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OPINIÓN

Presidente electo

El presidente electo tiene que sentir el peso de una ciudadanía informada, participativa y que cuestione lo que hace. | Carla Humphrey

Escrito en OPINIÓN el

El día de ayer, en sesión solemne, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación entregó la constancia de Presidente Electo a Andrés Manuel López Obrador. Es la cuarta ocasión que el Tribunal Electoral entrega esta constancia al presidente electo.

Este acto formaliza el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en las urnas con más de 30 millones de votos y lo legitima como el presidente electo más votado en México. Es una sesión cargada de simbolismos por diversas razones, dos de las más importantes son, la primera, que da por concluido el proceso electoral para la elección presidencial y, la segunda, que materializa la división de poderes ya que es el poder judicial el que entrega la constancia al que será titular del poder ejecutivo.

El presidente electo pronunció un discurso al recibir el documento que lo acredita como presidente electo, con tres aspectos de la mayor relevancia. El primero, la no intromisión del poder ejecutivo en los asuntos que competen a otros poderes y autoridades, y señaló que “el Presidente de la República no tendrá palomas mensajeras ni halcones amenazantes... el Ejecutivo no será más el poder de los poderes...”. Esta afirmación es particularmente importante por el contexto y el lugar en el que la hace, la sede del Poder Judicial y con un escenario electoral que le dio la mayoría en ambas cámaras del Congreso de la Unión y de varios congresos locales.

Los otros dos aspectos, tienen que ver con la lectura correcta de las razones que lo llevaron a la presidencia por ese amplísimo margen de diferencia con el resto de los contendientes, que los mexicanos estamos hartos de la corrupción, del tráfico de influencias, de los nuevos millonarios de cada sexenio y de que no pase nada con los delincuentes que saquean nuestro país desde el poder ejecutivo, el judicial y, por supuesto, desde el legislativo, coludidos con empresarios y medios de comunicación con la excusa de creerse los listillos que “solo están haciendo negocios”, abusando de las posiciones públicas en las que se encuentran. No se equivoquen, señores, esos no son negocios, eso se llama corrupción. El país, como lo dijo ayer el presidente electo, ya no soporta más corrupción e impunidad.

La violencia e inseguridad es otro aspecto central del triunfo de López Obrador en las urnas. Los mexicanos queremos vivir en paz. Las políticas en materia de seguridad implementadas en los últimos sexenios no han dado resultados. México es un país cada vez más violento, en el que la vida y la integridad de las personas no se encuentran garantizadas. Un Estado que no ofrece seguridad a sus habitantes, es un Estado que ha fracasado.

El discurso del próximo presidente electo es esperanzador. Un cambio de escenario, de jugadores y de políticas que requerían cambios urgentes que en los últimos gobiernos el PAN y el PRI ni leyeron ni concretaron, se dedicaron a mejorar sus condiciones y las de sus cercanos, pero nunca las del país.

Como ciudadanos no podemos esfumarnos de la vida pública y dejarle la cancha libre a los que vienen. El presidente electo tiene que sentir el peso de una ciudadanía informada, participativa y que cuestione lo que hace. Los ciudadanos también somos responsables de que el país esté en las condiciones en las que se encuentra por permitirles a nuestros funcionarios públicos actuar con total impunidad. Seamos ahora parte de la solución y exijamos transparencia, cumplimiento de la ley y rendición de cuentas para que México se convierta en un auténtico Estado de Derecho.

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@C_Humphrey_J  | @OpinionLSR | @lasillarota