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¡Qué bueno que se fue Durazo!

A la llegada anunciada de Rosa Icela Rodríguez deseo lo mejor, para que nos vaya mejor. | Ivonne Ortega

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Escrito en OPINIÓN el

Al momento de renunciar al cargo de secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño dejó al país con las cifras de victimización más altas de la historia en cuanto a los delitos de alto impacto como homicidios, secuestros y extorsión, y una institución federal de seguridad, la Guardia Nacional, totalmente militarizada, en contra de lo ofrecido en campaña por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Un funcionario gris rebasado por la tarea encomendada que no supo o no quiso dotar a la Guardia Nacional del necesario carácter civil para que fuera de verdad garante de los derechos humanos y ejemplo de transparencia. Su paso por el gabinete federal será recordado más por el desastre dejado que por alguna acción específica.

Días antes de su salida oficial, ya había mencionado su interés en contender por la gubernatura de Sonora, acaso el sueño de su vida, pero si de verdad el ejercicio público fuera termómetro y medida de los méritos, no debiera siquiera presentarse a esa contienda.

La delincuencia organizada hace de las suyas en amplias regiones del país sin que las corporaciones federales puedan detenerla. Las matanzas se suceden a pesar de la negación del presidente López Obrador y las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reconocen una tendencia a la alza en los delitos de alto impacto, que nos llevarán al triste récord del año más violento de la historia con todo y el confinamiento por la contingencia del covid-19.

Los feminicidios aumentaron este año en más de 7% con respecto al año anterior, con su lamentable estela de cientos de víctimas mortales y miles de víctimas colaterales en hijas, hijos, familiares…

¿Cuál es el mérito entonces de Alfonso Durazo Montaño para aspirar siquiera a ser candidato a la gubernatura de Sonora?

Si el mérito es haber sido diligente acatador de instrucciones, ciego ante el sufrimiento de las y los mexicanos que viven cada día la pesadilla de violencia en una espiral ascendente, entonces se entiende que quiera llevar a Sonora la ineptitud que demostró ante los destinos de la seguridad pública en el país.

La única buena noticia es una que da apenas algo de esperanza en este concierto de equívocos que ha sido la gestión que concluye en la SSPyPC: el presidente López Obrador ha ofrecido el cargo a una mujer que lleva por delante cartas credenciales mejores que las que presentó Durazo Montaño al llegar a la institución.

Lo deseado es que Rosa Icela Rodríguez, quien hasta la propuesta realizada por el primer mandatario se desempeñaba como coordinadora General de Puertos y Marina Mercante, demuestre que tiene más capacidades que su antecesor y le imprima un sello civil a las tareas de Seguridad Pública desde el gobierno federal, a pesar de las restricciones y resistencias del mando castrense.

Como todas y todos los mexicanos, deseo que la seguridad pública en nuestro país mejore. En nuestra sociedad vivimos agobiados por la crisis de salud y económica que se derivaron de la pandemia del covid-19 y muchas regiones tienen, además, el flagelo de la inseguridad, el placeo impune de la delincuencia organizada. México, las y los mexicanos, merecemos mejores condiciones de vida.

Por eso a la llegada anunciada de Rosa Icela Rodríguez deseo lo mejor, para que nos vaya mejor. Bastante entrampado dejó al país el pésimo desempeño de quien hoy, dice, quiere competir en las urnas. ¡Qué bueno que se fue!