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Renta universal; propuesta toral

Al generar ingreso se crea empleo.

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Escrito en OPINIÓN el

Me sorprendió con mucho agrado que, en la presentación de la plataforma electoral del Frente Ciudadano, la coalición del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, uno de sus tres ejes fuera crear una renta ciudadana universal. Los otros dos pilares de su programa son seguridad pública y combate a la corrupción.

La idea de que contar con lo mínimo para vivir con dignidad no debe ser un privilegio o fruto de la suerte, sino un derecho humano esencial es algo que ya se reflexiona desde hace décadas. Se sustenta, sobre todo, en la certeza de que la humanidad ha alcanzado un nivel de capacidades productivas que le debe permitir, si se lo propone, garantizar alimentos, vestido, vivienda, movilidad e información adecuados a la vida de una sociedad civilizada.

En Estados Unidos lo propuso, y no digo que fue el primero, Martin Luther King en 1967. Más recientemente Hillary Clinton en su libro de memorias de su campaña presidencial dice, para sorpresa de muchos, que propuso y discutió con su equipo de campaña la posibilidad de un ingreso básico universal financiado con impuestos a la emisión de carbono y a las transacciones financieras. Se inspiró en que el estado de Alaska le emite un cheque anual a cada residente sustentado en sus ingresos petroleros. Ella y su equipo decidieron que el país no estaba preparado para esa propuesta.

Aquí en México se exploró esa posibilidad a finales de los setentas; en la época de la administración de la abundancia petrolera. Más recientemente desde las filas de Morena se propuso como un derecho consagrado en la nueva constitución de la Ciudad de México.

Los derechos se conquistan poco a poco, hasta que logran afianzarse en el imaginario colectivo y ser exigencia general. A eso va a contribuir de manera notable la propuesta que el Frente Ciudadano califica como eje central de su propuesta social. Cabe esperar que como sociedad avancemos en la dirección en que apuesta esta nueva coalición; decidir el voto ciudadano a partir del análisis del programa de cada partido o coalición, y no de la imagen bonita de los candidatos.

Si consideramos que la propuesta también la respalda Morena (espero que lo reafirme de manera contundente), estaríamos en una situación en la que más de la mitad del peso electoral de los contendientes presidenciales se encontraría a favor.

¿Qué dirá el PRI al respecto? Tenemos como antecedente que terminó por aceptar una propuesta similar, proveniente de la izquierda y que ahora es irrebatible: los apoyos a los ciudadanos de la tercera edad.

La principal critica a una propuesta de este tipo es siempre la de que no hay dinero. Un asunto que depende en mucho de la gradualidad con que se vaya instrumentando. La meta debe ser ambiciosa, pero el pragmatismo indica que se llegará a ella no de inmediato, sino en varios pasos.

De cualquier modo, subsiste el problema del financiamiento. En la propuesta planteada por el Frente Ciudadano este ingreso universal provendría de una modificación, más que de un incremento, en el uso de los recursos públicos. Se trata de quitarle los recursos a los programas de desarrollo social, que han demostrado su inutilidad en buena medida porque están de arriba abajo, plagados de corrupción. Proporcionar un ingreso básico universal simplificaría el aparato burocrático al nivel casi invisible del que hoy se requiere para distribuir los apoyos a la tercera edad.

No está mal la propuesta, aunque para muchos se queda corta para un país en el que no solo es necesaria, sino que cuenta con elementos para llevarla mucho más lejos.

Una propuesta eleva la demanda popular y eso genera inquietud porque pueda ser inflacionaria. Pero la inflación surge cuando se eleva la demanda sin una pronta respuesta de la oferta y en este caso elevar la demanda popular puede ser ampliamente correspondido por un rápido incremento de la oferta de una canasta de consumo de producción popular.

Para lograrlo se requiere que la demanda generada por un ingreso universal se amarre al consumo de productos nacionales, regionales y locales. Bastaría que ese ingreso se proporcione en forma de cupones para demandar en un sistema distributivo apropiado, no necesariamente público, pero si social.

Lo que planteo es que la renta básica no debe derivar a incrementar las importaciones y, por el contrario, puede ser un eficaz “despertador” de capacidades productivas adormiladas.

Otra vía de fortalecimiento adicional es dejar de ser un paraíso fiscal y conseguir que las grandes riquezas improductivas aporten lo que en cualquier otro país les corresponde pagar al fisco. Aquí los ingresos del gobierno son menos de la mitad del promedio de los 34 países de la OCDE.

Una función básica de un estado social, sin abandonar el sistema de libre empresa, es la de transferir ingresos en favor de la equidad. No es una propuesta radical sino una función básica de todo estado moderno; incluso en los Estados Unidos: recordemos los cupones de comida que les permiten nutrirse a 45 millones de norteamericanos.

Una renta ciudadana universal en México es posible y financieramente viable. Nos permitiría escapar de las tendencias al empobrecimiento y hacer efectivo el derecho humano a la alimentación. Nos reubicaría como un estado que atiende el tema social, desalienta la violencia, abre compuertas a potencialidades productivas que lo único que requieren es mercado popular. Al generar ingreso se crea empleo.

El asunto me recuerda la evaluación de la economía mexicana que recién hizo el Fondo Monetario Internacional y que comenté la semana pasada. Sus propuestas centrales fueron combatir la corrupción y la inseguridad; elevar la eficiencia de la administración y procurar la inclusión. No importa quien levante la bandera del ingreso universal, por ahí marcha la solución.  

@JorgeFaljo | @OpinionLSR | @lasillarota