los que debía invertirse con la finalidad de lograr las reformas estructurales para nuestro país. Si bien las reformas se aprobaron, México perdió la oportunidad de convertirse en un país de vanguardia y en vías de solucionar sus principales retos. Los niveles de confianza en nuestro país en el extranjero han caído a niveles alarmantes. El año que entra las cosas no mejorarán. Las elecciones polarizan el escenario público. El nuevo diseño electoral y sus recientes reformas se pondrán a prueba en los próximos meses. Las condiciones en las que se llevarán a cabo las elecciones en algunas entidades del país, como Guerrero, son preocupantes. En ninguna ocasión desde la creación del IFE, el contexto en el que se lleva a cabo la organización de las elecciones ha sido tan conflictivo como en la actualidad.

 

Este breve recuento de algunos de los temas más relevantes de este año nos pone en la antesala de un difícil 2015. La participación de la ciudadanía será más importante que nunca. La forma de sancionar o premiar a partidos y candidatos es en las boletas el día de la jornada electoral. La participación informada y razonada es nuestra obligación. No debemos perder esta oportunidad para hacerle saber a nuestra clase política, por la vía institucional, que la ciudadanía está cansada de sus mediocres resultados.

 

@C_Humphrey_J