En una maniobra próxima al inicio del proceso electoral federal, los partidos políticos han propuesto el tema del aumento al salario mínimo.
Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno del DF, propuso elevar el salario mínimo y aumentarlo 20 pesos a partir del próximo año, hasta que en diez años alcance 171 pesos; en contraste, el Partido Acción Nacional busca realizar una consulta con miras a aumentar en un 25% el salario mínimo a partir de 2015.
El argumento de Mancera es que de 1976 a la fecha, el salario mínimo se ha reducido en 71% a nivel nacional, aunque es posible que podría ser en varias centenas porcentuales, derivado de los distintos aumentos a la gasolina y que produce en espiral, un aumento en los precios de todos los bienes y servicios, incluidos los de la canasta básica, colegiatura, renta de una vivienda y manutención de los integrantes de una familia; a esto, bien podría aumentarse las distintas crisis económicas en dicho periodo, por ejemplo de 1976, 1982, 1988, 1994, 2000 y 2007, por citar algunas, que contribuyen a la merma del ingreso de un trabajador, por lo que el cálculo del equipo del Jefe de Gobierno, es conservador y se queda corto, muy corto.
Por su parte, el criterio del equipo de Gustavo Madero está siendo colocado en una consulta, basada en el análisis de que la inflación en México en 2013 cerró en 3.97%, en línea con el aumento al salario del año pasado de 3.9%, entre otros factores. Nada nuevo bajo el sol.
El salario en México está condicionado a los análisis que realicen los sectores empresariales y obreros, representados en la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) y que les permite concluir cuánto dinero necesita un trabajador para “vivir dignamente” en función del costo de vida, la inflación producto del aumento de los precios. El salario deberá satisfacer las necesidades normales de la vida del trabajador, su educación y sus placeres honestos y los de su familia, considerándolo como jefe de familia.
En la incongruencia de las cosas, hace algunos años se vio a líderes sindicales, como el corrupto de Víctor Flores Morales, dirigente de los trabajadores ferrocarrileros, asistir a negociar 1 o 2 pesos de aumento al salario mínimo, descendiendo de un automóvil Alfa Romeo con un costo de 500 mil pesos, vistiendo un traje Ermenegildo Zegna de 100 mil pesos y un reloj Tag suizo de 125 mil pesos; y más recientemente se ha sabido de las corruptelas del sempiterno líder del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps, cuyo gremio tiene una deuda calculada en unos 1,400 millones de dólares en Texas, en la que esperamos que dicha deuda no sea incorporada a los pasivos laborales rescatados por los diputados federales durante la aprobación del paquete de leyes secundarias de la reforma energética.
El salario mínimo general para 2014 es de 67.29 pesos diarios, lo que representa 2,018.70 pesos mensuales, cifra que contrasta con la línea de bienestar medida por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) y que a junio de 2014, dice que con 1,225.16 pesos mensuales por persona en zona urbana y 853.60 en zona rural es que una persona satisface sus necesidades. Que se lo digan a Romero Deschamps y amigos que lo acompañan.
Por lo anterior, si usted vive en alguna zona urbana y devenga el salario mínimo, le sobran 793.54 pesos mensuales para satisfacer sus necesidades y las de su familia. Cualquier cifra inferior a las descritas en el párrafo anterior corresponden a la pobreza.
No todo debe aumentar en el salario mínimo. Como usted sabe el salario mínimo es factor de cobro en más de 600 trámites en el país, que tienen que ver con multas, infracciones y tasaciones federales, estatales y municipales, en el que si verdaderamente se desea beneficiar al trabajador, debe de retirarse el factor del salario mínimo a la hipoteca que realiza el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda de los Trabajadores sobre la vivienda que adquiera el trabajador, o bien, a las aportaciones que realiza el trabajador al Instituto Mexicano del Seguro Social de otra forma, pagaría el aumento que se otorgue.
No sólo eso, sino que debe moderarse la voracidad de la costosa y a veces inútil, burocracia dorada mexicana, que con sueldos de primer mundo no coinciden los resultados del producto de su trabajo, con lo ridículo que parece un salario mínimo, en un país cuyo costo de vida no representa los miserables 2,018.70 pesos del salario mínimo general al mes.
Pero para verdaderamente aumentar el sueldo se necesita de valor para poner en su lugar a los grupos de interés que resultarán afectados por estas medidas y no sólo como interés electorero.
Pero en la historia y en contraste, no se necesitó de tanto dinero para demostrar voluntad. En el sitio de Cuautla, desarrollado entre el 19 de febrero y el 2 de mayo de 1812, en la población de Cuautla, hoy Estado de Morelos, el ejército insurgente de Morelos se encontraba necesitado de obligar a los realistas a gastar municiones, pedía voluntarios para que se acercaran a las trincheras enemigas para que provocaran los disparos de los realistas españoles.
Entre los voluntarios a tan peligrosa misión, estaba una mujer: María Reyes. Se trataba de una insurgente que se acercaba a las filas de los gachupines, se levantaba las enaguas mostrándoles las nalgas a los realistas para hacerlos disparar y que perdieran parque.
Seguramente esta mujer salió ilesa, ya que con el tiempo, fue juzgada por la Inquisición y encarcelada durante cinco años por tan osados pero valientes actos.
Twitter: @racevesj