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Rápido y visible

El gobierno de Claudia Sheinbaum no está anunciando proyectos a 6 años. Todo lo que se ha anunciado puede ser inaugurado en un par de años. | Roberto Remes

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Escrito en OPINIÓN el

Insurgentes es una avenida con mucho carácter. Es, sin duda, la más larga, al atravesar Ciudad de México de norte a sur, conectando dos de las cinco principales autopistas. Cada tramo es distinto, pero la mayor actividad comercial se concentra de Buenavista a San Ángel, con edificios de oficinas que superan los 100 metros de altura y una intensa actividad peatonal, que se ve reforzada desde 2005 por el Metrobús.

En distintos momentos de la historia de Insurgentes, se han planteado proyectos de transporte elevados. Me refiero en concreto al monorriel, que sin embargo ha sido rechazado por lo agresivo que sería ubicarlo en ese espacio. De hecho, en algún momento de su precampaña, hacia fines de 2011, Miguel Ángel Macera lo llegó a plantear, pero al escuchar las críticas, retiró la propuesta: la ciudad se hace a nivel.

Es entendible que el metro pueda ir elevado en algunos tramos, la obra subterránea es compleja, lenta y cara. Las experiencias de la ciudad con viaductos para el metro no han sido las mejores. Las zapatas de las columnas de Línea 4 están emergiendo y en la línea 12 el trazo elevado, y expuesto a las variaciones de temperatura, aceleró el desgaste ondulatorio de las vías. En el futuro, las ampliaciones del metro pueden considerar trazos elevados pero serán la excepción.

Las columnas de Línea 4 del metro son anchas, invasivas, lo mismo que el tramo elevado de Línea 9. No sucede lo mismo con las columnas de Línea B, mucho más esbeltas, armadas mediante piezas prefabricadas y pretensadas que logran trabes más ligeras y largas.

Cuando uno entra al sistema de patentes del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, “Siga”, y escribe “Riobóo”, de inmediato se exhiben algunas decenas de patentes a nombre de José María Riobóo Martin. Estas patentes se refieren a sistemas constructivos como el que describí para la línea B del metro, y que de hecho está presente también en una serie de puentes y pasos a desnivel, como el Segundo Piso del Periférico.

En los últimos meses se ha hablado de la construcción de un sistema elevado de trolebuses. En otros espacios he explicado mi oposición. Como lo dije antes, la ciudad se hace a nivel. Cualquier otra opción reviste tantas particularidades que no puede ser instrumentada a capricho por un Jefe o Jefa de Gobierno, sino derivada de los instrumentos de planeación que aún no tiene la ciudad.

Más allá de los argumentos que muchos podamos ofrecer contra el viaducto elevado en Ermita Iztapalapa ¿por qué el gobierno de Claudia Sheinbaum opta por una alternativa que jamás había estado sobre la mesa y en unos cuantos meses contrata el proyecto ejecutivo y lo anuncia como la gran mejora al transporte de Iztapalapa?

Está por supuesto, el factor Riobóo: no tengo la menor duda del método constructivo que seguirá dicha obra. También puedo intuir que los trolebuses articulados serán de la misma marca suiza que el Director General de Planeación de la Secretaría de Movilidad visitó hace unos meses.

Sin embargo, me atrevo a decir que hay algo más. Expandir la línea 8 del metro en forma elevada también podría requerir las patentes de Riobóo. ¿Por qué optar por algo más ligero? Sin duda tiene que ver con las elecciones de 2021.

El gobierno de Claudia Sheinbaum no está anunciando proyectos a 6 años. Todo lo que se ha anunciado puede ser inaugurado en un par de años, como si sólo estuviéramos esperando el 5 de diciembre de 2020, para que una eventual renuncia evite convocar a nuevas elecciones.

Hace unos meses se hablaba de las líneas 8 y 9 de Metrobús en Zaragoza y en Periférico, respectivamente. Ahora sólo se habla de las ampliaciones a las líneas 3 y 5 de Metrobús. Hace unos meses se estudiaba la alternativa de crecer el metro de Constitución de 1917 a Santa Martha, ahora, de un trolebús “Elevadote, pa’ que se vea”. Compras de autobuses y trolebuses, puentes vehiculares que pueden ser construidos en pocos meses, nada del gobierno de Sheinbaum parece estar pensado a 2024. Todo lo que hace la Jefa de Gobierno tiene prisa, como si se estuviera acabando y no empezando.

Me pregunto ¿hay algún tipo de acuerdo con alguno de sus rivales en la contienda interna de Morena, hoy senadores, para que le reemplace la segunda mitad del sexenio? ¿Se irá la Doctora Sheinbaum al gabinete federal a lograr los macro proyectos que Rocío Nahle o Javier Jiménez Espriú no han podido concretar? De no ser así, no veo por qué instrumentar proyectos “rápidos y que se vean” en vez de hacer obras de fondo, como retomar los proyectos de Metrobús que ha habido para el Eje 8 Sur, Ermita Iztapalapa – Plateros: convertirla en una especie de Insurgentes, con gran fuerza comercial, vida e impacto en las colonias aledañas. Algo que no logrará nunca el trolebús elevado.