Alejandro Brito es director general del suplemento Letra S, Salud, Sexualidad, Sida y de la organización del mismo nombre (1995), la semana pasada recibió el premio por la “Igualdad y No Discriminación 2018” que otorga la asamblea consultiva del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. El patio central del Museo Interactivo de Economía en lleno completo. Quienes admiramos y queremos a Alejandro, corrimos –por supuesto– a la cita. Alejandra Haas, presidenta de CONAPRED ofreció el discurso de bienvenida: “la Encuesta Nacional sobre la Discriminación, ENADIS 2017, muestra que prejuicios y prácticas discriminatorias hacia personas de la diversidad sexual, mujeres y otros grupos históricamente discriminados siguen allí”.
¿Cuáles fueron los “comienzos” de Alejandro Brito en el activismo? Escribo la palabra entre comillas, porque, ¿qué día, en qué momento, en qué suma de experiencias, emociones, dolores, esperanzas, un día, una persona de manera consciente elige una causa? Les comparto sus palabras: “Empecé como activista estudiantil en la adolescencia, en el CCH Naucalpan. Y luego en la Universidad en la ENEP de Acatlán. Formé parte de un grupo de activistas que nos solidarizamos con las luchas populares de colonos y obreros de la zona, y las luchas revolucionarias de Nicaragua y El Salvador. En la ENEP llevé a la escuela a los primeros grupos lésbico-gay recién firmados y se armó un alboroto porque la dirección del plantel se negó a abrir el auditorio. Luego Ingresé a un grupo trotskista donde milité un par de años. Ingresé al grupo Lambda de Liberación Homosexual y participé en las primeras marchas del orgullo homosexual, cómo se llamaba entonces”.
Amaranta Gómez Regalado, activista LGBTTTI (“y lo que se acumule”, como ella dijo y desató una carcajada entre los asistentes) integrante de la Asamblea Consultiva del CONAPRED, presentó a Alejandro: “pionero en el trabajo para recolectar información sobre crímenes de odio”. Ovación. Alejandro subió al estrado. Su cuerpo largo y delgado. Su rostro serio. Sus palabras tan talentosas y valientes. Esa mezcla suya entre firmeza, fuerza y una fragilidad muy suave que no lo detiene. Que lo hace entrañable.
Su incansable defensa de la comunidad LGBTTTI y de las personas que viven con VIH/Sida. Su compromiso con informar, educar, proteger a minorías continuamente discriminadas y en riesgo. Su compromiso cotidiano: trabajar por un cambio cultural paulatino y profundo. Irreversible. “Con nuestro activismo, las personas LGBTTTI estamos contribuyendo a hacer de México un país más plural, más libre, más democrático, más amoroso y, porque no decirlo, más civilizado”, dijo Alejandro. Su férrea defensa de ese Estado laico que es nuestro derecho y nuestra posibilidad de cohabitar. Así, tan diversos como somos.
Arturo Díaz Betancourt. in memorian.
Su memoriosa mención de dos de sus entrañables compañeros de luchas: el escritor Carlos Monsiváis y Arturo Díaz Betancourt (primer presidente de Mexicanos contra el Sida, fundador de Letra S y de la Comisión Mexicana Contra Crímenes de Odio por Homofobia), que ya no están de manera tangible: “reconocimiento que comparto con la colectividad de activistas pertenecientes al movimiento de la diversidad sexual y de género, al que orgullosamente pertenezco. Un reconocimiento muy significativo para mí, porque antes lo recibieron, de manera póstuma, otros dos fundadores de Letra S. Me refiero a Arturo Díaz Betancourt, generoso e intransigente activista, y mi querido Carlos Monsiváis, escritor e intelectual comprometido”.
Alejandro estudió Historia en la ENAH y Economía en la UNAM, es especialista en Profesionalización de Organizaciones de la Sociedad Civil, Global Award for Media Excellence (1999), Premio Latinoamericano de Periodismo Rosa Cisneros (2000), Premio Nacional de Periodismo e información (2001), Premio Pen México a la excelencia periodística (2013). Consejero de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, coordinador –junto con el académico y activista Rodrigo Parrini– del proyecto: “Construyendo el proyecto de Crímenes de odio por homofobia para fortalecer el cabildeo y la defensa de los derechos humanos LGBT”. Colaborador de la Revista Debate Feminista y de distintos medios nacionales e internacionales.
No existen registros oficiales de los crímenes de odio por homofobia: “a falta de registros oficiales, las organizaciones civiles nos hemos dado a la tarea de registrar este tipo específico de violencia letal que se caracteriza por altos niveles de ensañamiento”. Los asesinatos a personas de la comunidad LGBTTTI eran clasificados –sin más trámite– como “crímenes pasionales”. Ese repetido: “se matan entre ellas/os” que legitimaba/legitima la violencia y desecha –en su brutal doble discriminación– a las víctimas. Recuerdo a Arturo Díaz contándome hace muchos años, que comenzaron el registro con las notas de los crímenes, (amarillistas casi siempre) publicadas en periódicos y revistas. Dolidos, indignados, meticulosos.
Amaranta Gómez, Alejandro Brito, Alejandra Haas, Marta Lamas.
Amaranta (con su traje de tehuana) entregó el premio: el simbolismo de un árbol de la vida. Como en el símbolo del arcoíris: los colores de una sociedad (algún día) más habitable para todas/os. Diversa, respetuosa, empática. “La discriminación y la violencia dirigida hacia las personas que no responden o no se ajustan a los estereotipos binarios de género masculino-femenino, aún goza de legitimidad social porque se les ha asignado una función correctiva o de castigo de cuerpos y comportamientos considerados desviados y transgresores de un supuesto orden moral y natural”, dijo Alejandro. Un reconocimiento a la persona y al trabajo de un hombre extraordinario. Por ese México con el que tantas/os soñamos, felicidades, Alejandro. Y gracias.
Para más información:
Suplemento Letra S en La Jornada.
Encuesta Nacional Sobre Discriminación 2017. Comunicado de prensa con los resultados.
Milenio Diario. Fechas clave del Movimiento Lésbico-Gay, por Alejandro de la Garza.