Hoy día, los seres humanos que buscan asilo, refugio o la sobrevivencia económica fuera de su país de origen, han alcanzado el mayor número en la historia contemporánea. De acuerdo con la información de organismos internacionales, hemos llegado al año 2020 con un registro de 272 millones de migrantes que huyen por violencia, persecución, discriminación y pobreza extrema.
México ocupa el segundo lugar con más de 12 millones de mexicanos radicados en el extranjero. El primer lugar lo ocupa la India con 18 millones y China en tercer lugar con 11 millones.
Llama la atención que en los últimos 30 años, mientras el número de refugiados, asilados y migrantes económicos aumentó en un 78 por ciento, la población mundial aumentó en un 46 por ciento. (Fuente: https://population.un.org/wpp/Download/Standard/Population/)
En el caso de México, los solicitantes de refugio pasaron de 29,631 en el año 2018 a más de 70 mil en 2019; lo que representa un aumento del 136 por ciento, siendo la mayoría niñas, niños y adolescentes, mujeres solas o adultos mayores que buscan una oportunidad para salvar o rehacer sus vidas.
Más de la mitad de los que actualmente se encuentran en México, son originarios de Honduras y El Salvador. En su mayoría son familias que huyen de la violencia criminal y del reclutamiento forzado de menores por parte de las pandillas llamadas Maras Salvatruchas y Barrio 18, que surgieron en la ciudad de Los Ángeles en la década de los años 80.
Estas pandillas ahora son el brazo armado del crimen organizado en Centroamérica y se dedican al tráfico de drogas, al secuestro y a la extorsión. De manera especial se ocupan del cobro de piso a negocios, al transporte público, a viviendas familiares e incluso a templos religiosos.
Los solicitantes de refugio que a diario llegan a nuestro país son personas en extremo vulnerables que aspiran a ser tratados como sujetos de derechos humanos, tal como se los prometió el presidente López Obrador en declaración del 20 de octubre de 2018.
Sin embargo, para dar cumplimiento a este compromiso del Ejecutivo Federal, urge una reforma a la “Ley sobre Refugiados”, publicada en el DOF el 27 de enero de 2011. Se trata de una ley obsoleta con infinidad de requisitos, controles, firmas quincenales, declaraciones de puño y letra, un cuestionario de 12 páginas, prohibición de movilidad y entrevistas que hacen el procedimiento lento y burocrático, lo que va en sentido contrario al compromiso del presidente de dar la protección y ayuda que merecen los refugiados en su condición de seres humanos. Los diputados de todos los partidos, sensibles a esta realidad tienen la palabra.
Adicionalmente, el gobierno de la 4T debería retirar de inmediato la Guardia Nacional de la frontera sur y garantizar visas humanitarias a quienes llegan a suelo mexicano buscando salvar su integridad, su libertad y en el extremo, la vida misma.