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¿Por qué se polarizan las elecciones?

El miedo, la incertidumbre y la polarización son ya las características principales de los procesos electorales en escenarios de crisis. | José Antonio Sosa Plata

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Escrito en OPINIÓN el

La pandemia del covid-19 ha catalizado algunas tendencias político-electorales que vienen modificando el rostro de la democracia moderna, al menos desde que irrumpieron en nuestra cultura los medios digitales y las redes sociales. La estabilidad, la aceptación de los resultados por parte del perdedor y la civilidad ya no forman parte de la normalidad electoral.

Como hemos visto en entregas anteriores, tres palabras definen el cambio político que se está experimentando en países desarrollados o en vías de desarrollo: miedo, incertidumbre y polarización. La inclinación hacia modelos rígidos de gobierno, el crecimiento del populismo y las crisis recurrentes que afectan a los diferentes grupos de la sociedad han favorecido las condiciones para crear esta situación.

Mientras el miedo provoca parálisis en la población, la polarización hace más intensos o prolongados los conflictos entre todos los grupos de poder. Cuando esto sucede, la confrontación se traslada en forma premeditada a la ciudadanía, con campañas y narrativas bien diseñadas, por supuesto. Construir escenarios de crispación es una medida de alto riesgo, pero que está resultando rentable para algunos grupos de poder.

Por si no lo leíste: Un día más, para el fin de la presidencia que dividió al país": Biden.

La incertidumbre hace más grande al miedo, a pesar de las ventajas que el concepto ofrece en el marco de un proceso electoral. Y la combinación de los tres conceptos que estamos revisando reducen las condiciones para lograr competencias tranquilas, apegadas a derecho y civilizadas. Las narrativas que se ubican en los extremos impactan más fácilmente al electorado y activan con mayor facilidad sus emociones.

La “guerra sucia”, las noticias falsas, los mensajes de descalificación de los personajes políticos y las acciones violentas que se dan en las movilizaciones sociales crean las condiciones para que el conflicto se concentre en dos bandos. De esta manera, el choque entre dos bandos simplifica la comunicación política pues se trata de elegir entre “buenos” y “malos”, entre quienes apoyan a los que están en el poder y a los que están en la oposición o entre los que “están conmigo” o están “contra mí”.

Lee más: Alicia Fuentes. "Resultados electorales, detonante de la violencia", en Opinión La Silla Rota, 3 Noviembre 2020.

Ya no hay duda. Las ideologías dejaron de explicar el voto desde hace más de dos décadas. El desdibujamiento de la izquierda, centro y derecha abrió paso a nuevos modelos de competencia política, los cuales se explican por la crisis de liderazgos y de representatividad que se vive en la mayoría de los países con sistemas democráticos.

Las paradojas de la comunicación política y de los procesos de toma de decisiones que hoy están detrás de nuestra actividad profesional sustituyen a gran velocidad el diseño de acciones y contenidos que están a nuestra disposición. Es paradójico, por ejemplo, que frente a las ventajas de comunicación e interacción sin precedente que ofrecen las redes sociales para el diseño de mensajes creativos, se esté optando por infundir miedo en la sociedad tomando como pretexto las crisis que enfrentamos. 

Consulta: Benito Ramírez Martínez. "La polarización político-electoral. Hechos y derechos". Revista del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Número 47, Septiembre-Octubre 2018.

Otra paradoja está relacionada con el rol de los ganadores y perdedores de una elección. En algunos países de América Latina o Europa, por ejemplo, los ganadores harán todo lo posible por utilizar los recursos de poder que les da el Estado en contra de sus adversarios, sin importar los pesos y contrapesos que establece el marco jurídico. 

Por su parte, los adversarios harán cualquier cosa y utilizarán todos los medios a su alcance para desacreditar los proyectos y acciones de los gobernantes. En cualquiera de los extremos, lo que importa es la lucha del poder por el poder, no el diseño de políticas públicas de largo alcance en beneficio de la población.

Consulta: José Woldenberg: “En democracia el poder político se encuentra regulado, dividido y vigilado”.

En consecuencia, y sin importar la calidad profesional de las campañas políticas, las paradojas facilitan que los perdedores de hoy puedan convertirse en los ganadores de mañana.¿De qué depende? Es suficiente con que los ganadores no cumplan con las expectativas y se mantengan vigentes los parámetros discursivos de la confrontación. Así, entonces, el voto de castigo adquiere también un nuevo rostro.

Una más. En las elecciones de 2018 resultó paradójico que, a pesar de los esfuerzos que hicieron varios grupos de poder por lograr una elección a tercios, se redujera a dos opciones. La construcción de la percepción de que el PRI y el PAN (PRIAN) representaban lo mismo fue uno de los mayores aciertos en la estrategia de triunfo del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Si quieres saber más: Fernando Casal Bértoa. Causas y consecuencias de la polarización. ¿Qué es lo que sabemos? Fundación FAES, Cuadernos de Pensamiento Político, Octubre-Diciembre de 2019.

En las elecciones 2021 —pero sobre todo en las de 2024— estamos seguros de que el miedo, la incertidumbre y la polarización formarán la columna vertebral de las campañas. Será una batalla de la Cuarta Transformación (personalizada en la figura de un líder) contra "quienes representan la corrupción”. 

A pesar de que se ha demostrado que la polarización tiene consecuencias negativas para el mejor funcionamiento de la democracia, el problema de fondo es que no ha emergido el líder o lideresa fuerte que sea el contrapunto de la candidata o candidato que surgirá de las filas del actual gobierno.

Es un hecho. Los partidos de oposición tal vez se equivoquen al tratar de abrir el abanico de opciones, pensando que la fragmentación o la dispersión les dará mejores resultados. Si quieren en verdad ser competitivos, tendrán que encontrar un método para competir entre dos opciones. 

Cambiar el paradigma parece una misión casi imposible. ¿Por qué? El presidente Andrés Manuel López Obrador tomó la decisión desde hace mucho tiempo y no están dadas aún las condiciones para cambiar de estrategia. 

Recomendación editorial: José María Maravall. La confrontación política. Madrid, España, Editorial Taurus, 2008.