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¿Podemos cambiar la política?

Podemos no coincidir con Pablo Iglesias, podemos estar en contra de sus postulados, lo que no podemos es seguir creyendo que los actuales mecanismos para acceder al poder, representados a través de los partidos políticos, representan (con contadísimas excepciones) causas ciudadanas legítimas, modernas y viables.

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Escrito en OPINIÓN el

Es un hecho que los partidos políticos están cada vez más desgastados, los esquemas de poder al interior de dichas instituciones son cerrados, la toma de decisiones sigue siendo cupular, el nepotismo predomina. Y todo ello en conjunto genera, que cada vez más generaciones de libres pensadores, se alejen de toda clase de militancia partidista, ¡Asusta!

Y como ejemplo de lo anterior, antes de remitirnos a la triste situación de nuestro país, resulta bastante interesante analizar lo que ha ocurrido en las elecciones al Parlamento Europeo hace unos días. No deja de sorprender que quienes resultaron “victoriosos” fueron los partidos no tradicionales, ya sea por su alto sentido nacionalista, sus declaraciones xenófobas, anti europeístas o activistas, el mensaje es claro, los partidos políticos de siempre, con las agendas moderadas de siempre, han dejado de ser atractivos para un gran porcentaje de la población.

Aún más ilustrativo es, poner la lupa en lo ocurrido en España con el recién creado Podemos y su gran sorpresa al obtener más de 1 millones de votos, lo que se traducirá en 5 eurodiputados. Podría sobresalir, que su líder, sea un profesor universitario, de cabello largo, que use pulseras tejidas en las muñecas  que tenga un discurso mucho más coloquial y que le hable de tú a tú a las juventudes, sin embargo lo verdaderamente interesante está en preguntarnos ¿Por qué allá si funcionó y acá no? ¿Es por Pablo Iglesias, es el personaje? ¿Es la ciudadanía europea la que lo hace posible? ¿Están más hartos los españoles del Partido Popular que los mexicanos del PRI? No lo sé.

Pese a ello, no deja de ser interesante el discurso que Podemos maneja, de entrada, no se asumen (mañosamente) como partido político, sino como un “método participativo abierto a toda la ciudadanía”, asumen su postura ideológica, pretendiendo  dejar de lado la dañada identidad con la que se identifica el fragmentado y limitado espectro de la izquierda, rompiendo con las viejas estructuras de partidos que  favorecen únicamente a unos cuantos privilegiados, abriendo las puertas para que hacer política deje de ser exclusivo de los políticos, identificándose con aquella  generación que ha crecido con la adquisición de derechos, y  por eso, más que políticos se consideran activistas.

 ¿Es posible un nuevo tipo de organización y otra forma de hacer política? A Podemos ya le funcionó, al menos en la urnas, habrá que estar pendiente de cómo evoluciona este grupo de ciudadanos y al menos a mí, me llama y bastante la atención, observar cómo es que pretenden convertir la indignación en cambio político.

Y sobre México, la verdad es que prefiero no hablar ahora de lo que ocurre aquí en México, únicamente  expresar que creo firmemente que la política debe de ciudadanizarse, que los esquemas de organización deben virar hacia la horizontalidad y dejar de lado las verticalidades impuestas, que los partidos políticos deben ser de puertas abiertas, que las opiniones disidentes deben ser tomadas en cuenta y no segregadas, que el debate enriquece la vida democrática del país y que mientras más personas puedan vivenciar que su libertad es el valor más preciado y que en consecuencia de la misma puedan hacer, decir, pensar o sentir lo que deseen, tendremos un México mejor.

¡Veremos!

 

@elfamosomarvin

www.elfamosomarvin.com