Los altos mandos de las refresqueras, de las tiendas de conveniencia y de los fabricantes de botanas, activaron a sus operadores políticos para mitigar lo que podría ser una marea de iniciativas para frenar el consumo de las bebidas azucaradas, ya sea por su prohibición o por mayores impuestos.
Después de que hace unos días el Congreso de Oaxaca avaló la ley que impide a los menores de edad adquirir refrescos y comida chatarra, la avalancha para replicar la medida llegó a 27 congresos estatales, en los que se evalúan por separado distintas iniciativas. Ayer, Tabasco dio luz verde a la prohibición.
Nos cuentan que la preocupación de las compañías se centra en el impacto que tendrá la medida en la inversión y el empleo. Incluso, los directivos no están muy contentos con las campañas de desprestigio de funcionarios del gobierno actual, quienes insisten en señalar a estos productos como uno de los culpables de las miles de muertes por covid.
Si bien es cierto que la propuesta del Congreso de Oaxaca recibió el apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la infancia, ante los elevados índices de obesidad en México, los directivos aseguran que la ley tiene vacíos importantes que podrían prestarse a diferentes interpretaciones, por lo que se requerirán ajustes adicionales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que en promedio, los mexicanos consumen 163 litros de refresco al año, cifra 38% superior a la que se observa en otras naciones como Estados Unidos y además, es 7.3 veces superior al promedio mundial.
Para acabar pronto, los mexicanos consumen 66.0% más azúcar respecto a la media diaria que promueve la Organización Mundial de la Salud, siendo Chiapas el primer lugar nacional.
Nos dicen que en el actual periodo de confinamiento, se registró una desaceleración en la demanda de refrescos, sin embargo, la industria prepara una contraofensiva no solo a nivel de cabildeo, sino también para echar mano de su gama de productos y promover bebidas más naturales y sin azúcar.
Las ganadoras
Ya que hablamos de la planta productiva, las compañías listadas en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y que integran el Índice de Precios y Cotizaciones (IPyC), reportaron una caída en ventas y Ebidta de -3.1% y -9.4%, respectivamente, en tanto que la utilidad neta se desplomó 68.8%, respecto al mismo periodo del año anterior.
Nos cuentan que a pesar de la debilidad en resultados por el cierre de la actividad económica, la mayoría logró poner en marcha estrategias para contener la crisis, por lo que echaron mano de sus eficiencias, economías de escala y uso de tecnologías para amortiguar la caída.
Incluso, algunos conglomerados con alta exposición en dólares lograron mitigar el impacto ante la depreciación del peso. De acuerdo con sus reportes, las ganadoras, pese al negro entorno macroeconómico fueron: Peñoles, Cuervo y Bimbo, en tanto que las del sector turismo y servicios registraron el peor desempeño, tal es el caso de Alsea, Liverpool, así como el Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP), consorcio que administra 12 terminales y el Grupo Aeroportuario del Sureste (ASUR), cuya operación se concentra en México y Colombia.
Así las cosas…