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Salvando al Godín de un apagón

O los beneficios de la nube. | Aniela Cordero

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Escrito en OPINIÓN el

Hace meses, nuestra información estaba en la computadora de escritorio de la oficina. Resguardada y protegida gracias a la foto de nuestra familia, el Funko Pop de Pikachu y el bote lleno de plumas inservibles pero que siempre se necesitan. Si no enviábamos la información completa, no había modo de acceder a ella desde casa porque o no teníamos laptop, o ingresar a las carpetas de manera remota era una pesadilla. 

Obviamente eso quedó atrás y ahora (casi) toda la información que necesitamos está guardada en una nube, donde podemos acceder a ella desde virtualmente cualquier lugar del planeta y seguir trabajando en ese odioso reporte semanal que no hemos llenado en meses y ya nos cayó la voladora. Esta tecnología, nueva para algunos y vieja para otros, obliga a las empresas y a sus colaboradores a reinventarse y mantenerse actualizados para poder sostenerse y a la operación. 

El construir y mantener operando una organización en medio de esta necesaria revolución digital, se ha convertido en la prioridad del 90% de los líderes empresariales (todos sabemos quién forma parte de ese 10% y tuvieron festejo de fin de año el miércoles), según una encuesta de Deloitte. 

Usar la nube y todas sus herramientas, implica un mecanismo sencillo e ideal para integrar procesos que antes requerían sinfín de programas y equipos, donde a veces salía más caro el caldo que las albóndigas. Las ventajas no solo las viven las empresas multinacionales, sino también las PyMes; permiten mejorar la productividad y competitividad haciendo una inversión mínima que traerá un mejor posicionamiento y servicio a sus clientes. 

¿Cuáles son algunos de los beneficiosos cambios que traen las nubes consigo? 

Su implementación es fácil y rápida con mínima inversión, ofreciendo la agilidad necesaria para sobrevivir en el mercado. Este tipo de tecnología está lista para usarse, son muy intuitivas para los usuarios, por lo que tampoco requieren una gran inversión de tiempo capacitando al equipo, así que el acceso y el uso se vuelven muy fáciles también. 

Favorecen la movilidad y el home office. La información siempre va a estar disponible, desde casa, la oficina, la playa o Mordor (solo asegúrense que Sauron haya contratado internet), y mantener el ritmo de trabajo sin el pretexto de “no tengo esa información”. Si te despiertas a las 3 am porque te acordaste que no mandaste el reporte del que pende tu renovación de contrato, puedes levantarte a hacerlo. Viva el home office y los horarios flexibles. 

¡Reducción de costos! Todos, TODOS, queremos ahorrar dinero, y esta opción genera retornos de inversión a cortísimo plazo, debido a que la tecnología en la nube genera mayor autonomía de las áreas involucradas para separarse de TI. Aparte, las actualizaciones y updates se activan desde los servidores virtuales, lo que descarta tener equipos adicionales de TI.

También son muy seguros. No sabría decir si más seguros o menos que la parte física, pero hay menos riesgo de que se pierda la información, sobre todo por la fecha de caducidad de ciertos sistemas y licencias. Una ventaja adicional, es poder realizar los respaldos virtuales de la información. 

Los espacios de trabajo en la nube, virtuales y digitales no son precisamente novedosos. Han estado tomando fuerza desde el 2017, pero como muchos otros procesos y proyectos, este año tuvieron que acelerar su implementación, pasando por la prueba de fuego de todo lo que dicen ser y de todos los beneficios que dicen traer. No esperemos ver un retroceso, al contrario. Para 2021 solamente serán más y más las empresas que se decidan por esta tecnología y desafortunadamente, muchas que no lo hagan se estarán condenando a desaparecer eventualmente.