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Salvando al Godín de los 5 Jinetes del Apocalipsis

El cielo comienza a nublarse, y en la oficina se siente la calma previa a la tormenta. | Aniela Cordero

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Escrito en OPINIÓN el

La oficina se siente un paraíso: el café está recién hecho, la nómina cuadró y quedó pagada, no hay ninguna factura pendiente, y el cierre se terminó en tiempo y forma. Además, es viernes de salir temprano, es quincena y acaban de pagar utilidades. ¿Quién te detiene, Godín? ¿¡Quién!?

De pronto, el cielo comienza a nublarse, y en la oficina se siente la calma previa a la tormenta.

¿Qué está pasando?

“Ping!” – Un correo.

“Ping! Ping!” - ¿Dos correos?

“Ping! Ping! Ping!” – En total son 5 correos… anunciando la llegada de cada uno de los jinetes.

La cafetera se descompone, la impresora ya no imprime, el horario de salida del viernes queda cancelado, llanto, caos y sirenas se escuchan a lo lejos. Vienen los Cinco.

Llega el primer Jinete, El Controlador, trayendo consigo desesperación, minando la confianza de sus colaboradores, haciéndoles creer que no pueden realizar ni siquiera las tareas más simples, y que mejor dominan.

Suelen tener frases del estilo “Ramírez, envíale el citatorio al cliente. Pero quiero revisarlo yo antes de mandarlo, sólo por si las dudas”, “Lupita, ¿ya tienes listo el reporte? Vamos a revisarlo con puntos y comas para poder enviarlo al director. No importa si lo llevas haciendo igual los últimos 5 años, quiero revisarlo otra vez”, “Sánchez, voy a ir a la cita contigo. Sí, ya se que es tu cliente, pero quiero saber qué le vas a decir y cómo lo vas a manejar”.

No temas Godín, no todo está perdido. No dejes que pisotee tu confianza. Mejor, dale una probadita de su propia medicina, y antes de que él te pida revisar lo que sea, adelántate. Así le llenes la bandeja de entrada con cien correos al día, adelántate. Que sepa qué se siente que estén atrás de uno todo el día. Pídele que te revise los correos (así sean sólo para pedir una cotización o mandar un recordatorio), pídele cita para revisar el reporte, y si te dice que no, recuérdale por la tarde y antes de irte. Verás que en poco tiempo recapacita y te deja hacer lo que mejor sabes, en paz. Pero no desistas y no bajes la guardia… regresará.

El segundo Jinete, El Favorecedor, llega con una sonrisa y una gran actitud. Pero es solamente la fachada de un ser despreciativo y que verá primero por él, y luego por sus favoritos. Quienes no hayan hecho los méritos suficientes para ser uno de los suyos… peleishon. Los mejores proyectos, las comisiones más jugosas, las vacantes más sencillas, se las dará a sus allegados, así como los reconocimientos, los premios y las intercesiones con los jefes.

Pero no debes de conformarte con ser el patito feo.

Hoy en día las relaciones en la oficina no se limitan a nuestro departamento. ¿No te quieren en tu equipo? Lástima Margarito, búscate otro equipo que sí te quiera, y pon celoso a tu jefe con méritos, no con chismes. Y si no funciona, a otra cosa mariposa.

El tercer Jinete, El Ladrón, llega con las manos vacías, con la cabeza hueca, y es el que sale mejor parado, con los aplausos, las medallas, y con su spotlight personal sin haber movido un dedo, limitándose a escuchar las ideas de los demás, y diciendo en las juntas y a la gente adecuada: “Tengo una gran idea”, “Te cuento lo que estuve pensando”, “Mira, se me ocurrió…”.

Pobre del Godín que esté en la sombra… pero hay otros lugares en los que puedes brillar. No dejes que apaguen tu luz. Comparte tus logros y tus proyectos en redes sociales, en grupos de networking, y documenta absolutamente todo. No porque en un lugar no aprecien tu trabajo, no significa que no lo puedas presumir y que no rinda frutos en otro lado. Y si es necesario, llévate tu luz y pásales la cuenta.

El cuarto Jinete, El Indeciso, llega con retrasos, limitaciones y mucha procrastinación para tomar decisiones, y más si son importantes y tiene que involucrarse directamente. Pero es peligroso jugar con una bomba de tiempo, pues al final, las presiones y decisiones lo alcanzarán y muy posiblemente, le explotarán.

Es trabajo del Godín, ayudar a este jinete, porque si no, su cabeza también rodará. Entonces, cual Hanzel y Gretel, habrá que ir dejando migas de pan para que el Jinete pueda tomar una decisión creyendo que fue por mérito propio. Pero ojo, no hay que abusar, pues no queremos convertirlo en otro Jinete Ladrón.

El quinto y úlitmo Jinete, El Innovador, trae consigo dinamismo y nuevas ideas mal encauzadas. No ha terminado un proyecto, y ya quiere empezar el otro. Y muchas veces no dimensiona el impacto, el costo y la inversión de tiempo y de esfuerzo que requiere cada una de sus ideas en desarrollarse, y mucho menos, en terminarse. Causa tanta incertidumbre, que los Godínez son como un todoterreno, siempre preparados para lo inesperado.

Hay que volverse uno con la mente del Jinete, Godín.

Y entender cómo piensa, de dónde saca tanta jalada de los pelos, y estar atento a nuevas ideas, incluso antes de que se empiecen a gestar en su cabecita con mucho tiempo libre.

Y que Dios los agarre confesados, Godínez, si se les personifica el Jinete Supremo, es decir, los 5 en 1, sin cambios, ni devoluciones.

Salve al Godín

@Ancoren | @OpinionLSR | @lasillarota