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¿Por qué la Marina va tras ‘El Chapo’?

Voto de confianza y la cooperación plena para que la Marina recapture a Guzmán Loera tiene la patente del Pentágono.

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Escrito en OPINIÓN el

Pese a los acercamientos y compromisos en la compra de material y equipo bélico y entrenamiento especializado para personal militar en los Estados Unidos, el Ejército Mexicano no está a la cabeza de la cacería que busca la recaptura de Joaquín Guzmán Loera.

 

La preferencia recae de nuevo en la Marina, por su cercanía con sectores clave en áreas de seguridad en el gobierno norteamericano, por su historial menos empañado (no limpio) en materia de derechos humanos y por la afrenta que para el Estado mexicano -y para la Armada- representó la fuga tras un trabajo de inteligencia apoyado por la DEA, el FBI y el ICE.

 

Pero la principal razón para dejar a la Marina al frente del operativo radica en la manera en que la institución que encabeza el almirante secretario Vidal Francisco Soberón, busca proyectarse y proyectar hacia el exterior el poder naval de la federación, aunque por el momento sus capacidades solo alcancen para proteger de manera muy limitada los litorales, las aguas interiores y la zona petrolera del país.

 

La apertura y decisión del alto mando naval han marcado la diferencia en momentos clave en la relación entre la Casa Blanca, la Sedena y la Marina. En el otro extremo de este espectro, siguen todavía los rescoldos del nacionalismo priísta que ha marcado la senda del Ejército Mexicano con respecto a sus relaciones con sus pares de los Estados Unidos.

 

En el sexenio de Vicente Fox la voz del entonces secretario de la Defensa, el general Clemente Vega García, resonaba en las escaleras de la Cámara de Diputados cuando tras una comparecencia ríspida, paraba en seco a los reporteros que le preguntamos sobre misiones mantenimiento de la paz con participación de tropas mexicanas o la incursión de la Sedena en ejercicios militares multinacionales.

 

Sépanlo bien de una vez por todas, dijo, nunca ningún soldado, ningún oficial o jefe estará bajo el mando de y las órdenes de militares extranjeros, ¡nunca!, dijo Vega ese día.

 

Algo de ese espíritu prevalece en las filas militares, luchando a contracorriente con lo ordenado por el general secretario Salvador Cienfuegos Zepeda, cuya directiva es la de transformar a fondo la doctrina y los contenidos de la educación que se imparte en los planteles del sistema educativo militar, para igualarlo con los mejores del mundo.

 

Sin embargo, en el camino el proyecto sigue tropezando con las acciones medibles, censurables, de la tropa y sus jefes cuando de respeto a los derechos humanos de trata.

 

No en balde el Ejército ha dejado de ser, desde hace unos cuatro años, la institución más respetada y con mayor confianza para los mexicanos. La Marina ocupa ese sito por encima de la Iglesia, la clase política y, por supuesto, los cuerpos policiacos.

 

La encuesta más reciente sobre niveles de confianza en las instituciones del país muestra una vez a la Marina a frente de las preferencias y por encima del Ejército, aunque ambas instancias aparecen con retrocesos respecto a sondeos anteriores sobre el mismo tema.

 

En realidad, el voto de confianza y la cooperación plena para que la Marina recapture a Guzmán Loera tiene la patente del Pentágono y la aceptación plena -sin salida- del gobierno de Enrique Peña Nieto.

 

Por eso, por la cooperación en todos los niveles, por el aporte tecnológico y el despliegue táctico, pero sobre todo porque la segunda fuga de El Chapo fue una afrenta a la institución, a las relaciones navales fuera del país y a la imagen de un gobierno encerrado en sí mismo, la Marina deberá detenerlo para que sea extraditado de inmediato o en el menor lapso posible a los Estados Unidos.

 

Otro escenario sería impensable, aunque no imposible.

 

@JorgeMedellin95