El ciclo de vida del Godín dentro de la oficina generalmente empieza cuando son meros becarios, recién salidos de la universidad, con ganas de comerse el mundo y llegando entusiasmados todos los días a la oficina. De ahí, según su desempeño, avanzan al siguiente nivel como analistas o ejecutivos o especialistas. Empiezan a sumar puntos con los compañeros y el jefe, pero no los suficientes todavía.
Cuando llegan al siguiente nivel, y ya son un miembro activo y respetado del equipo, viene la lucha por conseguir más puntos y ser el primero en entrarle a los mejores proyectos o en entrar a las juntas con dirección, y en general, en sobresalir para poder seguir creciendo.
Una de las cosas más importantes para sumar puntos y subir de nivel, es saber llevar la relación con nuestro jefe, y no solamente a nivel subordinado, sino saber cómo manejarla y como manejar al propio jefe a nuestro favor (inserte su risa malévola preferida).
El primer paso es empezar con el sí. Tener iniciativa, entrarle con actitud a los proyectos y a los nuevos retos. Eso no significa que digamos que sí a todo, al contrario, si vemos algo que nos cause duda o que veamos que no va en el mejor interés del proyecto o del equipo, el hablarlo y exponerlo nos pone en una situación ventajosa, siempre y cuando sea un punto de vista bien pensado, con argumentos y no nada más decir porque sí.
El segundo paso es ser alguien de confianza. Lleva tiempo, esfuerzo y muchos resultados de por medio, pero siempre hay alguien dentro del equipo que tiene la confianza del jefe para temas sensibles o importantes.
Como tercer paso, hay que tener una buena comunicación, así nos evitamos retrabajar y el tedioso micromanagement. No sólo hay que saber cómo comunicarnos, sino cuánto comunicar. Cada persona tiene canales y medios de comunicación preferidos, a algunos les gustan los reportes escritos, otros, un correo, otros tantos una reunión breve al finalizar el día. Y este medio variará según el proyecto, la importancia o la urgencia de la tarea, o según las personas involucradas, y variará también la frecuencia; diario, semanal, quincenal. Lo mismo con la cantidad de información. ¿Qué tanto es tantito? Muy fácil: si nos piden más detalles, estamos dando muy poca información. Si nos piden que les demos los puntos más importantes, es que estamos dando de más.
Quinto paso: ser receptivos y adaptarse en consecuencia. Si las prioridades cambian, nosotros cambiamos con ellas para mantener los resultados y mantener nuestras actividades. Si recibimos comentarios y retroalimentación, actuamos en consecuencia y mejoramos lo que haya que mejorar, así seguimos dando resultados y demostramos que podemos adaptarnos a las circunstancias y evolucionar si es necesario, con eso ayudamos a que siga creciendo el nivel de confianza en nosotros (regresando al paso dos).
Aprendiendo, con aciertos y errores, iremos sumando puntos y encontrando la receta infalible con nuestro jefe, el jefe del jefe y con quien nos pongan enfrente hasta llegar a ser el jefe.