Y un político nervioso y asustado, suele hacer tonterías; cometer torpezas y hasta trapacerías.
Y un ejemplo del nerviosismo de Ricardo Anaya y de las torpezas de que es capaz un político asustado, lo dio la noche del pasado lunes y la mañana del martes cuando en un impecable monumento a la estupidez, decidió acompañar en su desvelo a los alcaldes panistas de Veracruz.
Ricardo Anaya llegó al Palacio de Gobierno, colocó una colchoneta en el piso y simuló dormir, con todo y los lentes puestos.
Grotesca expresión de “solidaridad” con los alcaldes panistas de Veracruz, a quienes azuza el hijo de Miguel Ángel Yunes, también alcalde de Boca del Río.
¿Por qué llegar a tamaño despropósito? ¿por qué la grosera simulación? ¿por qué el ridículo de una solidaridad al más puro estilo de la CNTE y del “lopezobradorismo”?
La respuesta la conocen todos.
Porque Ricardo Anaya está nervioso y asustado; nervioso porque quedó exhibido como un potentado que prefiere tener a los suyos fuera del país-al costo que sea-, a salvo de la violencia, del crimen, de la tóxica sociedad mexicana que produce pillos como el panista Guillermo Pedrés y el priista Javier Duarte, entre muchos otros.
Asustado porque no encuentra una respuesta inteligente y certera a sus despropósitos, a las contradicciones entre sus ingresos y su despilfarro, a la incongruencia entre la responsabilidad de ser dirigente del PAN y aparecer como un enemigo de México y los mexicanos.
Y si un puñado de panistas destacados le exigieron a Ricardo Anaya que se definiera entre la dirigencia del PAN y una potencial candidatura presidencial, hoy las circunstancias le reclaman que opte por una de las dos; la presidencia del partido o la candidatura presidencial.
Y es que Ricardo Anaya le hace más daño al partido que todos los enemigos del PAN.
Con su actitudes, con sus excesos, con su torpezas y con ridículos como pernoctar con los alcaldes de Veracruz, Anaya desprestigia y desacredita a un partido que a despecho del propio jefe panista tiene posibilidades de echar al PRI del poder.
¿Hasta cuándo entenderá el señor Anaya que no tiene otro camino que dejar al partido o renunciar a la candidatura presidencial?
En cualquier caso Ricardo Anaya se va, se va, y se…
Al tiempo