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Salvando al Godín de que le rompan el corazón

O cómo ser feliz en el trabajo después de los 3 meses | Aniela Cordero

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Escrito en OPINIÓN el

Todos hemos estado enamorados alguna vez, tooodos (incluso tú, Grinch). Y es hermoso mientras nos dura. Tenemos unos lentes rosas que hacen que todo se vea del mismo maravilloso color y es más fácil que pasemos por alto las banderas rojas que podrían desilusionarnos más adelante. Estamos más que emocionados, todo nos provoca una sonrisa de oreja a oreja y decimos que sí a todo. Hasta que pasa ese periodo de enamoramiento y vemos que no todo es color de rosa. Pero… ¿y entonces? ¿Vamos a terminar con nuestra pareja sólo porque ya no sentimos mariposas en el estómago? ¿O vamos a tomar la decisión consiente de enamorarnos todos los días y de todos los días encontrar algo bueno?

Algo nuevo

Lo mismito pasa en el trabajo. Cuando recién entramos a la oficina todo es novedad, que si el escritorio, que si el gafete con yoyo, que si vamos a buscar una lonchera para llevar de comer, que si amo a mis compañeritos de oficina, mi jefe y todo lo que hago todos los días. Hasta que un día en la mañana, nos levantamos y pensamos “¿Y si hoy no voy a trabajar?”, “¿Y si empiezo a buscar un nuevo trabajo?”. Y nos empieza a valer tres kilos de su alimento favorito. Es en ése momento cuando debemos enamorarnos una vez más de nuestro trabajo, y de lo que hacemos. Porque muchas veces, aunque amemos cada segundo de nuestra profesión, la oficina es la que no ayuda tanto.

Pero no desesperen, queridos Godínez sumidos en la monotonía y el desasosiego del trabajo de 9 a 6 de lunes a viernes (incluyendo a todos los suertudos que sólo van hasta las 2 de la tarde los viernes). No todo está perdido, hay unas un par (bueno, más de un par) de cosas que podemos hacer para levantarnos y decir “¡Sí quiero ir a la oficina!” … ok, ok: “Esta bien, iré a la oficina”.

Los tips

1. Hacer amigos: lo siento, pero vas a tener que convivir en la oficina. Tal vez no con todos, pero con dos que tres que no te caigan tan mal y que te hagan reír, que te cuenten el chisme, y que se preocupen por ti. Puntos extras si uno de ellos es tu jefe.

2. Tener metas: todo mundo lo dice siempre, y tal vez tengan un poco de razón. No tienen que ser metas inmensas y un poco inalcanzables (no quieras atragantarte y comerte al mundo de un bocado). Pueden ser tan sencillas como no tener correos sin contestar en mi bandeja de entrada, tomar dos litros de agua, terminar lo más difícil primero. Y ya después podemos dominar al mundo.

3. Levántate con el pie derecho: empieza el día de buenas desde que te levantas. ¿Te choca levantarte temprano, pero te gusta el café? Date 15 minutos antes de salir de casa para prepárate tu café como te gusta. ¿No te gusta el desayuno de la oficina? Prepara los ingredientes una noche antes y desayuna como rey. O simplemente date 10 minutos para no hacer N-A-D-A antes de salir de casa. Tú decides.

4. Distraerse un poco: ¿Recuerdan el artículo pasado de la pausa activa? Bueno, pues algo así. Nada de ver 2 capítulos de La Casa de Las Flores mientras hago el reporte de gastos. ¡A moverse!

5. Ten tu baticueva: a menos que las políticas de la empresa te indiquen lo contrario… personaliza tu espacio de trabajo con post-its (¿quién no los ama?), figuras de acción (yo aplico un Funko), fotos, personajes favoritos y libretas bonitas donde anotar tus metas. O lo que consideres que te puede sacar una sonrisa y darte paz mental nada más de verlo en tu escritorio.

6. BFF4E&E: o para los no tan millenials… encuentra tu mejor amigo en el trabajo. Con quien chismees, se manden memes, coman juntos y hasta se vean después de las 8 horas que ya pasaron juntos en la oficina.

7. Gracias… (No, no como las de Thalía): pero sí termina el día con gratitud. Por cosas tan simples como haber comido rico, haber echado el coto en la mañana, o haber terminado el reporte que te venía matando desde hace 2 semanas. Aunque no lo creamos, la gratitud es un arma muy poderosa a nivel mental.

Amor al trabajo

Recuerda que cualquier relación; amorosa, de amistad, o laboral, es un compromiso, y como tal, tenemos que buscar lo que nos hace feliz y no cambiarlas como nos cambiamos los calcetines.

Salvando al Godín de los nudos en la espalda

@Ancoren  | @OpinionLSR | @lasillarota