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AMLO, no obstante es el presidente, sigue en campaña política electoral; quizás en su afán de que lo ratifiquen los mexicanos en el referéndum. | José Luis Castillejos

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Escrito en OPINIÓN el

Andrés Manuel López Obrador, no obstante es el presidente de México, sigue en campaña política electoral; quizás en su afán de que lo ratifiquen los mexicanos en el referéndum.

Su intención de gobernar para los más pobres sólo es discurso. Está fallando y sus cansinos mensajes, en los que descalifica a quienes tratan de hacerle ver sus errores, terminarán por llevarlo a dilapidar su capital político con el consecuente riesgo de orillar al país a la quiebra.

Pese a que está en la cúspide del poder, se sigue perdiendo en los vericuetos de hallar culpables a la crisis del país que aún no puede gobernar. Esa es su excusa y esa podría ser su sepultura política.

Se le está haciendo tarde para meter a la cárcel a los que ahora acusa de haber llevado a la ruina a este país en un mar de podredumbre y corrupción. Pero de nada sirve quejarse si no se aportan pruebas y se sustentan las acusaciones. Lo demás es chisme de lavadero.

El abogado y político mexicano Diego Fernández de Cevallos Ramos, miembro del Partido Acción Nacional, que ha sido diputado federal, senador de la República y candidato a la Presidencia de México, advierte sobre los bandazos políticos de AMLO que “sin Estado de Derecho, México seguirá siendo botín de pocos y tierra ensangrentada de todos”.

“La justicia, la prosperidad y la paz no son regalos, se conquistan por ciudadanos gobernables y gobernantes responsables, sometidos a la Ley”, precisa al criticar lo que él denomina como un hecho de barbarie, la decisión, en 37 segundos del presidente López Obrador, de cancelar una obra pública en la Comarca Lagunera (en Durango) con un costo de varios miles de millones de pesos.

El Metrobús que uniría a los municipios de Matamoros, Torreón, Gómez Palacio y Lerdo para dar servicio a una población de millón y medio de habitantes, quedó suspendida tras la decisión presidencial de consultar al pueblo a mano alzada.

Ese breve tiempo fue suficiente para que AMLO violara múltiples preceptos legales y constitucionales, incluidos los del Pacto Federal, usando su truco favorito: la farsa de “consultar al pueblo bueno a mano alzada” en un mitin a modo. Entiéndase: el que dice “nada contra la ley, nadie por encima de la ley” hace contra todo derecho y razón lo que le da la gana en perjuicio de la población.

López Obrador se olvida a cada rato que es el presidente de México y que 30 millones de mexicanos lo eligieron para ese cargo y, por tanto, debiera atender los problemas de fondo del país en vez de desgastarse acusando al PRI y al PAN de los problemas que aquejan al país problemas.

Se le aproxima un clima adverso internacional, con presiones de Estados Unidos, un alud de migrantes, corrida de capitales y un descrédito que empieza poco a poco a crecer.

Difícilmente le dure su capital político todo el sexenio. Ya hasta sus mismos simpatizantes de izquierda comienzan a abandonarlo y aunque le deseamos suerte en su encargo, debiera hacer caso a las sugerencias de expertos para que rectifique una serie de temas nacionales.

Ya ha comenzado a recibir silbatinas en diversos lugares y muchos mexicanos se están uniendo, desde las redes sociales, en su contra. El difícil camino que le toca caminar ahora es rearticular sus relaciones con el gobierno de Donald Trump cuando Estados Unidos ha deslizado la posibilidad de dejar fuera a México del Tratado de Libre Comercio con Norteamérica.

Forzi-voluntariamente, AMLO hará, colateralmente, campaña a favor de la política migratoria de Trump quien presumirá hacia su reelección que logró que México vigilara sus fronteras y cerrara el paso a la migración centroamericana, caribeña y africana.

En ese contexto, el grave error de López Obrador es pelearse con quienes mueven la economía del país en un afán revanchista. Eso ya llevado a que las calificadoras de riesgo le bajen el dedo a México y a analizar la posibilidad de bajarle el grado de inversión.

AMLO se desgasta a diario en tanto el país ha registrado en el primer semestre del año 17 mil 500 homicidios dolosos, pero esas son cifras distintas a las del gobernante, quien no se atreve a revelarlas.

En tanto, urge la creación de empleo, garantizar la seguridad, combatir la pobreza y darle rumbo al país.

Ojalá AMLO rectifique y entienda que no es golpeando a las instituciones, descalificando a la prensa y a los empresarios como fortalecerá su democracia.

El escritor Mario Vargas Llosa acaba de alertar desde Madrid que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, podría “destruir la democracia” en el país “y perpetuarse en el poder” si se lo propusiera.

Ojalá y eso solamente sea la imaginación del escritor. 

Ojalá y no ocurra porque entonces el país no tendría salvación.