Main logo

¿Quién manda en Palacio Nacional?

Los presidentes siempre han sido los jefes de jefes, pero han tenido su brazo derecho. | Jorge Ramos Pérez

Por
Escrito en OPINIÓN el

Antes de tomar posesión como presidente de México, Andrés Manuel López Obrador publicó un video donde, casualmente, se podía ver un libro titulado ¿Quién manda aquí? Todo mundo supuso que el mensaje era que el jefe de jefes, como dirían los Tigres del Norte, era quien mandaría en Palacio Nacional.

Los presidentes de la República siempre han sido los jefes de jefes. Pero han tenido su brazo derecho, al que escuchan, les aconseja y les ayuda a tomar decisiones.

De José Córdoba Montoya se creó la leyenda de que era el poder oculto en el gobierno de Carlos Salinas. Se le colgaron todo tipo de milagros y, como a los santos, muchos difíciles de reconocer. No hay forma de probarlos, la fe es la fe.

Con Ernesto Zedillo también hubo una figura poderosa. Liébano Sáenz. Caballero, culto, de formas finas, sabía cómo hacer temblar sin azotar la mano en la mesa.

Con Vicente Fox muchos quisieron ser el consejero. A quien se señaló de ser el poder tras la silla fue a su esposa, Marta Sahagún. Cuentan que ella se burlaba de todos los milagros que le adjudicaban. Que no era para tanto. En fin que era parte de la leyenda.

Felipe Calderón siempre fue motor de su gobierno. Estaba en todo y en todas. Tuvo personajes como el difunto Juan Camilo Mouriño, aunque su muerte prematura no lo llevó a cuajar mayor poder desde la Secretaría de Gobernación. Patricia Flores, sin embargo, como primera jefa de la oficina de la Presidencia fue motejada como La Jefa.

En la única entrevista que concedió Flores, luego de dejar Los Pinos, reveló las reyertas internas palaciegas. Esas mismas que la sacaron del poder.

Enrique Peña Nieto siempre fue visto como un hombre con limitaciones intelectuales. Aurelio Nuño y Luis Videgaray o Luis Videgaray y Aurelio Nuño ejercieron con mano dura ese poder secreto -a veces ostentoso- que da el no ser el Presidente de la República.

Rasputín es el símbolo del oscurantismo y de la manipulación tras bambalinas del poder. Fue acaso el causante de la debacle de la estirpe de los Romanoff, la familia real rusa.

Por eso llama la atención que se hable hoy de un Rasputín en Palacio Nacional. La Jornada, en su Rayuela del jueves pasado así lo describió. ¿Quién es el Rasputín de Palacio?

Punto y aparte. López Obrador tundió a las organizaciones de la sociedad civil hace poco. Como siempre presumiendo corrupción. Un dato: la Secretaría de Cultura en el sexenio de Peña Nieto otorgó casi cinco mil millones de pesos a este sector, en distintas vías.

Punto final. La quema de judas es tradición en estos días. ¿En qué partidos habrá más judas?

A 20 años de la huelga de la UNAM, ¿y la UAM?

@jorgeramos7773 | @OpinionLSR | @lasillarota