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Racismo: La palabra incómoda

¿Quiénes hacen la publicidad son racistas?

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Escrito en OPINIÓN el

Transcurrieron las copas de vino y las horas de buena plática en una cena familiar. No recuerdo ni cómo es que llegamos al tema pero la conversación se tornó aguda y un tanto ríspida. –México es un país clasista, no racista. –¡Por supuesto que es clasista, pero también racista! –Los gringos, ellos sí son verdaderamente racistas. -Bueno, pero al menos ellos reconocen el problema, nosotros ni a eso llegamos. –¿Cómo vamos a ser racistas si casi todos somos morenos?

 

Una de mis hermanas –que no reside en México– explicó que en Estados Unidos no se utilizaba (quizás dijo que estaba prohibido, no recuerdo bien) fotografía en el currículum vitae, justamente para evitar los filtros por color de piel o apariencia física; mi cuñado comentó que funcionaba de esa manera en varios países más. Todo lo contrario sucede aquí, donde en muchos trabajos “buena presentación” es un sinónimo de discriminación.

 

Mencioné los resultados de la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México 2010 (ENADIS), según los cuales cuatro de cada 10 personas opina que a la gente se le trata distinto en nuestro país según su color de piel. También mencioné que en la misma encuesta se encontró que más de la mitad de la gente cree que en México insultan a las personas en la calle por su color de piel. La discusión continuó por largo tiempo.

 

El tema del clasismo salió una y otra vez. ¿Clasistas, racistas o ambas? Mi opinión – que sólo fue compartida por uno de los cuatro presentes– fue que decimos que somos clasistas porque (esto es un horror) nos parece más aceptable el clasismo que el racismo. Un especie de eufemismo (muy perverso) en el que se esconde una palabra demasiado negativa con una un poco menos. El tema lleva dando vueltas en mi cabeza por meses.

 

El diálogo no acabó ahí. Mi hermana continuó explicando que hacía algún tiempo había recibido un correo de su alma máter promocionando algún tema para ex alumnos. –Yo no estudié en esa universidad de gente que parece nórdica, la mayoría éramos morenos. En la fotografía que incluyeron no aparecía ni un moreno. Se trata de una de las escuelas de mayor prestigio en el país. –Sentí vergüenza– terminó.

 

Así es la mayoría de la publicidad mexicana, llena de gente blanca o rubia. Otra cuestión surgió: ¿Quiénes hacen la publicidad son racistas o bien, es el resultado de una demanda del mercado por ver a esa gente caucásica? ¿Ser güero, entonces, es una aspiración popular? Me vino a la mente la frase de que “hay que mejorar la raza”. Recordé que en la ENADIS la mayoría de las personas (contrario a lo que apuntaría el sentido común) se identificó en los tonos de piel más claros.

 

No concluimos nada y al llegar el postre, comenzamos a platicar de otras cosas. Retomé el tema hace unos días durante el café con mi amigo José Espinosa. Nos lamentábamos amargamente de los males de México y tocamos varios puntos interesantes: la corresponsabilidad de la sociedad con el deterioro del país, la negativa a conceder un trato digno a las trabajadoras domésticas (reflejado en la negativa a ratificar el Convenio 189 Trabajo decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos de la OIT pero también en la conceptualización de las trabajadoras de planta) y la horrífica aparición de casos de esclavización en la Ciudad de México. –Aunque también eso de las empleadas de planta es una forma de esclavitud moderna– apuntó José.

 

–México es como un borracho que ya no va a cambiar– me dijo. Matizamos. Hay cosas que sí pueden cambiar. Al llegar al tema del racismo le recomendé un artículo de Mario Arriagada, titulado “Quién no es quién”, que leí en Nexos. Mario hace un análisis del racismo en nuestras revistas de sociales con lo que llamó un Conteo de blancura editorial. El texto es espléndido y termina con una reflexión profunda, tan sólo reproduzco un fragmento: “También nos repetimos con frecuencia que nuestro problema es el clasismo, no el racismo, cuando las ideas que componen nuestras definiciones de clase están llenas de consideraciones de raza”.

 

@r_velascoa