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Salvando al Godín del Túnel

Quien además de hacer bien su chamba, crea algo adicional, encuentra más herramientas para seguir construyendo y salir del túnel. | Aniela Cordero

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Escrito en OPINIÓN el

Arturo entró a trabajar a Envases Internacionales hace 2 años como  Gerente de Contabilidad. Está contento, da resultados y en general tiene un desempeño si no impecable, sí productivo. Piensa que ya va siendo hora de que le toque un aumento, al fin y al cabo, en esos 2 años no se ha desviado de sus funciones y ha cumplido con todo lo que le han pedido. 

El lunes, Arturo entró a la oficina de su jefe para pedirle un aumento. Pedro, su jefe, sabe que el tema puede ser delicado y en el mejor de los casos debe tratarse con pinzas. Los argumentos que escucha de Arturo para un aumento de sueldo no eran ni convincentes, ni válidos. No por llevar cierta cantidad de años en la empresa, quiere decir que ya “le toca” un aumento, las cosas no funcionan así. 

Así como Arturo, hay muchos casos, y a esto se le conoce como la mentalidad de túnel, y es una de las mayores causas de frustración laboral no sólo en México, sino en el mundo. Este túnel es una concepción de la realidad que nos dice que estamos dentro de un túnel lineal, compuesto de metas y logros que se van sucediendo y que son necesarios, en donde cada cosa va a llegar “eventualmente” y bastará con seguir avanzando y caminando por ese camino. 

No hay mentira más grande. Excepto cuando mi mamá decía que no me iba a hacer nada y ya tenía la chancla escondida. Pero es cierto, esta mentira la aprendemos desde que estamos en el jardín de niños. Un día estamos en primero, aprendiendo los nombres de los colores cuando de repente, pasamos a segundo y ya estamos aprendiendo los números. Y así poco a poco, saquemos seis y panzemos o nos esforcemos para sacar diez, vamos a continuar avanzando y pasando de grado. 

Primaria, secundaria, prepa… uno tras otro hasta llegar a la universidad. Y muy pronto nos damos cuenta que, con la ley del mínimo esfuerzo podemos pasar al siguiente nivel. Durante nuestros primeros 20 años de vida, nos dicen que cumplamos con lo mínimo indispensable para darnos nuestro diploma y listo. Y cuando menos nos damos cuenta, estamos jugándonos el pellejo y la chuleta del día en la vida real. No sabemos cuáles son los requisitos mínimos para pasar al siguiente nivel, para tener un aumento, para tener una promoción, para comprar casa, coche, y todo lo que se supone que llegará si seguimos caminando por el túnel, pero estamos seguros que llegarán, eventualmente. 

Para Arturo no habrá aumento de sueldo, ni siguiente nivel nada más porque sí. Aunque no entenderá por qué no avanza, no crece, no gana más. No entenderá que no basta con cumplir. Hay que crear, hay que tomar riesgos, hay que intentar algo diferente para obtener resultados diferentes.

Quien hace bien su trabajo, se queda en su trabajo. Y esto no es necesariamente malo. Pero quien además de hacer bien su chamba, crea algo adicional, encuentra más herramientas para seguir construyendo y salir del túnel. 

Cuando salimos del túnel tenemos libertad y eso nos aterra en distintos niveles porque ahora nadie nos va a decir qué tenemos que hacer para cumplir con el siguiente nivel, ahora nosostros somos los únicos responsables de nuestras acciones y sus consecuencias, buenas o malas. ¿Y qué tenemos que hacer para salir del túnel? Aquí les dejo algunos consejos para que los tengan en cuenta, y cuando se sientan listos, los puedan poner en práctica. 

Supongamos que trabajamos en una empresa que nos gusta y lo que hacemos también. Debemos empezar aprendiendo de los demás, y aprendiendo más que los demás. Después, podemos empezar a tomar riesgos calculados, riesgos en donde nos podamos permitir fallar sin tener consecuencias que nos cuesten el trabajo.  Una vez conseguido esto, podemos tratar de conectar nuestras pasiones y nuestro talento con lo que hacemos para ganarnos la chuleta de la semana, y si no podemos, entonces buscaremos crear riqueza fuera de la chamba. Acuérdense que es de sabios repartir los huevos en diferentes canastas. 

No es cuestión de trabajar más, o echarle más ganas. Se trata de crear nuestro proyecto de vida, que una no sólo lo laboral, sino nuestras pasiones, gustos, relaciones y sueños. No esperemos a que nos den las gracias para despertar y darnos cuenta que no hemos salido del túnel. Disfrutemos nuestro trabajo, sabiendo que no somos imprescindibles.