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Prensa y gobierno débil

En general los gobiernos, federal, estatal o municipal tienen temor y evaden el tema, aunque es inevitable. Quizá por el peso político o por incapacidades o, tal vez, por complicidad.

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Escrito en OPINIÓN el

Los agravios a la libertad de expresión mediante homicidio, amenazas, tortura,  abuso de autoridad, tentativas de homicidio, privación ilegal de la libertad, secuestro, lesiones, robo, daño en propiedad ajena, intimidación, allanamiento de morada e intervención de comunicaciones privadas en contra de periodistas en México son asunto cada vez más frecuente, más peligroso y, aun así, no se les toma en serio.

 

Todos parecen ‘perplejos’ cuando estalla la noticia pública; ‘se agachan y se van de lado’ y, como en murmullo, dicen que “si” que “qué pena” y que “estamos investigando”  pero nadie dice cuál es el estado de las investigaciones para determinar y castigar, en caso de homicidio, a responsables y conocer las razones. Es un silencio negligente… o cómplice.

 

…De pronto se sugiere por ahí o por allá que hay casos extremos en los que no ‘tienen que ver con el ejercicio de la profesión periodística’: sin probarlo…

 

De todos modos no hay forma de ocultar lo que es y, como quien no quiere la cosa, se nos informa que en catorce años han muerto en México 102 periodistas.

 

Se rebasa el centenar de informadores asesinados desde el año 2000, según datos de la Procuraduría General de la República (PGR). Esto hace que, según el Comité para la Protección de Periodistas –CPJ- México sea  “uno de los países más peligrosos para ejercer esta profesión”.

 

Tan sólo en este sexenio han muerto 10 periodistas. Desde 2005 han desaparecido 22, mientras que la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) de la PGR dice que tiene abiertas 541 averiguaciones previas en agravio del sector.

 

Y, según la FEADLE los casos más graves -los homicidios y las desapariciones- se registran en 23 estados del país, aunque la mayor incidencia se concentra en Chihuahua, Veracruz, Tamaulipas, Guerrero y Sinaloa con 62 de los asesinatos.

 

El 4 de mayo de 2013 se reformó el artículo 73 constitucional para facultar a la PGR conocer delitos del fuero común cuando tengan relación con ilícitos cometidos contra periodistas o la libertad de expresión, no obstante de 2010 a la fecha la PGR ha consignado apenas 60 expedientes contra presuntos responsables, lo que equivale al 11% de las averiguaciones iniciadas.

 

Los periodistas en México, sobre todo aquellos que cubren fuentes “rojas” o “en zonas calientes”, viven en peligro. Salen a cubrir su información y conocen los riesgos. Pero es una tarea que es al mismo tiempo una vocación y una gesta: la de informar a todos lo que pasa y lo que ocurre en el cuerpo social mexicano. Y nadie lo podrá evitar.

 

Informes mensuales, informes anuales, informes cíclicos de organizaciones e instituciones mexicanas o de instituciones extranjeras lo advierten: todos lo saben: pocos hacen algo por encontrar solución a un problema que es de todos…

 

Es de todos porque mientras exista el periodismo existe la posibilidad de la libertad y la posibilidad de saber y normar criterio. Al gobierno le molesta la liberta de expresión, pero es constitucional y tiene que apechugar. A los poderosos metidos en ‘malos pasos’ les retuerce las tripas la posibilidad de que se sepan sus triquiñuelas. Los criminales organizados no quieren ver una sola línea que informe de sus fechorías y, por lo mismo, agreden: todos agreden, de una u otra forma…

 

Porque no sólo la violencia criminal es un agravio al periodismo mexicano. También lo es la violencia que puede dar vida o muerte a un medio…

 

Alguna vez dijo un alto funcionario de la ‘Comunicación Social’ durante el gobierno de Carlos Salinas: “Lo mismo puedo acabar con un medio latoso quitándole toda pauta de publicidad de gobierno, como llenándolo de ella”: en el primer caso muerte por inanición, en el segundo, muerte por descrédito…

 

La censura es, también, una forma de control de la libertad y, lo peor: la autocensura, que se expresa en saber y no decir, para evitar riesgos de estabilidad editorial o seguridad personal. Muchos periodistas dependen económicamente de su periódico… y sus familias: así que ¡cuidado!

 

En todo caso, la situación del periodismo en México es muy delicada, sobre todo para aquellos que están en la información ‘caliente’. Sobre todo para quienes son el oído, los ojos, el olfato y el sabor de todos los aquí presentes. Son ellos a los que, en especial, tenemos que cuidar…

 

Son ellos los que no viven del glamour de la gran televisión o la radio o las notas excelsas en tantos medios como hay: son los periodistas de a pie los que están en riesgo; son los periodistas que corren entre terracerías, o en lugares aislados ellos, solitarios seres humanos que escogieron ver las cosas, tocarlas, sentirlas y decirlas, ‘para todos los habitantes sabed’. Son los periodistas de los estados de la República: para ellos el respeto y toda la consideración.

 

Pero más que respeto, merecen la garantía de la seguridad para llevar a cabo la tarea que es la libertad de todos nosotros y a ellos y a la libertad de expresión se les debe tener en lugar privilegiado y no a punto de muerte…

 

Un gobierno que no cuida a sus periodistas, que no cuida a sus libertades y que no genera las condiciones de trabajo para la libertad no puede decirse ni democrático ni consolidado, y sí es un gobierno desarticulado y débil.

 

@joelhsantiago