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Presupuesto 2021 CDMX

El Gobierno de la CDMX ha tenido un año muy difícil, con un incremento notorio de gastos relacionados con la pandemia. | Roberto Remes

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Escrito en OPINIÓN el

Puedo tener muchas diferencias con la presente administración del Gobierno de la Ciudad de México, sin embargo debo reconocer que es un gobierno muy activo que ha estado detonando muchos proyectos en materia ambiental, de transporte, de espacio público y de transformación económica.

Al ver el proyecto de presupuesto 2021 podemos tener muy claro qué está sucediendo. Para 2020 se aprobaron 238 mil millones de pesos, pero luego, tras modificaciones, el presupuesto quedó en 231 mil millones de pesos. Ahora, para 2021 el presupuesto contempla erogaciones por 218 mil millones de pesos.

Hace un año, el presupuesto para el Poder Ejecutivo “Dependencias y Órganos Desconcentrados” se aprobó por 79,440 millones de pesos. Para 2021 se contemplan 64,985 millones, aunque ciertamente este será el primer año en que la Fiscalía General de Justicia tenga su presupuesto como organismo autónomo y no parte del Ejecutivo, lo que contribuye a la reducción con 7,186 millones de pesos.

Una de las reducciones más marcadas dentro del Proyecto de Presupuesto de Egresos que será discutido por el Congreso de la Ciudad de México está en la Secretaría de Obras y Servicios, de 19,425 en 2020 a 14,908 millones, lo que también refleja que se estarán posponiendo proyectos hasta una mejor situación económica.

De hecho, la propia Jefatura de Gobierno presenta un recorte de 7.5% en su presupuesto y sólo las secretarías de Salud y de la Mujer presentan un incremento en su proyecto de gasto. Proporcionalmente, la Secretaría de Educación es la más castigada, con un recorte del 54%. Buena parte del recorte también está concentrada en las Alcaldías, que pasan de 43,717 millones a 39,837.

Tengo diferencias específicas en cuanto a decisiones presupuestales de alto impacto, las he expresado ya en múltiples espacios: me parece que la ciudad se debería ahorrar 65% de los 4 mil millones de pesos que costará el trolebús elevado sobre Ermita, si se hubiera construido una especie de Metrobús Eléctrico desde Santa Martha hasta Mixcoac, como se había proyectado en años anteriores; el teleférico de Cuautepec no debió partir de Indios Verdes sino quizá de La Pastora, mediante una extensión del Metrobús hasta ese punto, por un carril de concreto armado que ya existe, lo cual habría ahorrado probablemente más de mil millones de pesos.

Puedo mencionar otros proyectos que no debieron haber tenido tanta inversión pública cuando había participantes privados interesados, como en los Centros de Transferencia Modal, donde en todo caso sólo había que hacer modificaciones a los proyectos para mejorar el beneficio público, pero no cancelar la inversión privada.

Aún así, es de reconocerse que el Gobierno de la Ciudad de México ha tenido un año muy difícil, con reducción en la recaudación por la caída de la actividad económica, y con un incremento notorio de gastos relacionados con la pandemia. Es un gobierno con disciplina y podría añadir una valoración subjetiva: es un gobierno con mística, lo que significa que hay un gran equipo comprometido con algo. Puedo diferir de la motivación, de ese algo, pero el hecho de que exista esa mística ayuda a “mover las almas”, como decía Manuel Gómez Morín. Bien habría que lograr que la mística dialogue con otras visiones de ciudad pues no hay verdades únicas: las voces críticas hemos sido absolutamente ignoradas por este gobierno.

Si se detona la recuperación económica a lo largo de 2021, para 2022 deberíamos tener un presupuesto mayor al de 2020. Para ello, el Gobierno de la Ciudad de México debe incrementar la capacidad de respuesta en temas específicos: las alianzas público privadas, el sector de la construcción (a través tanto de la vivienda para todos los niveles económicos, como de otros usos urbanos) y en general los sectores económicos de última generación, basados en “apps”, para los que este gobierno se ha convertido en un devorador de datos, es decir, quiere obtener datos privados para atacar a las apps, desestimulando la innovación y juzgando el rol de los inversionistas.

Reconozco el esfuerzo de la Administración de Claudia Sheinbaum para salir avante de la pandemia, pero también creo que no han sido muy empáticos con los actores económicos, porque la recesión no comenzó con la cuarentena, sino muchos meses antes, con la cancelación de proyectos, el sabotaje al sector privado, y el paro en seco al sector de la construcción que, de hecho, sigue sin contar con una respuesta institucional más allá de un discurso de culpar de todo a la administración anterior.

Reitero mi reconocimiento al Gobierno de la Ciudad de México por responder a una crisis con decisiones y por hacerse de decenas o cientos de funcionarios comprometidos, pero si no hay mayor apertura al diálogo y mayor sensibilidad a los factores críticos que eleven la producción económica de la ciudad, Sheinbaum fracasará en el proceso de recuperación que debe iniciar en 2021.