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Salvando al Godín de ¿regresar a trabajar?

Lo que nadie nos ha preguntado del regreso a las oficinas. | Aniela Cordero

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Escrito en OPINIÓN el

Parece que últimamente se ha hablado mucho del tan esperado regreso a las oficinas después de un año de hacer home office para la gran mayoría. Que si las empresas ya tienen un plan para regresar, que si las vacunas, que si el distanciamiento social… todo mundo habla y dice y propone, pero ¿acaso nos han preguntado qué queremos? En mi caso muy particular, no. Y creo que es el caso de muchos.

Por un lado, dicen que ya regresaremos a oficinas con un 20% de aforo. Por otro, dicen que todavía no porque falta que llegue la tercera ola de contagios covichosos. Y uno mientras tanto está leyendo las noticias, trabajando desde casa, en la pijama favorita o en calzones (¿quiénes somos nosotros para juzgar a estas alturas?), mientras tomamos café en nuestra taza favorita y presentamos los resultados del mes ante la junta directiva.

Hay opiniones muy polarizadas al respecto. A algunos les urge regresar a las oficinas, y a otros no nos urge tanto y preferimos quedarnos trabajando en casa permanentemente. ¿Por qué? Porque ya nos acostumbramos al home office, aunque está más que comprobado que trabajamos más, pero también resulta mucho más cómodo.

¿Qué le preocupa a la mayoría de los Godínez que prefieren seguir trabajando desde casa?

En primer lugar, el riesgo a contagiarse. Aunque se supone que las oficinas podrán operar con el 20% de aforo, nadie nos garantiza que no habrá un asintomático y tengamos que suspender todo otra vez. Y, ¿realmente valdrá la pena regresar a un 20%? ¿Nos rotarán? ¿Para qué si de todos modos no podremos socializar o desempeñar funciones como antes? ¿O cambiarán las oficinas por terrazas, espacios abiertos o una oficina para cada quién?

En segundo lugar, siguiendo la línea de los contagios, la preocupación está en el plan de seguridad sanitaria de la empresa. ¿Es a prueba de covicho? ¿Nos pueden garantizar que NADIE se contagiará? Lo que sabemos del virus cambia cada día, gracias a investigaciones, pruebas y estudios, y toda con toda esa información, el plan debe adaptarse. Ya no es viable seguir con los tapetes de satanizante, digo sanitizante. Ahora se requiere invertir en filtros tipo HEPA y continuar con cubrebocas y lavado de manos constante. Dentro de esta misma línea, no podemos asegurarnos que los compañeros se cuiden igual que nosotros. ¿Cómo lo hará la empresa?

En tercer lugar, la comodidad. Un año de pandemia nos ha servido para poder hacer una rutina en casa en donde no solamente hemos descubierto que podemos llegar a ser muchísimo más productivos en casa que en la oficina, y en la mitad del tiempo. Ahora ya no nos miden tanto por un horario, sino por los resultados que estamos dando. Regresar a la oficina es regresar a las horas nalga, al reloj checador y a hacernos patos… a menos que piensen implementar horarios flexibles y con base en resultados.

De igual modo, la comodidad del hogar nos ha permitido conectar aún más con nuestra familia, pasar tiempo de calidad que de otro modo nunca hubiéramos tenido, y ha tumbado todos los paradigmas del trabajo remoto, y ha vuelto realidad la posibilidad de trabajar desde donde sea. ¿Realmente estamos listos para renunciar a esos beneficios?

Obviamente no todos gozamos del privilegio de que nuestro trabajo nos permita trabajar en casa. Hay quienes deben ir a un almacén, a una planta, a una tienda. En esta ocasión estamos hablando de posiciones puramente administrativas que trabajan en un corporativo, y ni así, porque los de sistemas tienen que ir sí o sí.

En lo personal y hablando exclusivamente de atracción de talento, a mí me encantaría un esquema mixto. En donde pueda seguir realizando mis entrevistas desde casa y solamente tenga que ir a la oficina para firmar contratos con mis nuevos ingresos y darles su credencial.

Pero claro, habrá que esperar a ver qué nos dicen oficialmente.

¿A ustedes qué esquema les gustaría más?

¡Nos leemos el siguiente sábado!