En una declaración a la que pocos dieron crédito –por lo reiterado de la promesa–, el secretario de Gobernación, Miguel Osorio, prometió que el gobierno federal no permitiría más bloqueos de carreteras y actos vandálicos como los que, a nombre de los 43, protagonizaron grupos de la CETEG, la CNTE y otros.
La promesa empezó a cumplirse en algunas autopistas de cuota, especialmente en Guerrero, lo que provocó el enojo de los líderes del magisterio llamado disidente y de la mafia que lo acompaña, integrada –como se ha documentado periodísticamente– por criminales a sueldo que vandalizan, saquean y provocan caos.
Por eso, la CNTE, la CETEG y otros grupos criminales programaron para los próximos 9, 10 y 11 de febrero una concentración nacional en la capital del país, a la que pretenden movilizar –según han dicho–, a por lo menos 80 mil maestros de todo el país. La intención es, de nueva cuenta, retar al Estado mexicano.
Y es que, si bien es cierto que el vandalismo alcanzó niveles intolerables a partir de la tragedia de Iguala, lo cierto es que la “rebelión” de la CNTE y la CETEG, viene de lejos.
Esos grupos, a los que acompaña el partido político Morena y que mantienen vínculos con guerrillas como el EPR y el ERPI, en realidad catalizaron su activismo a partir del anuncio de las grandes reformas producto del Pacto.
Como se sabe, una de esas reformas fue la educativa que, en la letra, rompió la columna vertebral del grosero negocio del magisterio disidente. Es decir, la reforma exhibió el cochinero en que se había convertido la educación, el negocio privado de los vividores de la CNTE y la CETEG y el saqueo descomunal de dinero público.
Y si bien en los hechos poco ha cambiado en materia educativa –a pesar de la reforma–, lo cierto es que la CNTE y la CETEG mantendrán su activismo en forma indefinida. ¿Por qué?
Porque está claro que su interés no es sólo educativo; que su objetivo no sólo alcanza el dinero público que saquean anualmente. No, la CNTE, la CETEG y sus grupos satélites también son un jugador en el ajedrez político electoral.
Es decir, que la CNTE y la CETEG acudirán a la ciudad de México a demostrar su músculo, su capacidad de movilización, la violencia de la que son capaces y sobre todo, los votos que representan; votos que entregarán a la Morena de López Obrador.
Por eso la pregunta al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio: ¿Por qué tardaron tanto secretario, en darse cuenta de que detrás de la CNTE y la CETEG están grupos radicales, que atentan contra la estabilidad del país, que buscan derribar al gobierno de Peña Nieto y cuyo objetivo último es seguir los pasos del fenómeno Evo Morales en Bolivia?
¿Por qué no contuvieron esas protestas desde el principio, secretario Osorio?
¿Por qué hasta ahora?
¿No es demasiado tarde?
Al Tiempo.