Main logo

¿Por qué muchos se enojaron por la captura de 'El Chapo'?

Para algunos sólo es digno de aplauso todo aquello que debilita a las instituciones.

Por
Escrito en OPINIÓN el

Minutos después de que el presidente informara sobre la captura de Joaquín Guzmán Loera –el viernes 08 de enero a las 12:19 horas-, las redes sociales se desbordaron, en su mayoría para mostrar enojo por lo que parecía una buena noticia.

 

Pero no, para muchos mexicanos, sobre todo malquerientes del gobierno de Peña Nieto, la recaptura de El Chapo fue una muy mala noticia.

 

Más aún, abundaron las posiciones locuaces que argumentaban que la detención había sido producto de quién sabe qué maniobra perversa del gobierno para distraer a los ciudadanos por el golpe devaluatorio del peso frente al dólar.

 

Más todavía, muchos otros le concedieron poderes metafísicos a Enrique Peña Nieto y dijeron que la recaptura del narcotraficante había sido planeada como parte del mensaje presidencial de año nuevo.

 

Por increíble que parezca para muchos el operativo que llevó a la captura de El Chapo es algo así como una noticia para olvidar. Y es que para todos esos mexicanos sólo es digno de aplauso todo aquello que debilita a las instituciones, que lastima al gobierno, y que hace ver el de Peña Nieto como un gobierno fracasado.

 

¿Por qué?

 

Porque no pocos mexicanos le apuestan al fracaso del gobierno federal, de la gestión de Peña Nieto y de la democracia mexicana.

 

¿Por qué muchos ciudadanos se dijeron enojados por la captura de El Chapo, como si el gobierno hubiese cometido un pecado?

 

¿Por qué abundan –sobre  todo en redes sociales-, quienes se niegan a reconocer que una parte esencial de la democracia es el aplauso y/o el repudio; es decir el aplauso a los buenos resultados del gobierno y el repudio a la gestión deficiente?

 

La respuesta es elemental. Proliferan esas expresiones de odio, de mezquindad y de malquerencia, porque prevalece en muchos ciudadanos la cultura antidemocrática, excluyente; la cultura del odio, del repudio al que piensa distinto. Prevalece entre amplios sectores sociales la cultura de que el otro es nuestro enemigo y debemos destruirlo; debemos repudiar condenar y censurar al que milita en otro partido distinto a nuestro partido, que difiere de nuestro pensamiento y nuestra doctrina.

 

En síntesis, los enojados y hasta indignados por la captura de El Chapo nos muestran –con su enojo y con su indignación-, que lo suyo no es la democracia; no es la tolerancia, la pluralidad, el derecho a disentir, a pensar distinto, a creer en otro credo.

 

En el caso de la captura de El Chapo, y más allá del maniqueísmo, más allá del odio sembrado en contra del gobierno federal y más allá de las preferencias políticas del radicalismo, lo cierto es que resultó todo un acierto la captura de El Chapo.

 

Y resulta mezquino, maniqueo y, por tanto reprobable, que un importante sector social se niegue a reconocer lo evidente; las buenas noticias para todos los mexicanos.