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Políticas y valores

La migración no es el único tema en que podemos estar en desacuerdo o ser intolerantes.

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Escrito en OPINIÓN el

Mucho hemos comentado en entregas anteriores sobre lo complicado que resulta cambiar la mentalidad de las personas cuando durante toda su vida han pensado de determinada manera. Allí radica la importancia de la educación y de los valores que nos enseñan desde casa (hablo, por ejemplo, de la tolerancia, la inclusión y la pluralidad). Estos valores no son fáciles de obtener y de arraigar en las personas, especialmente si el entorno conspira en contra. Y lo más complicado del asunto es que finalmente, estos valores se vuelven actitudes y posteriormente conductas. Si en la conducta de las personas no están imbuidos estos valores, jamás lograremos cambiar la forma de pensar.

 

Ahora bien, todos hemos escuchado la frase: “El pueblo tiene el gobierno que se merece”. Dicho en otras palabras, el gobierno está nutrido de las mismas personas que conforman a la sociedad y los gobiernos –por ende– no pueden ser ni mucho mejores ni mucho peores que la sociedad a la que están gobernando. Hegel solía decir que el gobierno es un “reflejo” de la sociedad; es un espejo. Y traigo esto último a cuento, porque precisamente lo que se refleja en los gobiernos son los valores de las personas. Y también éstos acabarán por determinar las conductas de las autoridades y de las administraciones: es decir, se convertirán en políticas públicas.

 

Pues ni más ni menos que todo esto es cierto y se aplica en una variedad de situaciones y circunstancias. Sin embargo, y para el caso que nos ocupa, comentaré que ello me vino a la mente por varias razones. Tuvimos oportunidad de ser testigos de lo complicado del fenómeno migratorio en Estados Unidos por diversos episodios. El primero de ellos fue la entrevista que le hizo el periodista de Univisión Jorge Ramos a la comentarista Ann Coulter, en la que comentó que la cultura de Estados Unidos es superior a las demás, y que por ende, la migración no debería existir. Cabe mencionar que ella es una activista muy conservadora, y cuya postura en estos tópicos es más que evidente. Pero además de esto, también hay otros reportes en la prensa sobre manifestaciones en contra de la migración, por mencionar uno de los tópicos en cuestión.

 

La migración no es el único tema en que podemos estar en desacuerdo o ser intolerantes. Los hay de otra índole y de otro estilo. ¿Cuál es el problema? Finalmente creo que todo se reduce en una falta de valores plurales y de inclusión que, en ciertas ocasiones, se convierten en políticas públicas y son los gobiernos quienes acaban actuando de esa manera. Por ejemplo, valdría la pena preguntarnos cuántos ciudadanos de Estados Unidos piensan como esta comentarista. Simplemente hablando creo que el hecho de decir que otras culturas en el mundo (como la latinoamericana) son “deficientes” y que la de Estados Unidos es superior, refleja una falta de sensibilidad social para la gran cantidad de ciudadanos de este país que tienen raíces latinas (o hispanas, como le llaman de este lado de la frontera).

 

Ya no se trata de un problema de legalidad. No estamos hablando de cruzar la frontera ilegalmente o la documentación o falta de papeles para muchos migrantes en Estados Unidos. Estamos hablando de un problema de inclusión y de cómo cambiar los prejuicios establecidos contra lo que es diferente.

 

Como decía al inicio, el problema de las políticas públicas no radica exclusivamente en los planes de gobierno y en los diseños institucionales que se llevan a cabo por los gobiernos en determinado momento. Es más, creo que ni siquiera es una cuestión partidista. La democracia tendría que ser capaz de garantizar que quienes piensan diferente también tenga una oportunidad de discutir sus puntos, y me parece que el lugar para formar y abonar este terreno fértil tendría que estar en cada uno de nosotros. Parecerá trillado, pero en la medida en que la educación no contribuya a cambiar los valores y la cultura de las personas, será prácticamente imposible cambiar a la sociedad y menos al gobierno. No es la primera vez que comentamos el punto. Ahora, lo que sigue pensar es qué podemos hacer nosotros activamente para dar pasos hacia esa ruta. Eso lo discutiremos próximamente.

 

@fedeling