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¡Que roben, pero que dejen robar!

La batalla de la 4T, enfrenta los pensamientos que se convirtieron en paradigmas del pasado. | Ismael Jiménez

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Escrito en OPINIÓN el

El 2019 fue un año perdido en materia económica, el del olvido para muchas de las empresas y sus empleados. Perdieron no solo sus planes y proyectos de expansión, sino también se diluyeron sus puestos laborales y en algunos casos, sus propios negocios.

La Cámara de la Industria de la Construcción (CMIC), reportó que durante el año pasado, el gobierno tuvo un subejercicio de 65% en materia de construcción e infraestructura. El más alto desde 2006, de acuerdo con el gremio constructor.

Para estas alturas, para nadie es un secreto que el gobierno de la 4T generó una fuerte contracción económica. Atasco que llevó a la economía mexicana a una desaceleración técnica, que redituó en el llamado crecimiento cero.

La CMIC reportó que el PIB de la industria de la construcción, presentó una caída de 6.9% durante 2019, retroceso que no se registraba desde 2001. Cabe recordar, que el sector de la construcción, es el principal indicador de la economía, pues es el principal tractor de inversión y generador de empleos que inciden en el resto de los sectores económicos.

Sin embargo, existen algunos matices que vale la pena señalar que explican el subejercicio y la contracción del gasto público por parte del gobierno federal. El principal, es el combate a la corrupción que se ha convertido en la bandera del gobierno de la 4T.

Es cierto, el sector construcción es el principal generador de economías de escala, pero también ha sido, junto con algunos de sus actores principales, uno de los gremios que más señalamientos de corrupción ha tenido en la historia reciente de México.

Lo anterior es importante, pues innumerables obras públicas y privadas a lo largo y ancho del país, han sido señaladas, detenidas e investigadas por actos de corrupción. Cada sexenio ha dejado uno o dos casos al menos de escándalos por desvíos de fondos en obras de infraestructura que van desde puentes, carreteras, hospitales, viviendas, y un sin fin de obras que desembocaron en lo que sería el nuevo aeropuerto de la ciudad de México.

El presidente de la CMIC, declaró en conferencia de prensa que de haber malos constructores, éstos deben ser castigados, mientras que en entrevista de radio, reconoció que la corrupción había permeado en el sector. Sin embargo, en ambas declaraciones, matizó que no era el caso de todas las empresas y de todos los constructores.

Por muchas décadas, el imaginario colectivo mexicano, junto con el vox populi, declaraba a principios de cada sexenio, que el gobierno en turno, sería tan bueno o malo, “como robara y dejara robar”.

La cruzada de la 4T contra la corrupción, parece estarle haciendo frente a ese mal endémico enquistado en la sociedad. Todavía es temprano para saber si los resultados, serán buenos o malos. Lo es cierto es que la ciudadanía, junto con los empresarios, deberemos comenzar a pensar que existen maneras diferentes de crecer, sin que la corrupción sea el eje rector de la economía mexicana.