La noche del 30 de noviembre se conoció en todo el mundo una muy fuerte reconvención de la Organización Mundial de la Salud al gobierno mexicano:
“México está en mala situación frente a la epidemia de covid-19, que vio duplicar el número de casos y muertes entre mediados y finales de noviembre”, advirtió Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Queremos pedirle a México que se lo tome muy en serio”, señaló durante la rueda de prensa quincenal que su agencia dedica a la pandemia.
La OMS consideró que el aumento de contagios y muertes por covid-19 en México es “muy preocupante” y pidió seriedad en la respuesta:
“Cuando ambos indicadores aumentan, es un problema muy serio. Y nos gustaría pedir a México que sea muy serio. No comentamos comportamientos individuales sobre el uso de mascarillas. Pero hemos dicho en general que usar cubrebocas es importante, la higiene de manos es importante, mantener la distancia es importante, y esperamos que los líderes sean ejemplares. Queremos que los líderes sean un modelo a seguir”.
Palabras muy serias de una OMS a la que todos los países atienden (excepto el gobierno de Donald J. Trump, porque no le conviene y acusa la influencia de China en las observaciones críticas a su gobierno), pero que en general es la voz mundial, y más autorizada, de la lucha contra la pandemia.
Naturalmente el gobierno mexicano menospreció lo dicho y hasta se atrevió el doctor Hugo López-Gatell, encargado del presidente López Obrador para cuidar a los mexicanos y protegerlos en su salud, a decir que el mensaje “no es para mí” es “para México”, es “para los mexicanos”: sí Chucha...
Y lo que es cierto es que los contagios en México aumentan de forma vertiginosa y terriblemente dañina; éstos suman ya más de un millón de personas y las muertes por la pandemia son más de ciento cinco mil, al momento.
Muchos gobiernos de estados decidieron someterse a sus propios criterios de salud para intentar el control de los daños y muertes porque los mensajes de la federación, o son contradictorios o no tienen nada que ver con lo que pasa en cada entidad.
Lo de la OMS al gobierno de México es una reconvención muy seria. Es un mensaje de alerta mundial por lo que pasa en México. Es un reclamo por los riesgos, los peligros y las muertes de miles de mexicanos que pudieron evitarse si se hubieran tomado las medidas apropiadas desde el principio... Es un regaño porque el gobierno ‘no ha tomado en serio el control de la pandemia.
Hubo retraso en el gobierno mexicano para comenzar a ver que la situación era seria; se trivializó el tema aduciendo que no se corrían tantos riesgos, para marzo de 2020 se comenzó lentamente a avisarle a la población que tuviera cuidados...
Pero López-Gatell insistió en todo momento que no importaba el uso del cubrebocas y se opuso –de grado o por mandato– a hacer pruebas masivas para evitar contagios, además de no fortalecer inmediato el sistema de salud pública colapsado desde antes de la pandemia con el despido masivo de personal médico en enero de 2020. Él pensaba vencer la curva de contagios el 8 de mayo de 2020. No fue así. Y empeoró la situación.
El personal médico hace enormes esfuerzos, hasta lo exhausto. Y sin embargo... hoy en México hay una crisis de salud seria. Y hay el seguimiento de una orden de gobierno de salir, “porque la economía tiene que activarse”. La economía antes que la vida de miles. Es el sistema de mercado puesto a disposición de las finanzas nacionales. ¿Qué sigue? Es responsabilidad del gobierno y nada más que de él controlar contagios y muertes. Y es propio de cada uno cuidarse y hacer su propia defensa de salud...
Por lo demás, apenas llega diciembre y se cumplen ya dos años del gobierno de la Cuarta Transformación (4T). Naturalmente el “Informe” o “discurso” para recordar la fecha es victorioso por parte del propio gobierno; es natural. Le es propio reconocerse triunfador...
Por supuesto ya había adelantado el presidente cuáles han sido sus principales preocupaciones de gobierno: la pandemia, la crisis económica y las críticas a su gobierno, en donde, como siempre, acusa a los medios que le hacen observaciones, de estar en su contra, de hacerlo porque “perdieron los privilegios económicos que tenían”; porque “son chayoteros-conservadores-fifís”.
Una cosa es el discurso en el que lo mismo hay triunfalismos como acusaciones por las que ‘no se han podido hacer las cosas’: justificaciones; y otra la realidad.
El tema es que México hoy está en crisis. Está en grave condición de salud y su economía arrastra la crisis desde 2019. Hay confrontación social por la polarización estimulada. Hay inseguridad creciente. La educación está en fase crítica. Las relaciones con EU quedan en el aire, y los trabajadores mexicanos que envían remesas están sin el apoyo del gobierno. Y tanto más.
Pero eso: una reconvención muy seria de parte de la OMS, que ojalá haga reflexionar de forma crítica al gobierno federal mexicano –y no autocomplaciente o evasiva– y dos años de gobierno en el que las expectativas parecen diluirse para comenzar a ser certezas... y no parecen ser buenas... El gobierno que se decía ‘de izquierda’ no lo es. Pero faltan cuatro años... Cuatro años más.