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Salvando al Godín de confundir peras con manzanas…

O la diferencia entre un headhunter y un reclutador | Aniela Cordero

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Escrito en OPINIÓN el

De algunos años para acá, se ha vuelto cada vez más común el recibir llamadas de números no registrados que son la oportunidad que estábamos esperando para cambiar de giro laboral… No, no me refiero a la NASA (por aquellos enamorados de las estrellas), ni tampoco al crimen organizado (ya sea sector público o privado). Me refiero a una especie de la familia Godinae, llamada Talentum Venari, que regularmente se encuentra en los sectores Modo Hominum, y que, a falta de más conocimiento, se les suele confundir con un Evocatorem.

Más fácil: nos marca un headhunter, pero a veces (muchas veces) los confundimos con reclutadores. Ajijo. ¿Y qué no son lo mismo pero escrito diferente? No. Son como las peras y las manzanas; las dos son frutas, se dan en los árboles y son comestibles, y aun así son dos cosas diferentes. Lo mismo pasa con los headhunters y los reclutadores, aunque los dos busquen gente para contratar.

Headhunters

Empecemos por las peras, digo, los headhunters (talentum venari): ¿Busca gente para cubrir una posición? Sí. ¿Se especializa en algo? También. Los headhunters se caracterizan por trabajar para varios clientes que pueden ser de chile, mole y pozole, o sólo de chile. Por ejemplo: un headhunter puede tener un cliente de la industria textil, otro de la industria de la tecnología, otro de la industria de retail, o puede tener 3 clientes de la industria de la tecnología que, a pesar de estar en el mismo nicho, se enfocan en productos o en mercados diferentes. Entonces, ¿en qué se va a especializar si tiene tanta variedad? Pues precisamente en eso: en la variedad. Tienen que ser adaptables y flexibles tanto con sus clientes (por la cultura, los objetivos, los procesos e incluso el tamaño de la empresa) como con sus candidatos (habilidades, educación, experiencia, idiomas, personalidad e incluso el puesto). Así como hoy pueden estar buscando al CFO para una empresa multinacional de telecomunicaciones, mañana pueden estar buscando al desarrollador especializado en Angular para una start-up alemana de desarrollo de aplicaciones. Las dos son empresas de tecnología, pero son muy diferentes (las dos son pozoles, pero una es pozole rojo y la otra es pozole verde).

Y no sólo eso, por lo variado de su trabajo, también deben de tener los recursos suficientes para poder encontrar a la persona idónea que pueda encajar con el cliente, y eso no se da solamente buscando en OCC o LinkedIn, eso se da a través de una red de contactos (networking que le dicen) que han formado tanto con clientes como con candidatos (generalmente de la industria) y hasta con conocidos, para poder tener acceso a personas que tal vez no tengan su perfil en donde lo podamos encontrar. Y a veces, si la posición, la confidencialidad con el cliente, o lo específico de la posición lo requieren, pueden recurrir a métodos poco ortodoxos, como pararse en medio de la FrikiPlaza a repartir tarjetas de presentación con la esperanza de encontrar el garbanzo de a libra.

Reclutadores

Ahora, pasemos a las manzanas o a los reclutadores (evocatorem): ¿Buscan gente para cubrir una posición? Sí. ¿Se especializan en algo? También. ¿¡Entonces cuál es la diferencia!? La especialización: busca perfiles de diferentes clientes internos (finanzas, operaciones, legal, tecnología, recepción) para la misma empresa. Entonces, el reclutador sí tiene chile, mole, pozole y hasta pan dulce en su plato, pero todo va al mismo comensal: ya tiene dominados los aspectos de la empresa que tiene que buscar en los candidatos (cultura, objetivos, personalidad, idiomas) y sí puede buscarlos de formas más convencionales como bolsas de trabajo, ferias de empleo o publicando anuncios. Sin embargo, no está de más que tenga una buena red de contactos, sobre todo si el giro es pequeño y todo mundo se conoce (ya saben: pueblo chico, infierno grande).

¿Son los reclutadores mejores que los headhunters o viceversa? No. Los dos reclutan gente, pero tienen objetivos distintos. Los headhunters les cobran a sus clientes un porcentaje del sueldo anual del candidato (no lo iban a hacer nada más por buena gente), tienen garantías si el garbanzo que escogieron resultó no ser el de a libra, en cuyo caso realizan nuevamente el reclutamiento sin cobrarle al cliente porque pues no le atinaron, y tienen tiempos de respuesta más cortos, ya que solamente operan y no le meten mano a todo el proceso administrativo, eso ya es chamba del cliente.

Candidato ideal

Mientras, los reclutadores, generalmente a menos que la empresa tenga bonos o algún acuerdo de incentivos, no cobran porcentajes por sus colocaciones porque para eso están contratados y tienen un sueldo fijo. Y tampoco tienen garantías porque pues… para eso están contratados (sí, otra vez lo mismo) y aun si el candidato se fue a los 3 meses o a los 3 años, la posición debe cubrirse sí o sí, nada de que eso ya no les toca. Además de que los tiempos de respuesta que manejan son menores, pues tienen no sólo la carga operativa (buscar y entrevistar una y otra vez) sino que también tienen la carga administrativa (formatos, requisiciones, y reportes, multiplicados por cada una de las vacantes que tienen).

Los dos son excelentes opciones para buscar personal, pero como cliente o como empresa, hay que tener claro el tipo de reclutamiento que necesitamos y qué tanto estamos dispuestos a invertir en encontrar a nuestro candidato ideal.

Salvando al Godín de los millennials

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