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Qué diría (dijo) Castillo Peraza

Castillo Peraza sí conoció y mencionó en más de uno de sus artículos a López Obrador y lo retrató de forma fidedigna. | Julio Castillo

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Escrito en OPINIÓN el

El otro día, en uno de esos divertidos debates por redes sociales en donde el contrincante al carecer de argumentos va saltando de tema en tema llegó a increparme con la pregunta: qué diría Carlos Castillo Peraza sobre la elección actual (sabiendo que se refería a mi padre) … la respuesta necesaria a una pregunta tan absurda fue que se lo preguntara a un psíquico o a un vidente, porque a casi 21 años de su muerte poner palabras en su boca resultaría bastante oportunista. 

No obstante, aunque es claro que la coyuntura no podía imaginarse, Castillo Peraza sí conoció y mencionó en más de uno de sus artículos a López Obrador y lo retrató de forma fidedigna desde 1996. Transcribo algunas de las referencias: 

• En un artículo de diciembre de 1996 dijo: “los partiditos gubernamentales quieren volver por sus fueros y, como los priístas soslayados con ansias de curul, utilizan al viejo PRI de sus viejos compañeros Muñoz Ledo, Cárdenas Solórzano, López Obrador para aumentar el número de peticiones, de exigencias y de recursos”. Obviamente se refiere a lo que era el PRD y a lo que hoy es Morena, todos los mencionados siguen una línea clara. 

• En agosto 1998 ya advertía los afanes totalitarios de López Obrador y dijo: “Ya don Andrés Manuel López Obrador mostró la concepción del derecho penal que orienta las actitudes de los miembros del PRD y guía sus declaraciones y acciones: todos son culpables hasta que demuestren su inocencia, máxima que es la quintaesencia de los regímenes totalitarios”. (Está situación es precisamente el problema que hoy enfrentamos como país, pero con la gran agravante que no es el presidente de un partido, sino de la República). 

• En octubre de 1999 dijo: “No es extraño en el caso del PRD, cuya historia de resentimientos irresponsables se expresa cotidianamente por boca de Andrés Manuel López Obrador”. (Y 22 años después sigue siendo vocero de resentimientos irresponsables).

• En febrero del 2000 dijo: “Es previsible, dada la forma fraudulenta en que don Andrés Manuel López Obrador se hizo de la presidencia del PRD hace poco más de tres años, del batidero electoral que desde tal cargo contempló impávido e impotente en 1999 y del obvio apoyo de que goza entre el serrallo cuauhtemista”. Nótese que toda la carrera de López Obrador está bajo la sombra del fraude; es un tema recurrente en los escritos de Castillo Peraza porque además de la pasada mención, lo hace varias veces respecto a que no tenía el tiempo de residencia necesario para ser candidato a jefe de gobierno (en el 2000) y que las pruebas las aportaron sus contendientes internos: Pablo Gómez y Demetrio Sodi. 

• La última mención a la que haré referencia es una joya, es un artículo de agosto del 2000  (días antes del fallecimiento de Castillo Peraza) que se llama “Ese fascismo que viene” y dice: “Volvamos a lo del fascismo. Quizá una de las características que permiten distinguir a un régimen de esa especie, de uno democrático, se encuentra en un aparentemente pequeño aspecto del Derecho: bajo el autoritarismo o el totalitarismo, todos somos culpables hasta que demostremos nuestra inocencia; en democracia, las cosas son exactamente al contrario: todos somos inocentes hasta que se pruebe que somos culpables. Por tanto, es intolerable que alguien proclame y sostenga que un sospechoso está obligado a demostrar su inocencia. Y es tal afirmación la que, si quienes la transcribieron no erraron, acaba de reiterar el recién electo jefe de Gobierno del Distrito Federal, don Andrés Manuel López Obrador. La profirió —por segunda vez en pocos meses— en relación con el caso Espinosa Villarreal. Así que, según quien ocupará el cargo más alto de la administración capitalina, el sospechoso o acusado es el que ha de demostrar su inocencia, y no el acusador la culpabilidad de aquél”. (Hoy vemos estas acusaciones dictatoriales todos los días, de candidatos a comunicadores, de los árbitros como Lorenzo Córdova a opositores como Diego Fernández de Cevallos… todos acusados por suposiciones y sin pruebas, pero con todos los recursos de la institución presidencial para linchar y difamar… una verdadera dictadura fascista).

En fin, no es necesario poner palabras en boca de nadie, la memoria histórica documenta a la perfección qué dijo Carlos Castillo Peraza, y sigue siendo vigente… El fascismo que entonces venía ya se instauró, y hoy nos toca a las mexicanas y mexicanos volver a defender la libertad y la democracia, antes de que seamos juzgados sin pruebas como lo intentó AMLO con Cabeza de Vaca y como lo hace linchando todo aquel que no concuerda con él.