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Que funcione el mercado… monopólico

Un mercado competido funcionará eficientemente sin necesidad de intervención.

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Escrito en OPINIÓN el

El 2 de octubre de este año, la comisionada de competencia de la Comisión Europea, Margrethe Vestager pronunció un discurso revelador en la Conferencia Anual de Derecho y Política de Competencia celebrada en la Universidad Fordham.

 

Allí, se refirió a las concentraciones entre operadores de telecomunicaciones, en los siguientes términos:

 

“En el sector de las telecomunicaciones móviles, frecuentemente oigo el argumento de que la consolidación es necesaria para operar redes más grandes, mejores y más eficientes.

 

… Así que, por supuesto, el argumento de “la consolidación lleva a la inversión”, debe contemplarse cuidadosamente… En la práctica, evaluamos si los planes de inversión postconcentración son creíbles, probables, específicos a la concentración y con beneficios para los consumidores finales, y no para los accionistas. Sin embargo, sólo una fracción de las eficiencias sometidas que hemos visto en casos sucesivos, han cumplido estos criterios.”

 

Unos días después, Andrus Ansip, el vicepresidente de la Comisión Europea para el mercado único digital, se expresó en términos parecidos, señalando que:

 

Es la competencia la que atraerá las inversiones para desarrollar las redes de banda ancha de alta velocidad que necesitan los europeos. Así que relajar las reglas de la competencia no es la respuesta. Eso solamente transferiría los costos de las inversiones requeridas, a los consumidores. Ellos tendrían así menores opciones y mayores precios… La consolidación de la industria tampoco es necesariamente la respuesta[1].

 

Por su parte, Sharon White, directora ejecutiva del regulador británico de las telecomunicaciones, OFCOM, declaró en la London School of Economics and Political Science:

 

“Teóricamente, la consolidación puede tener beneficios –mejorar las economías de escala y facilitar la inversión. Sin embargo, la experiencia de OFCOM es que la competencia, no la consolidación, impulsa la inversión y consigue menores precios.  Nuestro análisis de una docena de países dentro de la Unión Europea y fuera, no muestran relación entre la consolidación y la inversión… En otros países hay evidencia de que los consumidores pueden estar pagando el precio de las concentraciones… Me preocupa que el Reino Unido pueda terminar con mercados más concentrados que conduzcan a precios más altos y menores opciones para los consumidores, sin el prometido impulso a la inversión y la innovación. Esta es una cuestión urgente. Una vez que la competencia se va, es muy difícil restablecerla, especialmente en las telecomunicaciones donde las barreras a la entrada son elevadas para nuevas empresas.”

 

White también recordó que el grupo de reguladores europeos de las telecomunicaciones, BEREC, publicó un documento en junio de 2015 sobre la dificultad de asegurar el desarrollo de una competencia efectiva y sostenible en la presencia de “oligopolios compactos”, es decir, mercados altamente concentrados.

 

En contraste con las posiciones de estos líderes, en México desde hace varios años se ha ido fortaleciendo un discurso que justifica la concentración en los mercados, particularmente en el caso de las telecomunicaciones, en aras de impulsar las inversiones y lograr una competencia más intensa formando supercampeones sin los cuales –nos dicen- sería imposible lograr las inversiones necesarias para crecer.

 

Ante los evidentes riesgos de enfrentar mercados cada vez más concentrados, esta corriente se ha esforzado en reiterar una variedad de supuestas eficiencias o beneficios futuros sin que se haya comprobado que estos efectos sean:  reales y no solamente teóricos; superiores a los efectos anticompetitivos; inherentes a las operaciones específicas sometidas a autorización (es decir, que no se puede obtenerlas de otra manera); y transferidos a los consumidores finales.

 

También es frecuente que en estas discusiones se repitan frases vacías como “hay que dejar funcionar al mercado”, para intentar disuadir a la autoridad de hacer la mínima intervención en las decisiones de las empresas, aunque estas decisiones tengan evidentes repercusiones anticompetitivas. Pues sí, que funcione, pero en todo caso la pregunta de fondo es: ¿qué tipo de mercado?

 

Hay que recordar que los mercados pueden ser competitivos y también pueden no serlo. Un mercado competido funcionará eficientemente sin necesidad de intervención, pero un mercado monopólico u oligopólico en las mismas circunstancias funcionará como está destinado a ser: con menor calidad y mayores precios, menor innovación y limitada elección para los consumidores. Un mercado oligopólico funcionará como oligopolio.

 

La política de competencia es la regulación menos intrusiva que existe, por lo que generalmente se prefiere frente a otras intervenciones directas de los reguladores, a menos que existan fallas de mercado o que se busque objetivos de política que no es posible obtener a través de la aplicación de las leyes de competencia.

 

Pero para que sea efectiva esta regulación, se debe aplicar de manera rigurosa. En lo que concierne a los factores estructurales, es importante prevenir la conformación de mercados con muy pocos competidores, donde los incentivos a tener un comportamiento competitivo se reducen significativamente, más aún cuando existen elevadas barreras a la entrada. Esa es la razón de ser de la autorización previa de concentraciones.

 

Este es un panorama que tienen muy claro en otras latitudes, pero lamentablemente en nuestro país parece que seguimos vendiéndonos espejitos a nosotros mismos.

 

 

* Comisionada del IFT. Las opiniones expresadas son a título personal y no deben entenderse como una posición institucional.

 

@elenaestavillo 

 

 

 

[1] Declaraciones en el marco del congreso FT-ETNO 2015 realizado en Bruselas, Bélgica, el 13 de octubre de 2015.