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Poder y poderío

La gente lucha por el poder, no se pelean el servicio público. Se busca ser “mas” que los demás, no ser “útil” a los demás | Armando Cruz

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Escrito en OPINIÓN el

“Poder” es un verbo reflexivo que implica tener la capacidad o la facultad de hacer algo. Yo puedo hablar, puedo pensar, puedo caminar, y así se nota el uso correcto de ese vocablo.

También hay otra acepción de “poder” como la capacidad de imponer la voluntad propia por encima de la de otros. En mi opinión, este último fenómeno no constituye “poder” sino “poderío”. El uso de un poder o capacidad de influencia para fines de beneficio personal.

Poder político


Actualmente se habla de “poder político”, “poder económico” (capacidad de compra o adquisición de mercancía con recursos económicos) o hasta del “poder” que ejercen la iglesia y los medios de comunicación. Pero todas estas manifestaciones lo que reflejan es un intento de “poderío” personal, y no del verdadero ejercicio del poder.

Las principales formas de poder en el marco del Estado se reflejan en instituciones políticas. Ejemplos de ello son los Artículos 80 y 94 de la Constitución Política, que dicen: “Se deposita el ejercicio del Supremo Poder Ejecutivo de la Unión en un solo individuo, que se denominará Presidente de los Estados Unidos Mexicanos” y “Se deposita el ejercicio del Poder Judicial de la Federación en una Suprema Corte de Justicia, en un Tribunal Electoral, en Tribunales Colegiados y Unitarios de Circuito y en Juzgados de Distrito”.

Lo malo de ello es que, cuando se habla del ejercicio del poder del Estado (soberanía, o capacidad ilimitada de tomar sus propias decisiones), se confunde el ejercicio del poder público del estado, capacidad soberana de autodeterminación o toma de decisiones, con el poderío personal de unos cuantos (“poder político”).

Ejercicio de funciones públicas


Es preferible describir las funciones de estado como: ejercicio de funciones públicas, en vez de ponerles la etiqueta de “ejercicio del poder” y así permitir su distorsión para beneficio personal de unos cuantos.

La gente lucha por el poder, no se pelean el servicio público. Se busca ser “mas” que los demás, no ser “útil” a los demás.

De tal suerte que la legitimidad de ejercicio del poder no está en las personas o en las decisiones políticas, sino en si estas desempeñan su labor con miras al cumplimiento de objetivos, principios y valores aceptados que beneficien a todo el colectivo.

Por eso las campañas políticas cuestan tanto y se vuelven luchas encarnizadas.

Flor de loto


Hay que ejercer directamente el “poder” del Estado, para que este cumpla con sus fines.

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