“¿Ya la viste? Es la de rosa que va pasando”.
“¿Quién te dijo? Yo sabía de eso porque me lo dijeron los de Finanzas”.
“La vieron yéndose con el jefe, la de nóminas los vio”.
“Él le contó a la jefa, por eso se tardaron en la junta y por eso ya no lo quieren en el equipo”.
¿Nos suenan estas frases? ¿Hemos escuchado algunas parecidas? ¿Peores? Seguramente sí. Todas cortesías de RadioPasillo. Y por la variedad ni se preocupen, siempre hay 2 o 3 radionovelas circulando por ahí.
Aunque RadioPasillo es una triste realidad en muchas oficinas, es una de las peores enfermedades que pueden aquejar a nuestros queridos Godínez. No sólo genera un pésimo ambiente de trabajo; fractura las relaciones entre los miembros de un mismo equipo generando desconfianza, y poca productividad, en el mejor de los casos. En el peor… hacen acto de presencia las Actas Administrativas, las juntas con dirección y el comité de ética y todo mundo tiene una opinión al respecto de la novela.
Las razones de la existencia de los chismes son muchas: envidia, lucha de poder, ser el centro de atención y eliminar a la (real o no) competencia (aunque para ese nivel ya se necesita mucha mala leche). Entonces, ¿qué podemos hacer para evitar los chismes? ¿Qué podemos hacer si somos víctima de uno?
En nuestro primer escenario: ¿cómo evitamos los chismes?
1. Cortándolos de raíz: si un chisme llega a nosotros, no hay que prestarle atención y mucho menos contarlo.
2. Concentrarnos en nuestro trabajo: dicen que el ocio es la madre de todos los vicios, y en este caso de los chismes. Si hacemos nuestro trabajo como Dios manda, no tendríamos por qué estar al pendiente de lo que hagan los demás.
En nuestro segundo escenario: ¿Y si nosotros somos el personaje de la novela?
1. Comunicación abierta: ser directo (sin ser manchados) y responder las preguntas que lleguen a surgir sin darle demasiada importancia al asunto.
2. En equipo: si el chisme surgió en un equipo de trabajo o en un departamento específico, conviene aclarar el tema y cortarlo de raíz para evitar futuros malos entendidos.
Y en la mayoría de los casos… chisme aclarado, chisme alargado.