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Salvando al Godín de quedarse abajo

O cómo subir de nivel en la oficina | Aniela Cordero

Por
Escrito en OPINIÓN el

El ciclo de vida del Godín dentro de la oficina generalmente empieza cuando son meros becarios, recién salidos de la universidad, con ganas de comerse el mundo y llegando entusiasmados todos los días a la oficina. De ahí, según su desempeño, avanzan al siguiente nivel como analistas o ejecutivos o especialistas. Empiezan a sumar puntos con los compañeros y el jefe, pero no los suficientes todavía.

Cuando llegan al siguiente nivel, y ya son un miembro activo y respetado del equipo, viene la lucha por conseguir más puntos y ser el primero en entrarle a los mejores proyectos o en entrar a las juntas con dirección, y en general, en sobresalir para poder seguir creciendo.

Una de las cosas más importantes para sumar puntos y subir de nivel, es saber llevar la relación con nuestro jefe, y no solamente a nivel subordinado, sino saber cómo manejarla y como manejar al propio jefe a nuestro favor (inserte su risa malévola preferida).

El primer paso es empezar con el sí. Tener iniciativa, entrarle con actitud a los proyectos y a los nuevos retos. Eso no significa que digamos que sí a todo, al contrario, si vemos algo que nos cause duda o que veamos que no va en el mejor interés del proyecto o del equipo, el hablarlo y exponerlo nos pone en una situación ventajosa, siempre y cuando sea un punto de vista bien pensado, con argumentos y no nada más decir porque sí.

El segundo paso es ser alguien de confianza. Lleva tiempo, esfuerzo y muchos resultados de por medio, pero siempre hay alguien dentro del equipo que tiene la confianza del jefe para temas sensibles o importantes.

Como tercer paso, hay que tener una buena comunicación, así nos evitamos retrabajar y el tedioso micromanagement. No sólo hay que saber cómo comunicarnos, sino cuánto comunicar. Cada persona tiene canales y medios de comunicación preferidos, a algunos les gustan los reportes escritos, otros, un correo, otros tantos una reunión breve al finalizar el día. Y este medio variará según el proyecto, la importancia o la urgencia de la tarea, o según las personas involucradas, y variará también la frecuencia; diario, semanal, quincenal. Lo mismo con la cantidad de información. ¿Qué tanto es tantito? Muy fácil: si nos piden más detalles, estamos dando muy poca información. Si nos piden que les demos los puntos más importantes, es que estamos dando de más.

Quinto paso: ser receptivos y adaptarse en consecuencia. Si las prioridades cambian, nosotros cambiamos con ellas para mantener los resultados y mantener nuestras actividades. Si recibimos comentarios y retroalimentación, actuamos en consecuencia y mejoramos lo que haya que mejorar, así seguimos dando resultados y demostramos que podemos adaptarnos a las circunstancias y evolucionar si es necesario, con eso ayudamos a que siga creciendo el nivel de confianza en nosotros (regresando al paso dos).

Aprendiendo, con aciertos y errores, iremos sumando puntos y encontrando la receta infalible con nuestro jefe, el jefe del jefe y con quien nos pongan enfrente hasta llegar a ser el jefe.