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Postales de irreverencia

Humor e irreverencia deben ser auténticamente subversivos y estar orientados a exhibir las desmesuras del poder.

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Escrito en OPINIÓN el

Postal #1. Soñar sí cuesta… y mucho

 

 

 

Por uno de tantos azares del destino, el pasado 12 de diciembre, un día antes de las elecciones regionales en Francia, a Brahim Zaibat le tocó sentarse en un vuelo detrás de Jean Marie Le Pen, nada menos que el fundador del Frente Nacional de Francia. Este partido de extrema derecha ha capitalizado electoralmente con la tragedia terrorista a través de un discurso beligerante y antiinmigrante. El bailarín profesional aprovechó para tomarse una selfie con Le Pen sin que este lo consintiera. Es más: ni siquiera lo supo, pues dormía boquiabierto. Acto seguido, Brahim compartió esta linda postal en su muro de Facebook acompañada de la frase, “Para preservar la fraternidad de nuestra Francia, mañana a través del voto, hay que darles un knock out”.

 

A la fecha la foto ha recibido casi doscientos mil likes y ha sido compartida más de 32 mil veces. Su éxito reside en el dramático contraste: Por un lado tenemos a un hombre blanco, mayor, defensor de dogmas, que es repulsivo a todo lo que sea diferente a él y ha dedicado su vida a defender una identidad rancia y homogénea del pueblo francés. Del otro lado tenemos a su antítesis: Un joven posmoderno, de color, irreverente, hijo de un padre argelino. En Francia pudo convertirse en un talentoso bailarín y realizar una carrera profesional exitosa. Además, resulta que Brahim es ex novio de Madonna, la reina del pop, un género musical seguramente inaudible para Le Pen.

 

Para el dormido, el despierto encarna todos sus temores y fobias. Para el despierto, el dormido es un tipo peligroso capaz de movilizar en masa a franceses en contra de una sociedad plural y abierta. Pero precisamente porque es peligroso, a través de la foto lo quiere exhibir en toda su fragilidad, mostrarlo tan mundano y con las mismas necesidades fisiológicas que cualquier otra persona. El rey, o connato de rey en este caso, quedó desnudo.

 

Jean Marie Le Pen lo sabe. Sabe los estragos que la circulación en Internet de esta foto causó en la imagen de hombre firme y de mano dura que ha querido forjarse. Por eso, la semana pasada se le notificó al ex de Madonna que Le Pen exige 50 mil euros como indemnización. Pero lo bailado nadie se lo quita.

 

Postal #2. Meme a Trump

 

 

Si un día por otro de esos azares del destino a algún paisano le toca compartir vuelo con un Donald Trump adormecido, ya sabe qué hacer. Brahim puso el ejemplo. Aunque me temo que este magnate delirante sólo vuela en su jet privado. Qué más remedio que seguir creando memes para ridiculizar su megalomanía volcada contra los mexicanos.

 

Postal #3. La calle entró a palacio

 

 

 

69 diputados de Podemos ingresaron al Parlamento español, cifra suficiente para poner en jaque los arreglos bipartidistas que habían vaciado de contenido a la democracia representativa. Qué tanto cambiará el estado de cosas y el modo en que se hace política es algo que está por verse. Por lo pronto, desde el primer día de sesiones, en el Palacio de las Cortes se registró un cambio estético y discursivo. No es poca cosa: en política los símbolos y las palabras pesan, y mucho. El congreso se está pareciendo más a la calle y los representantes a sus representados.

 

Coincido con Rubén Amón cuando en su artículo “De la casta a las rastas” sostiene que si bien portar corbata y vestirse de Hermès para nada implica ejercer la política con aseo (a veces lo contrario), tampoco es suficiente renunciar a la corbata, colgarse una mochila y llegar en bici a la oficina para convertir la política en una actividad honesta y cercana a la gente. Aun así, estos cambios simbólicos contribuyen a modificar el modo en que pensamos la política y conferimos legitimidad a sus actores y a los espacios en los que se despliega.

 

A través de sus reacciones de espanto ante peinados, vestimentas y simbolismos de los diputados de nuevo ingreso, las élites tradicionales desplegaron sus prejuicios y estigmas. Que en plena sesión solemne la diputada Carolina Bescansa amamantara a su bebé de seis meses desde su escaño, escandalizó a las diputadas conservadoras del PP, pese a que muchas de ellas también tienen o han tenido que lidiar con las dificultades de combinar su trayectoria profesional con la crianza y el cuidado familiar.

 

Por su parte, Celia Villalobos, vicepresidenta del Congreso, se quiso hacer la chistosa declarando que le daba igual que los jóvenes representantes de Podemos llevaran rastas. Pero que las lleven limpias para que no le peguen piojos. Pidió a sus compañeros parlamentarios un poco de limpieza, porque en el hemiciclo convive mucha gente. Les recordó que el progresismo no está peleado con el jabón.

 

Si un geólogo del pensamiento rastreara el origen de esta pieza retórica, concluiría que no procede del Medioevo, sino de la era Neandertal. Miguel Ardanuy, diputado de Podemos en la Asamblea de Madrid, simple y sencillamente tuiteó que ojala el partido de Celia Villalobos estuviera la mitad de limpio que sus rastas. Fin de la postal.

 

Postal #4. #MisiónCumplida

 

 

 

–Con la recaptura de El Chapo, las armas nacionales se han cubierto de gloria. Misión cumplida. Entonemos a la cuenta de tres nuestro himno nacional. –

 

En Los Pinos pensaron que la euforia oficialista por apenas reparar una humillación de alcances planetarios iba a ser compartida por la gente. Cálculo equivocado. La reacción popular fue de escepticismo, ingenio y picardía.

 

Para colmo, unos días después detuvieron en Madrid al ex presidente nacional del PRI, Humberto Moreira, por haber lavado millones de dólares, lo cual enterró la supuesta hazaña nacional. Hasta la policía española se mofó del gobierno mexicano. Al anunciar en Twitter la detención de quien fuera gobernador de Coahuila, tomó prestado el Hashtag de Peña Nieto: #MisiónCumplida. Eso duele.

 

Fue entonces que una euforia presidencial tan sólo equiparable a que la selección hubiera ganado la Copa del Mundo, dio paso a silencios y ausencias. Desde luego, ya no se entonó el Himno Nacional en el despacho presidencial.

 

Parece que en el PRI no se han dado cuenta del cambio de época por el que la política transita. Insisten en transferir generacionalmente sus rituales de pleitesía y la solemnidad de sus formas. Cada vez lucen más distantes de la sociedad. Cada vez más anacrónicos con ademanes que evocan a López Mateos. Son tan cuidadosos en cumplir con las formas y el protocolo, como descuidados cuando se trata de defender el interés público.

 

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Tiene razón Íñigo Errejón cuando señala que las grandes amenazas para las democracias –la corrupción, la desigualdad económica, la emancipación de las élites financieras de todo control político, la cartelización de los partidos, o la falta de mecanismos efectivos de rendición de cuentas– no están peleadas con la elegancia. Todo lo contrario: las élites que han secuestrado lo público se encubren con las formas más refinadas. Frente a la farsa de las apariencias, el humor y la irreverencia política son los mejores antídotos.

 

Pero la burla al poderoso no debe quedar sólo en catarsis momentánea para inmediatamente agachar la cabeza y volver a la sumisión cotidiana. Los estadounidenses, muy hábiles, han logrado neutralizar el poder disruptivo de la burla al poder por la vía de la asimilación: El presidente se mofa de sí mismo y hace stand up comedy. Con ello, la sátira política ha pasado a ser un producto más de la industria de entretenimiento.

 

Humor e irreverencia deben ser auténticamente subversivos y estar orientados a exhibir las desmesuras del poder, a desenmascarar la verdad, a ubicar en su justa dimensión a los políticos que se creen más importantes que el resto de los mortales.  En democracia, sólo la democracia se puede tomar muy en serio. Los demás, que se bajen de su pedestal.

 

@EncinasN