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Salud para todos y todas

La salud de los mexicanos está mucho más allá de colores partidistas. | Marco Adame

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Escrito en OPINIÓN el

Este año, en el marco del 70 aniversario de la Organización Mundial de la Salud (OMS), expertos de América enfocaron la celebración en torno a un lema que en su opinión expresa de la mejor forma el propósito y enfoque de las políticas púbicas en materia de salud para la región: “Salud Universal, para todos y todas, en todas partes”.

Lograr la salud universal es un derecho humano que se reconoce en nuestra Constitución desde 1983. Esto significa que todas las personas tengan acceso, sin discriminación alguna, a servicios de salud de calidad cuando lo necesiten, superando cualquier barrera financiera. E implica un esfuerzo transversal y una coordinación intersectorial de las agencias de salud, públicas y privadas, así como el compromiso de toda la sociedad para abordar los desafíos en esta materia.

El Seguro Popular fue creado con el fin de que las familias más pobres de México que carecen de seguridad social, tengan acceso a servicios de salud y evitar que caigan en una mayor desgracia económica en caso de que alguno de sus miembros llegara a padecer enfermedades de alto costo económico como el cáncer o el sida.

El gobierno federal ha anunciado su decisión de crear el Instituto de Salud para el Bienestar y desaparecer el Seguro Popular. Ante las distintas voces que han criticado la medida, la respuesta ha sido la descalificación y el estribillo de la lucha contra la corrupción.

Recientemente seis exsecretarios de salud, que conocen a profundidad el tema, se pronunciaron en contra de la desaparición del Seguro Popular afirmando que ello “anularía uno de los avances institucionales más importantes del sistema de salud mexicano en este siglo”.

Por otra parte, el Coneval presentó el reporte “10 años de medición de pobreza en México”. El informe destaca como uno de los mayores avances desde el 2008, la reducción de más de la mitad de las personas que carecen de acceso a los servicios de salud, en gran medida gracias al Seguro Popular. Según el Coneval la población sin acceso a los servicios de salud se redujo de un 38.4% a un 16.2%.

A casi 15 años de la creación del Seguro Popular hoy hay más de 53 millones de personas afiliadas (4 veces más que los afiliados del ISSSTE). Y hoy el seguro cubre 330 tipos diferentes de enfermedades que representan el 80% de los padecimientos catastróficos. Tan sólo como ejemplo en el 2018 se atendieron 94 mil 400 casos de pacientes con VIH-Sida y 7 mil 100 pacientes con cáncer de mama.

La semana pasada se presentó el Informe de Resultados del Seguro Popular enero-junio de 2019. En él se muestra que el 55.5% de sus usuarios ganan menos de un salario mínimo y el 35.8% hasta dos, con lo que queda claro que ésta política pública es eminentemente popular.

Es evidente que en el Seguro Popular hay errores que corregir. En materia de salud los avances siempre son paulatinos pero los retrocesos son drásticos y dramáticos ante malas decisiones.

La cobertura del Seguro Popular ha crecido de manera paulatina, en un principio sólo estaba cubierto el cáncer cérvico-uterino pero en la medida en que su fondo fue creciendo, se fue ampliando el catálogo de enfermedades. Hoy el seguro cubre el cáncer de mama, de próstata, testículo, ovarios y linfoma no Hodgkin entre otros padecimientos.

El catálogo de enfermedades debe seguir creciendo y las fallas deben ser corregidas. Pero es necesario hacer un buen diagnóstico de los problemas para atenderlos en específico. La sabiduría popular habla de “no arreglar lo que no está descompuesto” o de “no tirar al niño con el agua sucia”. Esto sucedería si se desaparece el Seguro Popular bajo el argumento de la corrupción.

Ya hemos visto cómo la reingeniería anticorrupción de la cuarta transformación ha provocado graves problemas en el sector salud ante despidos, recortes, suspensión de tratamientos, desabasto de medicamentos y el paro de 8 mil médicos residentes por falta de pagos.

El acceso a la salud es una de las políticas públicas más importantes para cualquier gobierno. Es importante que el presidente reconsidere su decisión ya que es posible corregir los errores sin destruir las instituciones. La salud de los mexicanos está mucho más allá de colores partidistas y lo que se está debatiendo no es una ideología sino un país donde todos tengan acceso a servicios de salud de calidad.