Primero fueron los candidatos de Morena a la jefatura delegacional de Coyoacán. Inventaron que en esa demarcación se habían registrado casos de niños robados y asesinados.
Esta falsa versión provocó que grupos de colonos se movilizaran y que realizaran bloqueos para exigir la pronta respuesta del gobierno capitalino.
Sin embargo, distintos trabajos periodísticos revelaron que se trataba de una patraña orquestada por Morena, para desacreditar a los gobiernos perredistas en la demarcación.
Nunca nadie pudo comprobar el rumor, que en el fondo fue un ardid político electoral.
Por otro lado hace unos días, en el municipio de Ecatepec, el candidato al gobierno de ese municipio, por el PRD, Octavio Martínez, recurrió a la misma patraña. Dijo que en ese municipio y con la complicidad presunta de la autoridad de origen priísta, se habían producido distintos casos de niños secuestrados, presuntamente asesinados.
Lo curioso es que, tampoco en este municipio se había presentado una sola denuncia al respecto. Más aún, el candidato amarillo a ese municipio es el mismo que hace un par de años inventó el cuento de que en el Río de los Remedios se había encontrado una fosa clandestina con huesos humanos.
En los dos casos es clara la intención criminal de obtener votos mediante una retórica mentirosa que lo único que busca es el descredito de los gobiernos en turno para convertir ese desánimo en votos a favor de una determinada causa, sin embargo, lo lamentable es que a pesar de que se trata de un acto criminal, de un invento perverso y que confirma las peores prácticas de la política mexicana de hace más de medio siglo, parece que el abuso no le importa a nadie.
El INE cierra los ojos, los partidos opositores hacen oídos sordos, mientras que el o los responsables de esos inventos siguen tan campantes.
Dicho de otro modo, que en tiempos electorales como los que hoy vivimos, cualquier locuaz puede inventar las más “descocadas” versiones y no hay autoridad capaz de sancionar al infractor.
¿Dónde está la autoridad electoral? ¿Por qué no aparece por ningún lado?
En el caso del uso criminal del rumor, ¿por qué nadie sanciona a esos políticos mentirosos, chantajistas y que inventan historias fantásticas para ganar votos?
Al tiempo