El repunte en la inflación y la falta de empleo se convertirán en un caldo de cultivo para el crecimiento de la cartera vencida de la banca, sobre todo en el segmento de consumo.
Analistas empezaron a prender focos de alerta para algunas instituciones financieras ante un avance en la morosidad que de continuar con el ritmo actual, pondrá en aprietos a deudores y bancos.
Nos adelantan que incluso, algunas agencias internacionales pondrán a revisión la calificación de aquellos intermediarios que reportan un acelerado deterioro de su cartera. El segmento con el mayor incremento en morosidad es el de préstamos personales.
Los que más saben aseguran que algunos intermediarios se verán en la necesidad de anunciar programas de apoyo a deudores que permitan una reestructura no solo para el sector de consumo sino para las micro, pequeñas y medianas empresas, muchas de las cuales no podrán cumplir con sus compromisos financieros y tendrán que cerrar sus puertas.
A la grave situación de la planta productiva y el empleo, se suma un repunte en la inflación que según los pronósticos será mayor a las estimaciones oficiales y podría superar el 5% anual, lo que generará que los consumos y gastos fijos aumenten e impidan a los acreditados cumplir con el pago de sus deudas.
Por lo pronto, las autoridades evalúan pedir a los bancos que eviten aumentar las líneas de crédito, ya que esto se refleja en un crecimiento en los pagos mínimos.
Banorte, con el mayor número de reclamaciones
Ya que hablamos de los bancos, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) lanzó una alerta sobre los intermediarios con el mayor número de reclamaciones. En el primer lugar de la lista se ubica Banorte con un millón 99 mil inconformidades, seguida por Santander con un millón 68 mil y en tercer lugar se sitúa Citibanamex con 953 mil.
En las últimas semanas dimos cuenta en este mismo espacio que los llamados bancos “rojos” –Banorte, Santander y Scotiabank– registraban el mayor número de quejas por fraudes con tarjeta de crédito o débito.
Y este fenómeno se refleja en el número de reclamaciones. La mecánica para consumar el delito consiste en que los clientes reciben una llamada de un presunto ejecutivo del intermediario quien ya conoce el nombre del usuario y el tipo de tarjeta que maneja; el delincuente simula estar en un call center y alerta al tarjetahabiente sobre un consumo sospechoso, pero para desactivarlo solicita el número de tarjeta y la clave de seguridad del plástico. Una vez que obtiene esos datos, informa al tarjetahabiente que recibirá mensajes de “prueba” y es ahí cuando se concreta el fraude.
Incluso le pide acudir al día siguiente a su sucursal más cercana para solicitar una renovación del plástico que presuntamente quedó bloqueado.
En la gran mayoría de las veces, el fallo del banco es en contra del cliente, por lo que tiene que pagarlos consumos no reconocidos; de no hacerlo, quedará con una nota negativa en el Buró de Crédito durante varios años y será víctima del acoso de los despachos de cobranza.
Así las cosas…