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Retrato de gobernador con el río

La estrategia del gobernador es la de: Si un asunto está mal, empeóralo.

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Escrito en OPINIÓN el

Los argumentos del gobernador Padrés para justificar la construcción de su presa en el río Bacanuchi, forman una colección de despropósitos y en conjunto lo retratan. En el libro de Acemoglu y Robinson (Por qué fracasan los países, Crítica 2014) se ilustra que son las instituciones extractivas la clave del fracaso de los países. Los hechos son un ejemplo. Las pérdidas públicas y los beneficios privados.

 

El señor gobernador dispuso del cauce del río para construir su presa. Poder que no patrimonializa no es poder.

 

Con Denise Maerker, (Entrevista a Guillermo Padrés) el gobernador se apoyó en el artículo 114 de la Ley de Aguas Nacionales para construir su presa. El precepto prevé el caso en el que los propietarios pueden realizar obras de defensa de sus terrenos, cuando  haya cambios en el cauce de las aguas.

 

En la interpretación del gobernador esto lo autoriza a realizar obras en el cauce, es decir sobre un bien del que no es dueño. Una nueva forma de disponer “por interpretación”.  ¿Se trata de un caso en el que hubo cambio en el curso de las aguas? Suponiendo que lo hubiese ¿un no propietario puede afectar, modificar, aprovechar en su beneficio el agua retenida? La respuesta es no.

 

La razón es muy simple, nadie puede disponer o realizar afectaciones a un bien del que no es propietario, se trate de una propiedad pública o privada. Las obras a que se refiere la ley, son obras que puede realizar el propietario en su propiedad, precisamente para defenderla. Para poder realizar obras, modificaciones o aprovechamientos de aguas nacionales se requiere de título de concesión.

 

Más allá de la interpretación que se le dé a la norma. Lo central en el caso son las conductas del gobernador y las consecuencias. Se está ante un caso en el que un funcionario, abusando de su poder económico y político, se aprovecha de un bien público. La ostentación llega al grado de retar al poder federal aprovechándose –y en eso tiene razón- de sus insuficiencias. Así, mientras acusa a las entidades federales de “negligencia” ante los daños causados por el Grupo México, se aprovecha de las omisiones de las mismas autoridades por no haber detenido a tiempo las obras de su presa.

 

En eso la estrategia del gobernador es la de: Si un asunto está mal, empeóralo. Y en la escaramuza es posible que se salga con la suya. Las instituciones federales pueden seguir construyendo la cultura de la impunidad, lo cual es altamente probable. Lo cierto es que, es también un caso que pone la ocasión para inventar, desde las instituciones, la cultura del respeto a la ley, de las responsabilidades y consecuencias.

 

Las instituciones, las instituciones.

 

@jrxopa