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Salve al Godín

No todo siempre fue felicidad en el 1º de Mayo... | Aniela Cordero

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Escrito en OPINIÓN el

Muchos de nosotros, Godínez, estamos felizmente disfrutando de un día de asueto, ya sea para disfrutar del día del niño un día después, lavar los montones de ropa que parecen multiplicarse por arte de magia, ponernos al corriente en nuestros gustos cinéfilos (cof cof Avengers y GoT cof cof), ver a la familia, o simplemente no quitarnos la pijama en todo el día y tratar de descansar, si es que los interminables y urgentes pendientes del trabajo nos lo permiten y resistimos las ansias de dejar nuestra bandeja de entrada limpiecita.

Pero no todo siempre fue felicidad en el 1º de Mayo… Imagínense que estamos en Chicago de 1886 y obvio, todos nosotros los ahora Godínez (en esa época, la prole, sí, de proletariado) trabajábamos en condiciones que dejan al esquema mixto salarial, las jornadas con horas extras y las prestaciones mínimas de ley, en la lona. Imaginen que la jornada mínima de ley, era de 16 horas; ¿horas extra? ¡Pfffff! ¿qué es eso?; ¿comedor?, pues la esquina menos contaminada de la fábrica y el sándwich que te mandó tu mujer. Rapidito y de buen modo, que si te enfermas, cuello. Faltas, cuello. Te mueres… ¿cuello o ya lo dejamos así?

Pero obvio, como en tantas ocasiones, las quejas no fueron escuchadas, ni la ley respetada, pues en 1886 el presidente americano Andrew Johnson promulgó la Ley Ingersoll, estableciendo que las jornadas laborales debían de ser de máximo 8 horas. ¿Suena bien no? Pues no para 11 estados que sancionaron la ley y metieron cláusulas donde la prole podíamos seguir trabajando entre 14 y 16 horas diarias. Pero todos tenemos un punto de quiebre, sí somos medio mulas de repente, pero no de palo, y al ver que la ley Ingersoll no se respetaba, la prole nos fuimos a la huelga y se hizo una marcha pacífica para hacer respetar la ley.

Pero el hombre pone, Dios dispone, llega el diablo y lo descompone… las huelgas iniciaron el 1º de mayo y siguieron hasta el día cuatro. Pero ese día, en Haymarket Square, se desató el caos. Los obreros nos presentamos y al finalizar nuestros asuntos, el jefe de la policía consideró que ya no era necesario ni permitido que nos quedáramos, así que nos empezaron a desbandar violentamente, pero algún listillo tiró un explosivo, y fue cuando todo se fue al traste. Los policías abrieron fuego, matando a varios e hiriendo a muchos otros. Al final, la revuelta quedó frenada, pero durante los días y meses siguientes, se llevó a cabo un juicio contra los supuestos organizadores y quienes detonaron la explosión.

Esos ocho condenados, se les conoce como los Mártires de Chicago, y fue gracias a quienes conmemoraron el 1º de Mayo como el día Internacional de los Trabajadores. Y a partir de cuando podemos disfrutar de un día de asueto, para luego regresar con Doña Pelos por nuestro paquete Guajolotero y continuar con nuestra labor de Godínez.

Salvando al Godín en un paraíso vacacional

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