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Reunión de amigos

La visita de los funcionarios norteamericanos no debe ser menospreciada | Rodolfo Aceves

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Escrito en OPINIÓN el

En términos de relaciones diplomáticas el Jefe de Estado debe estar en condiciones de atender los requerimientos de la nación y sus gobernados. Esto incluye la posibilidad de reunirse con aquellos actores políticos, económicos o sociales, siempre y cuando exista algún interés, como puede ser en el caso del presidente norteamericano Donald Trump y el presidente electo Andrés Manuel López Obrador.

En agosto del 2016 el candidato Donald Trump aceptó la invitación que le hizo el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, por conducto de Jared Kushner, yerno del entonces candidato norteamericano, pero la opinión pública criticó que el presidente Enrique Peña Nieto recibiera a Trump en la Residencia Oficial de Los Pinos, porque entre otras cosas, por falta de timing político, por ser un encuentro precipitado, por dársele recepción de Jefe de Estado, por falta de cálculo político, entre otros, cuando su plataforma electoral estaba basada en el descrédito y la denostación hacia nuestro país.

Relación bilateral

En la organización y logística de dicho encuentro trascendió que la embajada norteamericana hizo esfuerzos por evitar el encuentro entre el presidente Enrique Peña Nieto y el candidato Trump, argumentando que no existían condiciones políticas para ello, sobre todo porque México fue el único país en recibir a Donald Trump, cuando todavía siendo candidato naciones como Israel o Gran Bretaña se negaron a recibirlo oficialmente, es decir, México tuvo una desacertada decisión diplomática.

Parece que buscar el consentimiento del gobierno norteamericano ha sido una constante. Siendo candidato a la Presidencia de la República en 1988, Carlos Salinas de Gortari buscó reunirse con el presidente republicano Ronald Reagan, a quien le resultó incómodo recibir al candidato Salinas.

Y entre mensajes de redes sociales y declaraciones desafortunadas han transcurrido dos años desde ese encuentro entre Trump y Peña Nieto en Los Pinos y en vista de los resultados electorales que favorecieron a Andrés Manuel López Obrador, la Casa Blanca y la casa de campaña del presidente electo López Obrador iniciaron contactos que terminaron por recibir al secretario de Estado norteamericano y a la secretaria de seguridad interior, Mike Pompeo y Kirstjen Nielsen, respectivamente, se presentaron en las oficinas de López Obrador para tratar diversos temas de la relación bilateral.

México y Estados Unidos poseen una relación compleja, derivada de una frontera geográfica, cultural, económica y política, con beneficios y perjuicios para ambas partes, en el que a veces se gana y a veces se pierde. Para Estados Unidos sobresale el tema de seguridad, que cobró una amplia relevancia a propósito de los ataques a las torres gemelas y al edificio del Pentágono en septiembre de 2011, así como la vulnerabilidad de la frontera con México y la inseguridad en el país, desde la administración del presidente Felipe Calderón hasta nuestros días.

México y Estados Unidos

La visita de Pompeo y Nielsen no fue una visita de cortesía para tomar el té, acompañado de pastel y conocer a los nuevos vecinos. Vinieron a evaluar y calcular la tensión política que pueden ejercer con la nueva administración, mientras que el canciller designado, Marcelo Ebrard Casaubon junto con el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador entregaron un comunicado dirigido al presidente Trump, en donde le proponen los temas de la agenda de la relación bilateral de su administración, acompañado de un catálogo de acciones de política interior y política social que parece innecesario divulgarlo.

Para efectos de negociación, México tiene en la migración un elemento importante de disuasión con la administración Trump. Si el razonamiento es, que un muro detendría la migración y con ello se garantizaría su seguridad ante los intentos del grupo extremista Estado Islámico, de Al-Qaeda o de Hezbollah por ingresar a su país, necesita de la colaboración mexicana para el mantenimiento de su seguridad.

Hay ejemplos. Gracias a la colaboración de las instituciones mexicanas de seguridad, se pudo capturar a un terrorista de Estado Islámico que llevaba como objetivo asesinar al embajador de Arabia Saudita en Washington; además, la Comisión Nacional de Seguridad con apoyo del Servicio de Inmigración norteamericano detuvo, a 3 presuntos terroristas yemeníes. No sólo esto, hace unos años México desmanteló un plan para traer a radicar a la familia de dictador sirio Mohammar Qadaffi.

La participación mexicana en la operación Gerónimo que dio muerte al líder terrorista Osama Bin Laden no puede ser subestimada con un argumento de superioridad o dependencia política, económica o social.

La visita de los funcionarios norteamericanos no debe ser menospreciada, aunque parece que prevaleció la prudencia, no siempre es posible ser educado y carecer de firmeza.

El rediseño institucional de la seguridad

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